La inmensa magnitud de los billones de la deuda de EEUU

La deuda nacional de Estados Unidos, el dinero que el gobierno federal le debe al público y el que se deben entre sí entidades federales, alcanzó recientemente la histórica suma de $18 billones de dólares. El origen de esa deuda es, en líneas generales, la acumulación sucesiva de los créditos que el gobierno ha debido contraer para cubrir su déficit y obtener la diferencia entre sus ingresos y sus gastos, entre lo que recauda por impuestos y otras tarifas y lo que se gasta en el presupuesto federal cada año.

El monto de $18 billones suena justamente monumental, ¿pero qué significa en realidad esa cifra, cómo puede comprenderla el general de la población que, en promedio, gana al año apenas algunas decenas de miles de dólares?

La deuda del gobierno federal de EEUU suma ya más de $18 billones. (Yahoo! Finance)
La deuda del gobierno federal de EEUU suma ya más de $18 billones. (Yahoo! Finance)

Hay varias maneras de expresar la inmensidad de esos $18 billones, y de ponerla en perspectiva. Cabe empezar clarificando que, en inglés, se le llama ‘trillion’ a una cifra compuesta de millones de millones, y ‘billion’ al rango de miles de millones. En cambio, en español a los millones de millones se les llama billones, y los miles de millones son solo eso, miles de millones. Así que, si bien en inglés se habla de que la deuda nacional alcanzó los $18 ‘trillions’ eso se traduce apropiadamente en $18 billones. Sutilezas matemáticas del español.

En todo caso se habla de inmensidades. Una de ellas es la meramente física, como lo ilustra un curioso gráfico animado del portal BuzzFeed.  En él se hace el ejercicio de mostrar qué significa un trillón al expresar el tamaño que tendría una masa de un billón de billetes de $1. El resultado es literalmente astronómico: si se pusieran uno junto a otro un billón de esos billetes cubrirían más de la distancia entre la tierra y el sol. Un billón de segundos son más de 30,000 años.  Y una gorda pila de 18 billones de billetes sería sustancialmente más alta que el mayor edificio de Estados Unidos, el nuevo World Trade Center de Nueva York.

Y hay magnitudes económicas en ello. Dividida la deuda entre todos los habitantes de Estados Unidos le tocarían más de $56,000 a cada uno. La cifra se eleva a más de $154,000 si la deuda solo se divide entre los que pagan impuestos. Además, sumando otras cifras relevantes resulta que los $18 billones son equivalentes a cinco veces todo el presupuesto nacional anual de Estados Unidos y 30 veces todo lo que el país se gasta al año en defensa, incluidas todas las fuerzas armadas y sus guerras.  Además, debe aclararse que en realidad no hay manera de reunir juntos $18 billones de dólares en billetes o monedas (salvo que se emitiesen singulares pero inverosímiles billetes de un billón o algo así), pues esos $18 billones superan con creces la base monetaria de la nación.

Además de su inmensidad, lo relevante de esa deuda es a quién se le debe y en qué proporción. En general, tres cuartas partes de ella reside en instrumentos de deuda en poder del público en general, y el resto es deuda que se deben entre sí entidades gubernamentales. Y de la deuda en manos del público poco menos de la mitad, alrededor de $6 billones, está en manos extranjeras, siendo inversionistas privados o gubernamentales de China y Japón los que más poseen, con más de $1 billón cada uno.

Toda la base monetaria existente en el país es menor que la deuda del gobierno. (Yahoo! Finance)
Toda la base monetaria existente en el país es menor que la deuda del gobierno. (Yahoo! Finance)

Así que, al menos en ese sentido, la distancia entre Estados Unidos y China, expresada en billetes de $1, podría ser cubierta sin problema con la deuda estadounidense en manos de ese país asiático.

Con todo, la situación de Estados Unidos no es la peor en concepto de deuda pública. Japón, por ejemplo, debe casi $10 billones, el triple en términos proporcionales al tamaño de su Producto Nacional Bruto (PNB) en comparación a la deuda estadounidense.

Sea como sea, deber en esas magnitudes nunca es bueno, y la deuda nacional es foco de intensa pugna política y, desde luego, de medidas para tratar de mitigarla, si bien en épocas de grave crisis (como la pasada Gran Recesión), el aumento de la deuda pública fue una solución para evitar desastres económicos mayores y propiciar la recuperación.

En todo caso hay todavía un largo camino hasta que esa deuda logre ser reducida, si es que se reduce, de modo sustantivo. El consejo, para usted, es ahorrar y sólo deber lo que es realmente relevante y manejable.