El picante operativo que detuvo a 450 tamales ilegales que entraban a EEUU

En estas épocas de tensiones políticas y de temores por la seguridad en Estados Unidos, el tema de la inmigración está en boca de todos, y muchas veces los que ingresan al país sin cumplir los lineamientos legales terminan de mala manera.

Así les sucedió a unos peculiares viajeros que arribaron desde México al Aeropuerto Internacional de Los Ángeles a principios de mes, el pasado 2 de noviembre. Llegaron en tropel, su número ascendía a 450, y venían cuidadosamente envueltos para protegerse de los elementos, los cambios de temperatura y otros imprevistos. Y pretendían ingresar en masa, literalmente, a Estados Unidos pasando por alto las regulaciones en la materia.

Pero fallaron en su intento y fueron descubiertos, detenidos y tristemente incinerados por elementos de la Policía de Inmigración y Aduanas.

Algunos de los 450 tamales decomisados en el aeropuerto de Los Angeles. (AP)
Algunos de los 450 tamales decomisados en el aeropuerto de Los Angeles. (AP)

Todo, claro está, está cargado de metáfora y algo de licencia literaria, pues como lo narró el periódico Los Angeles Times, los clandestinos pasajeros eran en realidad 450 tamales de carne de cerdo que venían, envueltos en bolsas plásticas, dentro de la maleta de un viajero procedente de México.

El problema fue que no se trataba de cualquier clase de tamales, pues hay tamales que pueden entrar legalmente a Estados Unidos y otros que no. Estos eran de los tamales ilegales. Todo porque estaban rellenos de cerdo, carne cuya importación al país desde el extranjero está regulada y restringida para prevenir el ingreso de agentes potencialmente nocivos para la salud.

De acuerdo al LA Times, las infames amenazas que podrían entrar al país en carnes importadas ilegalmente son por demás inquietantes: influenza aviar, mal de vacas losas, fiebre aftosa, gripe porcina. No está claro si los tamales decomisados estaban infectados de tan formidables microorganismos u otros elementos patógenos, pero sea como sea le fueron decomisados al pasajero, quien inicialmente habría negado que el relleno de sus tamales fuera cerdo. En realidad, si no hubieran contenido carne, si fueran deliciosos tamales dulces de color sonrosado o los más claros de maíz tierno, habrían podido entrar al país como si poseyeran una senda visa de turista gastronómico.

Pero no fue así, los carnosos tamales fueron requisados y luego incinerados –para que ningún goloso agente de Inmigración quisiera hacer una investigación directa mediante la técnica de la degustación– y el pasajero fue multado con 1,000 dólares. Y, quizá, los que esperaban con ansia celebrar una comilona con esos 450 tamales quedaron desilusionados. Quizá eran de esa receta de la abuela que es imposible de encontrar incluso en los barrios más mexicanos de Los Ángeles.

Casos de decomiso de alimentos y productos animales y otros de importación restringida son en realidad muy frecuentes: según la televisora ABC, en 2014 las autoridades de Inmigración y Aduanas  detectaron 75,330 violaciones de ese tipo y se interceptaron 1.6 millones de productos.