Un inquietante e inusual fenómeno está matando a las ballenas en Alaska
Un drama inusual se desarrolla en las aguas de Alaska. De mayo de este año a la fecha, 30 ballenas de diferentes especies han sido encontradas varadas en las playas o flotando cerca de la costa de Alaska, sobre todo de su porción suroeste. Se trata, de acuerdo a un reporte de la Administración Nacional de los Océanos y la Atmósfera de 14 ballenas jorobadas, 11 ballenas de aleta, una ballena gris y otros cuatro cetáceos de especie no identificada. Y podrían ser más.
De acuerdo a NOAA, se trata del más grande fenómeno de ballenas varadas en toda la región, y es más del triple del promedio histórico de estos casos. En 2014, por ejemplo, solo se dieron cinco casos, y este año ya van al menos 30. Las autoridades han declarado la situación como un “evento de mortalidad inusual” e investigan sus causas. Es sin duda, un horrible caso de desastre ecológico.
Aunque aún no se han identificado con certeza las causas de este fenómeno masivo, voceros de NOAA citados por el periódico The Guardian tienen entre las teorías más plausibles que un brote de algas tóxicas habría tenido un importante papel en las muertes. Pero las pesquisas continúan, y en realidad la cantidad de cetáceos afectados podría ser mucho mayor. Por ejemplo, en Canadá se han registrado otros seis casos de ballenas varadas en el mismo periodo, de acuerdo a The Washington Post, periódico que, además de las algas tóxicas, añade la depredación, la hambruna o la enfermedad como otras posibles explicaciones de esas muertes.
En realidad, el problema del brote de algas en el Océano Pacífico en tiempos recientes es mayúsculo. De acuerdo al portal Climate.gov (operado por NOAA), el ‘boom’ de esas plantas es de magnitud récord y se ha registrado en una inmensa área costera que va desde el sur de California hasta Alaska. No todo ese brote es de algas tóxicas, pero ciertamente las hay en gran cantidad, y todo coincidiría con temperaturas del océano superiores al promedio en la región.
La alteración de las temperaturas del Océano Pacífico es tan extensa en fechas recientes que, como indicó el Post, peces de zonas tropicales han sido vistos en las aguas de Alaska.
Y si bien muchas de las posibles explicaciones a la muerte a gran escala de ballenas apuntan a efectos directos e indirectos del cambio climático y del calentamiento de las aguas del Pacífico, otros tienen teorías diferentes.
Por ejemplo, el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, una organización cívica de defensa del medio ambiente, afirma que los sonares utilizados por los buques de la Marina estadounidense perturban a las ballenas y pueden alterar drásticamente su comportamiento. El uso intensivo de sonares provoca, así, que se registren terribles niveles de ruido en el océano, lo que de acuerdo al mencionado grupo ha sido aceptado por el propio gobierno estadounidense como un factor que desata que ballenas se arrojen contra las playas.
Con todo, eso no quiere decir que las 30 ballenas muertas en aguas de Alaska hayan perecido por los efectos de la contaminación del sonar. Hay muchos otros factores implicados y el problema parece, hasta el momento, tan misterioso como complejo.
Y puede que tome años antes de que llegue a esclarecerse, si es que eso sucede. The Guardian cita que 32 de los 61 eventos de mortalidad inusual documentados desde 1991 nunca fueron cabalmente explicados y de los 29 que sí tuvieron una explicación se distribuyen entre enfermedades infecciosas, intoxicaciones, desnutrición y efectos de interacción con los humanos.
Pero el problema no sería solo de cetáceos. De acuerdo a los periódicos The Daily Astoria, de Oregon, y San Luis Obispo Tribune, de California, en las costas de esos estados se han detectado centenares de aves marinas muertas, en específico de la especie conocida como arao. Según afirmaciones recogidas por ambos diarios, la gran mortandad de estas aves tendría que ver con el calentamiento de las aguas del Pacífico, lo que les dificulta a los araos obtener los peces que necesitan para alimentarse.
Y aunque no se habría identificado una relación directa entre las muertes de aves en la costa del Pacífico con la de ballenas en Alaska, todo integra un panorama inusual en el que los cambios de las temperaturas del océano son factores clave.