Hospitales de EEUU cobran 10 veces más de lo que cuestan sus servicios

La atención médica en Estados Unidos es cara, muy cara. Y para los que no cuentan con seguro médico las facturas de hospitales, médicos, técnicos de salud y demás puede llegar a sumas estratosféricas que, en muchas ocasiones, van más allá de la capacidad de pago del paciente.

La imposibilidad de pagar las cuentas hospitalarias es, de acuerdo a la televisora NBC, la primera causa de bancarrotas entre los estadounidenses. Casi 2 millones de persona se declararon en quiebra por esa razón en 2013. Y aproximadamente el 40% debe dinero por cuidados médicos recibidos, de acuerdo a The Atlantic, si bien es cierto que no todo ese monto es necesariamente deuda que acaba siendo impagable, o incobrable, según se vea.

Manifestantes apoyan a Obamacare y critican los altos costos de la salud en EEUU ante la Corte Suprema. (Reuters)
Manifestantes apoyan a Obamacare y critican los altos costos de la salud en EEUU ante la Corte Suprema. (Reuters)

Para colmo, algunos hospitales simplemente rompen récords en el rudo rubro de cobrar de más a sus pacientes sin seguro médico. El Washington Post difundió un estudio que señala que 50 hospitales del país -49 de ellos entidades con fines de lucro y 20 de ellos ubicados en Florida- les hacen pagar a sus pacientes sin seguro médico más de 10 veces el costo real de su tratamiento. Algunos llegan a cobrar hasta 12.6 veces, cuando el promedio nacional en centros de salud del país es 3.4.

De esos 50 hospitales hay dos corporaciones notorias por sus cobros excesivos: Community Health Systems, que administra 25 de los 50 hospitales de la lista, y Hospital Corporation of America, que opera 14.

Y la razón principal por la que cobran esas cifras estratosféricas sería, simplemente, porque pueden, porque nadie les dice que no lo hagan o trata de impedírselo, dijo al Post el profesor Gerard Anderson, uno de los autores del estudio. En contrapartida, funcionarios de esas instituciones alegaron que la realidad no es realmente así, pues ofrecen significativos descuentos a pacientes sin seguro médico o con seguro insuficiente.

El problema es que, a diferencia de otros servicios, a un paciente le resulta muy difícil comparar precios y calidades de servicios para elegir el que les resulte más atractivo o asequible. Y muchas veces el monto final de una factura no se conoce sino hasta que el tratamiento se ha prestado, lo que llega a producir sorpresas mayúsculas. Además no hay regulaciones federales que limiten lo que un hospital puede cobrar y solo dos estados, de acuerdo al ‘Post’, intervienen en la definición de tarifas hospitalarias: Maryland y Virginia del Oeste.

Un ejemplo de las hondas variaciones en los costos de los servicios médicos es citado por The Atlantic: un procedimiento contra una hemorragia intestinal cuesta en California 291,000 dólares contra los 5,400 dólares que se cobra por ello en Arkansas, de acuerdo a datos de NerdWallet.

También se añade que el 63% de los estadounidenses ha recibido en algún momento una factura por servicios médicos más elevada de lo que tenía pensado pagar, aunque no en las enormes proporciones mencionadas.

Los 50 hospitales referidos reflejan casos específicos de cobros exageradamente abultados, pero en general el costo de la atención médica en EEUU es muy elevado. Por ejemplo, de acuerdo al New York Times, el 46% de los participantes de una encuesta consideraron que es muy difícil pagar los costos de la atención médica básica. La Ley de Cuidado de Salud (Obamacare) es un paso para solucionar este dilema, tanto vía la expansión de Medicaid (a la que muchos estados aún no se suman) como mediante el subsidio de pólizas de seguro médico privado. Pero una solución cabal aún sigue pendiente, y no parece que llegará –como sí lo hacen miles y miles de elevadas facturas- en el corto plazo.

Basta decir como conclusión que, segúb Consumer Reports, EEUU es el país con el mayor costo per cápita de servicios de salud en el mundo, y también en el que ese costo se incrementa más rápido.

A ese ritmo, no hay cartera que aguante.