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El admirable gesto de un joven que le construyó una casa diminuta a una mujer desamparada

Vivir en la calle no tiene por qué significar sufrir a la intemperie o resignarse a la indigencia. Incluso hay quien pone manos a la obra y le da una solución diferente, solidaria y auspiciosa al drama de quien no tiene un hogar donde vivir.

Es el caso de Elvis Summers, un residente de Los Ángeles quien de acuerdo al portal The Good News Network decidió un día ayudar a remediar la difícil situación en la que se encontraba Smokie, una mujer indigente de 60 años que a veces acudía al complejo de apartamentos donde vive Summers pidiendo objetos reciclados u otras ayudas. Al parecer, la mujer no tenía un techo propio y subsistía literalmente en la calle.

Elvis Summers y Smokie, la indigente para la que él construyó una minicasita. (YouTube(StartingHuman)
Elvis Summers y Smokie, la indigente para la que él construyó una minicasita. (YouTube(StartingHuman)

Entonces, según el periódico Daily News, Summers recordó la historia de un hombre de Oakland que construye pequeñas casas con materiales reciclados y optó por hacer lo mismo para darle una casa a Smokie.

Así, en cinco días, con una inversión de 500 dólares y su propio trabajo, Summers creó en la calle –enfrente de donde él vive- una pequeña casita de madera y otros materiales, que para Smokie constituye todo un hogar. Hasta los policías locales le han dicho que mientras la casita se mueva de lugar cada 72 horas, no habría problema por el hecho de que no cuenta con ningún permiso específico para estar en la vía pública.

Summers documentó la construcción de la casita para Smokie en video y lo colocó en Youtube. Se ha vuelto viral con más de 2.5 millones de vistas.

Y Summers ha decidido no detenerse en un solo proyecto: en el portal de recaudación de fondos GoFundMe comenzó una campaña para recolectar 50,000 dólares y emprender la iniciativa "Tiny House Huge Purpose" (Una casita con gran propósito), que se enfocará en construir esas pequeñas viviendas para dar esperanza y dignidad a más indigentes. Lleva ya 17,000 dólares recaudados.

Pero las casitas de Summers no son el único caso peculiar de viviendas diminutas. El periódico San José Mercury News relata la historia de Gregory Kloehn, de 43 años, el artista del área de Oakland en el que presumiblemente Summers halló su inspiración. Kloehn es escultor y usando sus dotes artísticas y constructivas ha creado ya 10 pequeñas casitas utilizando materiales desechados y contendores de basura. Les añade techos, ventanas e incluso instalaciones de electricidad, agua potable y manejo de desechos sanitarios. Hasta una pecera.

Gregory Kloehn y una de las minicasitas que construye para ayudar a indigentes. (YouTube/HooplaHa)
Gregory Kloehn y una de las minicasitas que construye para ayudar a indigentes. (YouTube/HooplaHa)

Las casas de Kloehn son pequeñas pero completamente funcionales y ofrecen a los indigentes todo lo necesario para, en realidad, empezar a dejar de llamarse como tales. Y si bien él construye y vende esas casas a mayor escala usando como base contenedores de barco, a los indigentes se las ofrece gratis. No pretende dotar a todos los desamparados de Oakland de una de ellas, pero sigue construyendo y buscando nuevas soluciones prácticas, funcionales y creativas.

Y hay quien, sin ser indigente en ningún sentido, simplemente prefiere vivir en casas pequeñas, de no más de 200 pies cuadrados, incluso de la mitad de ello. Es el caso de Dee Williams, que reside en el estado de Washington. Según el Daily News, ella decidió hace un tiempo vender su casa de tres habitaciones y demás áreas de estar y se mudó a una casita de 84 pies cuadrados, que está montada sobre ruedas y puede ser trasladada de lugar de ser necesario. Ella cuenta que tras ser diagnosticada con un grave mal cardiaco decidió simplemente dar un giro drástico a su vida y mudarse a su casita para vivir con lo justo y necesario para pasarla bien. Lleva ya más de una década haciéndolo y todo lo documentó en un libro de memorias titulado ‘The Big Tiny’.

Así, sea por cuestiones caritativas, artísticas, de salud o de mera necesidad, construir y habitar una minicasita es una opción que muchos han asumido con entusiasmo.