El significado de la victoria electoral del liberal Trudeau en Canadá para Estados Unidos

El resultado de las recientes elecciones en Canadá produjo un vuelco político en ese país, con la llegada del liberal Justin Trudeau al cargo de primer ministro, rompiendo un dilatado periodo de gobierno conservador. Así, para los canadienses la llegada de Trudeau, de 43 años, al liderazgo nacional (continuando la dinastía política de su padre Pierre Trudeau, primer ministro en dos ocasiones y que estuvo en el poder durante unos 15 años) podría significar cambios significativos de cumplirse varias de las ofertas de su campaña, como reducción de impuestos a la clase media y alza a los ricos, mayor gasto público en infraestructura y bienestar social y una apertura para acoger más refugiados, para ampliar los derechos de la mujer e incluso favorecer la legalización de la marihuana, según indicó el periódico USA Today.

Pero ¿qué significa el triunfo de Trudeau para Estados Unidos?

El liberal Justin Trudeau será el nuevo primer ministro de Canadá. (AP)
El liberal Justin Trudeau será el nuevo primer ministro de Canadá. (AP)

En primer término, la sintonía ideológica entre Trudeau y el mandatario estadounidense Barack Obama podría generar un mayor entendimiento y trabajo en común entre ambos, máxime cuando el fuerte apoyo que el primer ministro saliente Stephen Harper y su gobierno ha dado al proyecto del oleoducto Keystone XL –planeado para llevar hidrocarburos desde Canadá hasta las refinerías estadounidenses en la costa del Golfo de México- lo colocó más en sintonía con el Partido Republicano que con la administración actual demócrata. Y aunque Trudeau apoya el Keystone XL él parece estar mucho más abierto a cuidar la cuestión medioambiental. Dado que el proyecto del oleducto es un tema punzante políticamente en Estados Unidos, incluso en las campañas electorales por la Presidencia, el hecho de que la misma administración canadiense le reste, eventualmente, presión al asunto podría favorecer la posición de Obama y su partido al respecto, al menos en lo retórico y la percepción pública, frente a sus rivales republicanos. Y Trudeau podría ser un interlocutor abierto en el caso del establecimiento de mayores restricciones de gases contaminantes para encarar el problema del cambio climático, un asunto clave en la agenda de Obama y del Partido Demócrata.

Por otro lado, dado que las economías de Canadá y Estados Unidos están profundamente interrelacionadas e implican muchos miles de millones de dólares al año en intercambio comercial ($707,000 millones en 2012 según el gobierno estadounidense), el planteamiento de Trudeau de ampliar la inversión pública en infraestructura y el gasto social, incluso aunque eso cauce déficit, podría beneficiar a Estados Unidos en el sentido de que una economía canadiense más boyante generará también una mayor actividad económica estadounidense, lo que implicaría más empleos y oportunidades.

Al mismo tiempo, si bien ambos países tienen al respecto contextos fiscales distintos, la propuesta de Trudeau de elevar los impuestos al 1% de los canadienses más ricos y reducirlo a la clase media puede tener efectos en la presente campaña electoral estadounidense pues, de cristalizarse en el corto plazo, esa reforma fiscal canadiense podría ser un ejemplo palpable de políticas fiscales diferentes y potencialmente benéficas a escala general que los votantes estadounidenses podrían tener en cuenta como referente. Candidatos que promueven esa clase de cambios fiscales podrían aprovechar el caso canadiense, también, como un argumento de convencimiento, al menos en su discurso, que podría ser útil para atraerse el voto de los moderados y los independientes.

El caso de una legalización de la marihuana, una propuesta que Trudeau no ha especificado con detalle, es otro caso singular de rebote ideológico entre Canadá y Estados Unidos. En ambos países hay grupos opuestos a la liberalización del uso del cannabis, pero mientras la opinión pública estadounidense comienza poco a poco a aceptar en mayor grado esa noción, mucho más en el aspecto del uso medicinal que el recreativo pero también en este último, un ejemplo activo de legalización en Canadá podría catalizar lo que casos como el de Colorado o el estado de Washington, donde la marihuana para uso recreativo ya es legal. Es poco probable que en el contexto federal en Estados Unidos se dé un movimiento de legalización a gran escala en el presente momento electoral y dada la mayoría republicana en ambas cámaras del Congreso, pero un corrimiento canadiense hacia una mayor legalización de la marihuana podría tener efectos a escala estatal en Estados Unidos.

Y ciertamente no todo es idilio. Trudeau ha declarado que piensa retirar los aviones militares que Canadá ha aportado a la coalición que realiza bombardeos en contra de las fuerzas del Estado Islámico, de acuerdo con la cadena CNN, lo que no le sienta del todo bien a la política de la administración Obama sobre Siria, máxime cuando en los momentos actuales se ha visto la creciente intervención de Rusia en la región en respaldo al gobierno sirio, que Washington ve como un obstáculo para la estabilización de la región.

El liberal Trudeau trae una actitud activa y diferente a la política canadiense tras una década de gobierno conservador en Canadá. (AP)
El liberal Trudeau trae una actitud activa y diferente a la política canadiense tras una década de gobierno conservador en Canadá. (AP)

En todo caso, la acción principal de Trudeau será, presumiblemente, el impulso de la economía canadiense y en ello, como indicó la revista Fortune, potenciar las relaciones comerciales con Estados Unidos es un asunto medular. Y aunque es probable que haya ciertos aspectos espinosos, como el Tratado Transpacífico (de ello hablaron Trudeau y Obama cuando el presidente estadounidense llamó al recién electo líder canadiense para felicitarlo), el nuevo liderazgo de Canadá estaría convencido de que impulsar la relación con Estados Unidos es crucial para el futuro canadiense (en ese sentido más aún de lo que es para los estadounidenses) y por ello incrementar su capacidad de interlocución y acción ante Washington, lo que es previsible al menos mientras dure el gobierno de Obama, es una estrategia muy probable a seguir.

Por lo pronto, Obama se ha mostrado ya abierto a trabajar con Trudeau, y otros políticos no han dejado pasar esa oportunidad. Marco Rubio, por ejemplo, ha dicho que espera poder trabajar con el nuevo primer ministro canadiense en el tema del oleoducto Keystone XL.