El áspero simbolismo de la bandera confederada ondeando tras la masacre de Charleston

La atroz matanza cometida, según las autoridades, por Dylann Storm Roof, en la histórica iglesia afroamericana Emanuel AME en Charleston, Carolina del Sur, ha mostrado que el trágico y cruento pasado de racismo, discriminación y hostilidad contra la comunidad afroamericana, y contra otras minorías, continúa inquietantemente presente.

Una bandera confederada frente al Capitolio de Carolina del Sur. (Reuters)
Una bandera confederada frente al Capitolio de Carolina del Sur. (Reuters)

Eso lo han evidenciado dos actitudes: una es la tendencia de algunos a calificar el ataque no como un crimen de odio específicamente dirigido contra afroamericanos, sino como un acto ciertamente vil, perverso e intolerable, pero ajeno a la cuestión racial, ignorando con ello que en su testimonio una de las sobrevivientes del ataque relató que el agresor dijo mientras cometía su crimen que los afroamericanos “violan a nuestras mujeres y están tomando control del país… Tengo que hacer lo que tengo que hacer”.

Luego, asesinó a nueve afroamericanos, como indicó la cadena CNN. Y Roof incluso confesó ya, de acuerdo a fuentes de la investigación, que cometió su masacre para desatar una “guerra racial”. Por añadidura, según testimonios e imágenes difundidos en los medios, Roof sería simpatizante de grupos supremacistas blancos y en una foto aparece vistiendo una chaqueta con la bandera del régimen del apartheid en Sudáfrica.

La otra expresión de esta controversia tiene que ver con el despliegue de la bandera confederada en edificios públicos y otras áreas de Carolina del Sur. La permanencia de esa insignia en lo alto frente al Capitolio estatal (mientras las insignias de EEUU y de ese estado ondeaban a media asta en símbolo de duelo) ha sido fuertemente criticada por su simbolismo de tono racista y por la insensibilidad implícitas en su presencia tras el atentado en Charleston, pero otros defienden su presencia con los argumentos de la libertad de expresión y de que es parte del legado histórico cultural del sur estadounidense.

La polémica por el uso de esa bandera no es nueva, e incluso sus peculiaridades son múltiples. La insignia más comúnmente conocida, de formato cuadrado o rectangular, fondo rojo con una cruz de San Andrés azul (en forma de X) con filetes blancos y 13 estrellas blancas dentro de ella en realidad nunca fue la bandera oficial de la Confederación, sino la insignia de batalla de sus fuerzas armadas, en especial la del Ejército del Norte de Virginia, la poderosa fuerza comandada por el general Robert Lee.

La bandera confederada oficial en realidad tuvo otros diseños (algunos de ellos con la de batalla en formato cuadrado dentro de un lienzo rectangular blanco mayor), pero la del ejército de Lee y otras formaciones confederadas se afianzó en la historia gracias a las hazañas, victorias y derrotas de sus soldados durante la Guerra Civil (1861-1865) y, a lo largo de los años desde entonces, es la predilecta de las organizaciones y eventos que conmemoran a quienes sirvieron como militares confederados.

Banderas confederadas y de Estados Unidos portadas en Miami en 2000. (Reuters)
Banderas confederadas y de Estados Unidos portadas en Miami en 2000. (Reuters)

Así, la bandera en el Capitolio de Carolina del Sur que desató la reciente controversia es más bien una variante de la bandera de batalla, con un mínimo filete blanco alrededor, como se puede apreciar en fotos recientes.

El uso de esa insignia después del fin de la Guerra Civil no puede desligarse, como señala The Atlantic, con la ideología supremacista blanca y la actividad de grupos racistas y de odio (entre ellos el KKK) que la utilizaron como parte de su iconografía, y se critica que esa insignia está asociada desde su creación con la idea de la superioridad de la raza blanca sobre el resto y la defensa de la esclavitud de la población afroamericana.

Y Mother Jones, además de comentar que el auto de Roof al parecer portaba placas con insignias confederadas, señala que la presencia de esa bandera en el Capitolio de Carolina más que ser un referente a la Guerra Civil es un remanente de la segregación, pues no ondeó en ese recinto sino hasta 1962 en respuesta al movimiento por los derechos civiles.

En defensa de la insignia, indica The New York Times, han salido varios políticos, entre ellos la propia gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, y legisladores locales. Uno de ellos, el republicano Mark Sanford, indicó que lo de la bandera es un tema “complejo” y que quitarla sería abrir la “caja de Pandora”. Y Haley ha sido criticada por negarse a retirar esa bandera en el pasado si bien, al mismo tiempo, se expresó a favor de que a Roof se le condene a la pena de muerte por los asesinatos en Charleston.

Como refiere el portal Salon, mientras hay voces que niegan que haya ahora en el Sur un sistema racista institucionalizado como el que existió en el pasado, se critica la vigencia del uso de la insignia confederada como una muestra de que, a escala social y política, las nociones de racismo y discriminación siguen muy presentes.

Algunos han defendido que la bandera bajo la que lucharon y murieron sus ancestros en la Guerra Civil nada tiene que ver con las acciones de Roof y otros, en cambio, dijeron que siendo originarios del Sur no encuentran dignidad en esa bandera y que debería ser retirada para permitir al Sur y a sus habitantes crecer y seguir adelante.

La Corte Suprema determinó que el gobierno de Texas puede rechazar expedir este tipo de placas con símbolos de la Confederación. (Reuters)
La Corte Suprema determinó que el gobierno de Texas puede rechazar expedir este tipo de placas con símbolos de la Confederación. (Reuters)

Sea como sea, la discusión sobre el uso de la bandera (o banderas) de la Confederación continúa y no es previsible que culmine en el corto plazo. Muchos defienden que mostrar esa insignia es un ejercicio de sus derechos constitucionales a la libre expresión pero otros, incluida la Corte Suprema de EEUU en un muy reciente fallo indicó que los gobiernos (en específico del caso el de Texas) pueden rechazar emitir placas de automóviles con emblemas confederados por tratarse de un acto gubernamental y no individual.

Así, el gobierno, al rechazar emitir cierto tipo de lacas, no estaría incurriendo en discriminación o vulneración de libertades, de acuerdo a CNN. El fallo podría tener implicaciones en las políticas de emisión de placas en otros estados y presumiblemente en su exhibición en ciertos ámbitos gubernamentales, pero en el caso específico de los individuos no hay modo legal de evitar que ellos desplieguen esa insignia.