La jugosa suma que se les paga a los residentes por vivir en Alaska

Quienes en Estados Unidos se quejan de los altos impuestos al ingreso predial o a la propiedad (que en muchos condados llega a ser del 2% o más del valor del inmueble al año, según CNN Money), podrían considerar mudarse a Alaska. Allí, además de que no existe el impuesto al ingreso estatal (sólo el federal) y de que el predial es más bajo que en otros estados, un fondo especial le paga cada año a cada residente un dividendo solo por el hecho de vivir allí.

En 2015, ese dividendo llegó a una suma récord: 2,072 dólares por persona, que será pagada a los beneficiarios elegibles a partir del 1 de octubre. Ese dinero procede del Fondo Permanente de Alaska, un singular esquema creado por la Constitución estatal y que canaliza al menos 25% de las regalías que las compañías petroleras le pagan al estado –que son muy cuantiosas- para crear una fuente de recursos en beneficio de las futuras generaciones una vez que se agoten los hidrocarburos en Alaska (la fuente principal de ingresos públicos del estado).

La niña Shania Sommer revela el dividendo que Alaska le pagará a ella y a sus residentes en 2015. (AP)
La niña Shania Sommer revela el dividendo que Alaska le pagará a ella y a sus residentes en 2015. (AP)

Pero además de guardar y hacer crecer ese dinero –que actualmente asciende a 50,603 millones de dólares, según la Corporación pública que lo administra–, el Fondo le paga un dividendo anual a los residentes de Alaska elegibles y lo ha hecho de 1982 a la fecha.

Ciertamente hay requisitos para poder ser beneficiario de ese cheque anual, en esta ocasión de 2,072 dólares por persona. Según el propio Fondo Permanente, para ser elegible una persona debió residir en Alaska durante todo 2014 y tener, a la fecha de solicitud del dividendo, la intención de continuar viviendo allí indefinidamente. Además, no se debe tener residencia en otro estado o condado, ni haber obtenido residencia o beneficio en otro estado o condado desde el 31 de diciembre de 2013 a la fecha.

No pueden solicitar el beneficio quienes hayan estado ausentes de Alaska por más de 180 días (salvo por razones justificable). Y, para no recompensar a los que han roto la ley, nadie que haya sido sentenciado de un crimen en 2014 o haya estado encarcelado durante ese año resulta elegible.

Así, como informó la televisora KTVA, 644,000 alasqueños recibirán ese pago, incluidos menores de edad (la población total del estado era de unas 736,000 personas en 2014). Un monto nada desdeñable por ejemplo, para una familia con varios hijos y que en total suma unos 1,330 millones de dólares, más que todo el presupuesto anual del estado para educación.

Con todo, vivir en Alaska no es precisamente fácil, por lo inclemente del frío, la enorme lejanía y el costo de muchos productos y servicios. Por ello, ese dividendo es una gran ayuda para miles y miles de personas.

El petróleo fluye masivamente de Alaska, y sus regalías generan la mayoría de los ingresos estatales. (AP)
El petróleo fluye masivamente de Alaska, y sus regalías generan la mayoría de los ingresos estatales. (AP)

Esa bonanza contrasta, como lo señaló el periódico Fairbanks Daily News-Miner, con la presente crisis presupuestal del gobierno de Alaska. La baja de los precios del petróleo ha mermado los ingresos estatales y algunos han comenzado a ver a los dividendos del fondo permanente como una opción. Pero dado que la razón de ser del fondo, aunque beneficie actualmente a su población, son las generaciones futuras, hay grandes obstáculos y oposición a comenzar a usar ese dinero para otras cosas, por lo que también se consideran otras fuentes, entre ellas un impuesto estatal al ingreso o  las ventas.

Imponer nuevos impuestos en cierta medida le restaría atractivo a vivir en el estado, en términos fiscales, pero dado el bajo precio del petróleo actual (y la incertidumbre sobre un alza sostenida en el futuro), los alasqueños deben buscar alternativas. Pero si el dinero es para el futuro, y en algunos años el petróleo podría acabarse, hipotecarlo para resolver coyunturas presentes parece una mala apuesta que muchos en Alaska simplemente prefieren no jugar.