La joven indocumentada que llegó a vicepresidenta de una poderosa firma en Wall Street

Julissa Arc, siendo indocumentada llegó a ser VP de Goldman Sachs. Hoy, ya ciudadana, lucha por los indocumentados. (Facebook/Julissa Arce)
Julissa Arc, siendo indocumentada llegó a ser VP de Goldman Sachs. Hoy, ya ciudadana, lucha por los indocumentados. (Facebook/Julissa Arce)

Se les ve en las esquinas, esperando el paso de una camioneta que los lleve a realizar un trabajo manual intenso, en la construcción, en el campo. En las cocinas de restaurantes, preparando delicias para satisfacer paladares de todo tipo. En las casas y oficinas limpiando y organizando para lograr un ambiente laboral mejor. En las marchas a favor de una reforma migratoria justa. Todos, cada uno a su medida, contribuyen al desarrollo nacional y luchan por dar a sus familias una vida mejor.

Son los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, una considerable cantidad de ellos provenientes de América Latina. Pero el origen de estos inmigrantes es muy variado y los hay de muy diversos y sorprendentes perfiles.

Un caso singular, según relata la radio NPR, es el de Julissa Arce, de 32 años.

Originaria de México, llegó con visa de turista siendo niña, y se quedó en EEUU luego de que ese permiso expiró. Pero su circunstancia no la limitó ni frenó y ella obtuvo excelentes calificaciones en el preuniversitario y la universidad, se graduó y logró ascender laboralmente hasta convertirse en vicepresidenta de una de las más poderosas firmas financieras de Wall Street, Goldman Sachs. En la cúspide, su ingreso anual llegó a ser de 300,000 dólares al año.

De acuerdo al portal Bloomberg, el ser indocumentada nunca frenó a Arce. Sus talentos profesionales le permitieron conseguir el éxito –el sueño americano- y escalar alto en Goldman Sachs y luego, en Merrill Lynch. Pero aunque realizaba operaciones millonarias para sus clientes y sus empresas y estaba como pez en el agua en el ambiente de las finanzas corporativas (estudió Administración de Negocios en la Universidad de Texas, en Austin, gracias a una ley estatal que abrió oportunidades de educación superior para los indocumentados), ella siempre tuvo sobre sí el miedo a ser identificada por su estatus migratorio, a ser deportada, a que todo lo logrado se viniera abajo, justo como lo sufre un trabajador manual en una construcción.

Según Bloomberg, en algún momento la joven utilizó documentos de identidad falsos y, por ello, no pudo salir del país para despedirse de su padre, quien murió en el 2007.

Su angustia por no tener un estatus migratorio legal la marcó profundamente, como a millones de personas en su situación en Estados Unidos. En su momento, Goldman Sachs nunca descubrió su condición de indocumentada, quizá, como sugiere Bloomberg, porque nadie allí se imaginó que una persona "sin papeles" pudiese llegar hasta el superselecto círculo de profesionales.

Julissa Arce con Mike Bloomber, multimillonario y exalcalde de Nueva York. (Twitter/JulissaArce)
Julissa Arce con Mike Bloomber, multimillonario y exalcalde de Nueva York. (Twitter/JulissaArce)

Al final su novio le propuso matrimonio y ella legalizó su situación por esa vía. Pudo regresar a México para ver a sus familiares y en un momento decidió dejar su carrera en el mundo financiero y comenzó a trabajar en Define American, una organización sin fines de lucro que lucha por los derechos de los indocumentados.

El fundador de esa entidad, José Antonio Vargas, tiene una historia similar a la de Arce: Vargas alcanzó la cima del periodismo y ganó un premio Pullitzer dentro del Washington Post antes de revelar, en un artículo muy citado en The New York Times, que era indocumentado.

En cierto modo, sus historias son reflejos entre sí y ecos de una realidad que afecta a millones de personas en Estados Unidos.

Finalmente, Arce logró la ciudadanía estadounidense en agosto de 2014 y con ello cerró un capítulo personal de gran calado en su vida. Su éxito lo forjó con trabajo e inteligencia y nadie le regaló nada. Pero, en su interior, presumiblemente continúa sintiendo la misma empatía por lo que aún enfrentan la vida sin un estatus migratorio regular en Estados Unidos. Trabajar a favor de esos millones de inmigrantes, como en su momento lo hizo para ofrecer ganancias millonarias a sus clientes, es ahora su ruta.