Los habitantes de Samoa Americana luchan por ser ciudadanos de EEUU

¿Qué significa que una persona sea nacional de Estados Unidos, pero no ciudadana de ese país? La respuesta la conocen con particular escozor los habitantes del territorio de Samoa Americana, una posesión estadounidense en el Pacífico del Sur, relativamente cerca de Fiji, con una población de unas 60,000 personas.

El peculiar estatuto de ese territorio, que Estados Unidos controla desde 1900, hace que los nacidos en Samoa Americana no tengan la nacionalidad estadounidense por nacimiento, algo de lo que sí gozan los nacidos en otras posesiones estadounidenses similares, como Guam o las Marianas, también en el Pacífico. Son solamente "nacionales estadounidenses" y por ello no pueden votar en las elecciones federales, aunque sí pueden residir y trabajar en Estados Unidos sin restricciones. Pero si desean lograr la ciudadanía completa deben completar el proceso de naturalización viviendo en otra parte de Estados Unidos y pagar los costos de ese proceso.

A la belleza natural de Samoa Americana sus habitantes quieren añadir la ciudadanía de EEUU. (AFP)
A la belleza natural de Samoa Americana sus habitantes quieren añadir la ciudadanía de EEUU. (AFP)

Sea como sea, a muchos samoanoamericanos les parece que su situación es injusta, pues consideran a Estados Unidos su patria en todo el sentido de la palabra (muchos de ellos han servido en las fuerzas armadas estadounidenses), y buscaron en 2013, mediante una demanda legal, que se les reconociera su condición de ciudadanos y, así, se resolviera lo que ellos consideran una suerte de discriminación. El problema, como indicó CNN en un artículo de análisis, es que históricamente la ciudadanía no se les ha reconocido a los nacidos en posesiones estadounidenses salvo cuando el Congreso lo dicta de modo específico.

Así sucedió con Guam, Puerto Rico o las Islas Vírgenes estadounidenses: en su momento, el Congreso les concedió explícitamente la ciudadanía. Por ello, la demanda de los samoanos, al parecer, tenía de entrada pocas probabilidades de prosperar en corte y, de hecho, el caso se perdió en el juzgado de primera instancia.

Pero hace poco el caso fue aceptado en una corte federal de apelaciones y la esperanza de ser reconocidos como ciudadanos volvió a los habitantes de Samoa Americana. Con todo, incluso considerando que la Enmienda 14 de la Constitución señala que todos los nacidos en Estados Unidos y sujetos a su jurisdicción son ciudadanos, los territorios o posesiones territoriales, como es el caso de Samoa, no son consideradas en sí mismas parte de los Estados Unidos. Y aunque algunos critican que esa noción es un resabio de actitudes coloniales y hasta racistas, es la opinión que ha prevalecido hasta ahora en el análisis del caso.

Un atleta porta la bandera de Samoa Americana en un evento olímpico. (AFP)
Un atleta porta la bandera de Samoa Americana en un evento olímpico. (AFP)

Pese a la justicia de la demanda de los samoanos, es improbable –según analistas- que una corte les conceda la ciudadanía, una atribución que históricamente ha sido reservada al Congreso, que lo hizo en su momento para el caso de Guam, por ejemplo. Además, de acuerdo al periódico ‘Washington Times’ una de las peculiaridades de esta demanda es que, al analizar si los samoanoamericanos son o no ciudadanos estadounidenses, también se revise el estatuto de los otros territorios del país, como es el caso de Guam y las Marianas, cuyos habitantes sí son ciudadanos y pueden votar pero no cuentan con representación formal directa en el Congreso.

Por otro lado, hay objeciones incluso del propio gobierno de Samoa Americana, que considera que si se le concede ciudadanía automática a los habitantes se pondrían en riesgo prácticas tradicionales locales, sobre todo las que conceden derechos de propiedad de tierras con base en la herencia samoana, según indicó el ‘Washington Times’. Y otros añaden que convertirse en ciudadano debe ser una elección de cada samoanoamericano, y no algo automático y obligatorio.

Habrá que esperar lo que dicte la corte de apelaciones, y cabe la posibilidad de que incluso un nuevo fallo negativo pueda suscitar una apelación a la Corte Suprema. La otra vía es el Congreso, para lograr que a los samoanoamericanos se les conceda la ciudadanía como en su momento la recibieron los puertorriqueños o los nacidos en Guam. Pero, dadas las tortuosas condiciones partidarias actuales, eso parece improbable en el corto plazo, pues el gobierno federal no estaría dispuesto a impulsar ahora una moción así en el Congreso, luego de litigar en contra de la demanda, ni es claro que tal petición pueda contar, por ahora, con apoyo partidista suficiente.

Entre tanto, tal parece que la última frontera de la expansión estadounidense seguirá, por ahora, en su peculiar limbo de ciudadanía.