El traspié de Donald Trump en una entrevista sobre asuntos internacionales y de terrorismo
Donald Trump parece suponer que para que algo sea justo debe estar preparado a su medida, y no hay falta en desconocer asuntos claves de la política exterior y antiterrorismo de Estados Unidos. Esa presunción se desprende de la entrevista que el magnate y aspirante a la candidatura presidencial republicana tuvo recientemente con el conductor radial conservador Hugh Hewitt.
Cuando Hewitt le hizo preguntas sobre organizaciones, grupos y personas de relevancia en Medio Oriente, una región crucial en la geopolítica mundial y para la política exterior y la seguridad nacional de Estados Unidos, Trump simplemente no supo contestar, confundió –o escuchó mal- un grupo por otro y dijo que por el momento no le parece importante conocer las diferencias entre dos entidades consideradas terroristas.
Por ejemplo, cuando Hewitt le preguntó a Trump sobre el general Soleimani, jefe de las fuerzas especiales iraníes Quds, él respondió que sí y luego añadió que los kurdos "han sido horriblemente maltratados", de acuerdo al sitio web del programa de Hewitt. Hewitt corrigió a Trump y le dijo que no se refería a los kurdos (un pueblo situado principalmente en territorios de los actuales Irán, Irak, Turquía y Siria y que, en diversos grados y ubicaciones, han estado en ruda lucha por su soberanía por décadas y actualmente combaten al Ejército Islámico en el norte de Siria e Irak) sino a los Quds.
Luego, tras reconocerle a Trump su conocimiento y experiencia en bienes raíces y construcción de edificios (incluso de un hipotético muro en la frontera, que Hewitt le concedió a Trump como algo que él podría lograr), le preguntó, en su búsqueda por el nuevo comandante en jefe de las fuerzas armadas de Estados Unidos (es decir, el próximo Presidente), si sabía quiénes eran Hassan Nasrallah, Ayman al-Zawahiri, Abu Mohammad al-Julani y Abu Bakr al-Baghdadi. Se trata, nada menos, y respectivamente, de los líderes de Hezbollah, Al Qaeda, Al-Nusra (la rama de Al Qaeda en Siria) y el Ejército Islámico, organizaciones consideradas terroristas por el gobierno de Estados Unidos.
Trump no contestó la pregunta y en cambio siguió una ruta oblicua, diciendo que para cuando él llegue a la Casa Blanca ellos ya no estarán, que encontrará a un general Douglas McArthur (en alusión al líder del ejército estadounidense en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial) y que no sabe quiénes son los individuos mencionados. Incluso dijo que aunque ahora no le parece importante conocer las diferencias entre Hamas y Hezbollah, ya llegará un momento en que lo sea. Y él mismo dijo que aprende muy rápido.
Eso, de acuerdo a Michael Barbaro en The New York Times reveló huecos en el dominio de asuntos de relaciones internacionales clave.
A Trump le pareció que ser interrogado sobre nombres y entidades era ridículo, preguntas para emboscarlo (“gotcha questions”), aunque en otros asuntos se mostró más puntual y concreto sobre algunos detalles del acuerdo nuclear de Estados Unidos con Irán y las implicaciones de éste para Israel.
Pero, en el fondo, la actitud de Trump de aceptar que no sabe cosas –que resultan clave para todo candidato- pero que contratará expertos que las conozcan y él mismo aprenderá muy rápido cuando gane la presidencia puede resultar apropiada para el magnate, tiene su franqueza pero también es inusual y preocupante. Cualquier otro candidato que hubiese exhibido una amplia falla de conocimiento sobre las figuras clave de varios de los principales grupos enemigos de EEUU como lo hizo Trump se habría puesto el pie a sí mismo. Pero a Trump, que desde luego es un candidato inusitado, el tema parece haberle irritado y causado algún ridículo en los medios y ciertos votantes, pero no sería algo que le resulte importante, al menos por ahora.
Un ejemplo de ello es que Trump reaccionó a la ofensiva y llamó a Hewiit un "comentarista radiofónico de tercera", como comentó el portal Político, pero al margen de esa opinión de Trump, que en cierto modo busca colocar el peso del asunto no en sus agujeros de conocimiento sino en el “mal entrevistador”, está el hecho de que, desde el primer debate republicano organizado por Fox News, Hewit ha entrevistado en su programa al menos 29 veces a 14 precandidatos, entre ellos Trump. Y Hewitt será uno de los moderadores del próximo debate televisivo republicano, en CNN, el 16 de septiembre.
Es cierto que todos los aspirantes presidenciales tienen mucho que aprender, pero la suposición de que eso puede ser pospuesto hasta ser electo no hace favor a Trump en el plano de las ideas, las políticas y las propuestas, como se le han criticado, y lo muestra más como el aspirante de las ocurrencias, las palabras de resonantes sin sustancia, en la celebridad vacía que sus oponentes le critican.
En su descargo cabe decir que en general las campañas de todos los aspirantes republicanos no han destacado por sus ideas. La figura y dichos de Trump lo ha dominado el panorama.
En comparación, el propio Hewitt realizó lo que él mismo llamó un “experimento” y también entrevistó sobre los mismos asuntos a la precandidata republicana Carly Fiorina, quien como Trump y Ben Carson nunca han ocupado un cargo público y vienen de fuera del aparato partidista.
Fiorina dijo no saber lo que Hewitt iba a preguntarle y él procedió con la misma línea de preguntas que le hizo a Trump. Ella supo responder a la pregunta sobre Quds y Soleimani y cuando se le mencionaron los nombres de los líderes de organizaciones terroristas reconoció que a veces confunde los nombres y los grupos porque a veces le suenan parecidos, pero que ciertamente conoce a esos individuos y organizaciones terroristas y dónde operan. También dijo saber la diferencia entre Hamas y Hezbollah y los lugares donde operan. Tampoco es que haya exhibido un conocimiento muy profundo, pero al menos un básico.
Con todo, hasta el momento la actitud de Trump, ya sea su agresividad, su estridencia y sus ideas enunciativas pero sin demasiada sustancia, le ha dado excelentes dividendos y continúa firmemente al frente de las encuestas. Y en la balanza eso es lo que cuenta, al menos por el momento.