Mamá, ¿existe Papá Noel?
La infancia es la etapa de la vida donde más ilusiones se viven; muchas de ellas solo motivadas por la creatividad de los niños, otras por la intervención de los adultos quienes invitan a jugar en torno a personajes que tradicionalmente conviven con la mayoría de las familias: Papá Noel, el Ratón Pérez, Los Reyes Magos, entre otros. Cada familia tiene algunos detalles de su propia versión pero comparten un secreto común: alentar a los niños de la familia a creer y esperar las bondades de estos personajes, relacionadas en general con regalos y fechas que marcan el almanaque.
Los niños participan de estas creencias con mucho entusiasmo, contando los días que faltan para que lleguen los Reyes, las horas para abrir los regalos de Papá Noel, y se duermen esperando sorprender al ratón Pérez infraganti con su diente recién caído…
Como la mayoría de las fantasías, en algún momento llega a su fin. Los niños crecen, algún primo o amigo insinúa alguna responsabilidad de las padres en los regalos y comienzan las preguntas con tono de desconfianza: “¿Cómo le hace para entregar tantos regalos a la misma hora?”, “Pero si yo no lo vi"... hasta que se presenta la pregunta directa hacia alguno de los padres: "Mamá, papá, ¿Papá Noel existe?".
Muchos niños conocen la realidad de este juego tiempo antes de hacérnoslo saber a los adultos. ¿Tal vez temen desilusionarnos a nosotros? Puede ser. Si logramos entrar en el juego, si comprar y esconder los regalos es motivo de disfrute, si armamos el arbolito sonriendo y sacando fotos a nuestros niños, de alguna manera también renovamos nuestra propia ilusión.
El tema es entonces hasta cuándo mantenerla. Seguramente no se trata de poner una edad arbitrariamente, hay niños que llegan más rápidamente a sospechar algo, otros más ingenuos permanecen más tiempo creyendo esta fantasía.
Por eso una buena guía son las características de nuestros niños y de su grupo de pertenencia. No nos olvidemos que por postergar su propia satisfacción algunos padres logran convencer a sus hijos de la verosimilitud de todo ello mientras que sus amigos conocen la verdad, y esto puede ser perjudicial para su socialización; los demás niños pueden burlarse de ellos o excluirlos.
Cuando vemos entonces que sus amigos conocen la verdad del juego y que nuestro hijo ya está preguntando con mirada de algo que no le cierra, llegó el momento de contar las cosas como son y esperar su reacción.
Se trata de contarles que es una tradición que se traslada de generación en generación, que todos los padres juegan esta fantasía para que sus hijos crean en la magia y crezcan en medio de ilusiones amorosas, que acompañan el crecimiento de todos los niños.
Efectivamente, Papá Noel es magia y es un juego a la vez, en el que los padres se encargan de darle vida, de comprar los regalos, esconderlos para ponerlos en el arbolito a la espera de las 12:00 y de los niños ansiosos por abrirlos.
A partir de esta información, podemos invitarlos ahora a ser parte de aquellos que continúan este rito dedicado a los más pequeños de la familia, mostrándoles la responsabilidad para que esta tradición no se pierda y los niños no se den cuenta antes de lo esperado.
He escuchado en el consultorio que hay niños que con esta explicación se alivian; algo sabían pero no terminaban de sacar conclusiones. Otros que deseaban permanecer en el lugar del niñito de la familia y se enojan: "¿Por qué me lo contaste?". Otros que lo toman amorosamente y algunos que sienten que le mintieron todos estos años. Por ello es importante encontrar el mejor momento para develar el secreto y proponerse continuar fantaseando e ilusionándose con diferentes cosas toda la vida.
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