No te duermas en los laureles: un dicho popular con raíces antiquísimas
POR: Alejandra Patricia Karamanian-. Seguramente habrás escuchado alguna vez eso de "dormirse en los laureles". ¿Pero a qué se debe ese dicho? Vayamos por partes.
La palabra laurel proviene del francés y del provenzal laurier, en principio para referirse no al árbol, sino al follaje del laurel, en base a la palabra latina laurus, que es el nombre de este árbol o arbusto.
Las palabras viajan en el tiempo y el espacio, van adoptando distintos significados, pero siempre dejan alguna que otra huella en los nuevos usos del hablante. Y esta no es una excepción. En la época grecorromana se coronaba a los emperadores y atletas con coronas de laurel. En la Edad Media, tal distinción era otorgada a poetas, doctores y literatos, y más tarde vemos el laurel en la voz “bachillerato”, sí, esos estudios que cursamos en algunos de nuestros países hispanoamericanos en la escuela secundaria: proviene de baccae lauri(atus), ‘coronado con frutos de laurel’.
En estos tiempos decimos a alguien: “No te duermas en los laureles” cuando, por ejemplo, ha alcanzado un objetivo y ya no sigue avanzando porque piensa que esos laureles son ganados para siempre. Y quizás esto se deba a que en la antigüedad era símbolo no solo de triunfo, sino también de inmortalidad.
Así, empleamos la expresión dormirse en los laureles como sinónimo de abandonarse, dejarse, relajarse o descuidarse, un dicho muy popular en los ámbitos educativo, laboral o deportivo, como lo muestran estas líneas.
Es también interesante notar que algunos países de Hispanoamérica portan coronas de laurel en sus escudos, y también las lucen en sus logotipos compañías como Alfa Romeo y organizaciones como las Naciones Unidas.
Ah, me olvidaba, en la Argentina también usamos estas hojas aromáticas en guisos, y al que le toca en el plato, ¡se dice que no se casa! Ahora me pregunto, ¿cuál puede ser la conexión?
Editor: Jorge Ignacio Covarrubias, secretario general de la Academia Norteamericana de la Lengua Española