La efímera pero emotiva apertura del muro fronterizo México-EUUU

El muro fronterizo entre Estados Unidos y México es, por lo general, un símbolo ominoso de exclusión y desconfianza. Muchos lo han caracterizado como una cicatriz y hasta una llaga viva por el sufrimiento y a veces la muerte de quienes cruzan rumbo al norte en pos de una vida mejor y de quienes son deportados y separados de sus familiares que se quedaron en territorio estadounidense.

Algunos lo entienden como un freno de seguridad para prevenir que delincuentes y traficantes penetren en EEUU desde el sur, y ha sido un recurso a mano para políticos antiinmigrantes necesitados de justificaciones retóricas. Y es, desde luego, una drástica división entre ricos y pobres, entre poderosos y débiles.

Pero a veces es también, en notables excepciones, un punto de confluencia y de entendimiento. Es el caso de la puerta en el muro ubicada en el Parque de la Amistad, en la playa de la frontera entre Tijuana y San Diego, que se abrió por unos momentos este fin de semana.

Yolanda Varona se reune con su hija por unos instantes en la frontera entre México y EEUU. (Captura de video, Facebook/Hector Barajas)
Yolanda Varona se reune con su hija por unos instantes en la frontera entre México y EEUU. (Captura de video, Facebook/Hector Barajas)

Varias personas pudieron cruzar esa puerta desde el lado estadounidense para reunirse brevemente, por apenas dos minutos, con seres queridos que hicieron lo mismo del lado mexicano. La ventaja fue que hacerlo y volver después al país respectivo no requirió de visas ni estatus de inmigración específicos, aunque sí implicó una vigilancia especial por parte de la Patrulla Fronteriza. Fue un momento de solidaria neutralidad.

El periódico Union Tribune de San Diego relata, por ejemplo, el caso de los niños Alexis López y su hermano Giovanni, quienes pudieron ver a su madre Lourdes Barraza por primera vez en dos años luego de que ella fue deportada. "Me sentí nervioso pero a la vez emocionado", dijo Alexis al Union Tribune sobre esos emotivos instantes.

Otro caso fue el de la activista Yolanda Varona, según narra la cadena Univision, quien es líder de un grupo de madres deportadas. Ella logró brevemente reunirse con su hija Frida, a la que no veía desde hace más de cuatro años. Sobre el encuentro Varona dijo a Univision que fueron "dos minutos que valieron la pena, este momento lo he soñado, lo he deseado", aunque añadió que esos instantes fueron agridulces por su enorme peso emotivo y su brevísima duración.

La apertura de la puerta del Parque Amistad fue posible, indicó el periódico El Sol de Tijuana, gracias a las gestiones de Enrique Morones, activista del grupo Ángeles de la Frontera, ante las autoridades estadounidenses.

Solo a otras dos personas además de Varona y Barraza fueron autorizadas para encontrarse con sus familiares que vinieron a verlos desde Estados Unidos, entre ellos Robert Vivar. Fueron unas pocas gotas en un mar de lágrimas, y todo estuvo siempre restringido y controlado por las autoridades.

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Solo cuatro familias pudieron reunirse, por dos minutos cada una, con sus familiares deportados. (Captura de video, Facebook/Hector Barajas)

Héctor Barajas, activista que apoya a veteranos deportados, grabó y difundió en su página de Facebook varios de esos encuentros. El propio Barajas señaló en su página al agradecer la apertura de la puerta que él mismo es un veterano deportado que está separado de su hija, que residen en EEUU.

La breve apertura de la puerta fue un momento de alegría y reencuentro pero también, como señalaron activistas, una evidencia del roto sistema de inmigración del país y de la necesidad de corregirlo de modo justo y humano. Abrir la puerta esporádicamente (la única otra vez en décadas recientes fue en 2013) para que unas cuantas personas puedan reencontrarse fugazmente con sus seres queridos es un gesto aplaudible pero que queda rápidamente opacado por la realidad de miles y miles de familias inmigrantes separadas.

El Parque Amistad fue inaugurado en 1971 por la entonces primera dama Pat Nixon, esposa del presidente Nixon, como un punto de encuentro para las comunidades de México y Estados Unidos. En esa época, según se lee en el sitio web del parque, Nixon habría dicho que esperaba "que no haya una reja aquí por mucho más tiempo", frase que desafortunadamente no solo quedó incumplida sino que las rejas y muros se multiplicaron y ampliaron enormemente desde entonces. El propio parque y su puerta fueron cerrados por años para permitir la ampliación del muro fronterizo en el lugar y el acceso al área ha estado desde entonces muy restringido.

Con todo, de acuerdo al Union Tribune, la Patrulla Fronteriza estudia la posibilidad de realizar nuevas aperturas de la puerta, posiblemente varias veces al año como un gesto de buena voluntad.

Pero aunque bienvenida esa apertura, la puerta que los inmigrantes separados quieren abrir y cruzar es la de la reunificación familiar completa y definitiva vía una reforma de inmigración integral y justa, una posibilidad que está hoy truncada por la intransigencia política y el prejuicio ideológico.