De intercambiar espías en un puente de Berlín a intentar asesinar a Fidel Castro

Al abogado James B. Donovan le encargó la CIA, en plena Guerra Fría, negociar con la KGB el intercambio de un piloto norteamericano por un espía de la URSS; historia que recoge la película ‘El puente de los espías’ de Steven Spielberg. Lo que no cuentan es cómo meses después se vio envuelto en un plan para acabar con la vida del líder cubano

Fidel Castro y James B. Donovan  en La Habana (Cubadebate)
Fidel Castro y James B. Donovan en La Habana (Cubadebate)

A las 8:52 de la mañana del 10 de febrero de 1962 en el puente Glienicke (Berlín Oriental) se realizaba el intercambio de espías por parte de Estados Unidos y la Unión Soviética. Los rusos entregaban al piloto de la fuerza Aérea estadounidense Francis Gary Powers, apresado cuando sobrevolaba la URSS el 1 de mayo de 1960. Por su parte los norteamericanos entregaban Víliam Guénrijovich(más conocido por el sobrenombre Rudolf Abel), en poder de los yanquis desde el 21 de junio de 1957.

El hombre que hizo posible este intercambio por parte de EEUU fue el abogado James B. Donovan, a quien la CIA había encargado hacerse cargo de toda la negociación. Donovan era un viejo conocido de Guénrijovich, debido a que llevó su defensa durante el juicio celebrado en la Corte Federal de la ciudad de Nueva York tras su detención, pero también había adquirido bastante fama tras participar como asistente de la fiscalía en los juicios de Nuremberg.

Este es un hecho real y también la trama principal de la película ‘El puente de los espías’ dirigida por Steven Spielberg e interpretada en su papel principal de James B. Donovan por Tom Hanks.

Pero en el post de hoy en Cuaderno de Historias nos trasladaremos hasta unos meses después del mencionado intercambio en el puente Glienicke, cuando en junio de 1962, tras el éxito de su encargo, a James B. Donovan fue a visitarle Pablo Pérez-Cisneros, exiliado cubano y anticastrista que deseaba contar con la mediación del abogado para la liberación de 1.113 prisioneros involucrados un año antes en la invasión de Bahía Cochinos.

Contaban con el beneplácito del gobierno estadounidense quien veía con buenos ojos que Donovan llevase el asunto. La administración Kennedy quería solucionar cuanto antes el tema y estaban dispuestos a ayudar a la excarcelación de los presos cubanos.

Los espías Rudolf Abel (izq) y Francis Gary Powers (der) intercambiados en el puente Glienicke (Wikimedia commons)
Los espías Rudolf Abel (izq) y Francis Gary Powers (der) intercambiados en el puente Glienicke (Wikimedia commons)

James B. Donovan se puso al frente de las negociaciones como portavoz del comité de familiares de los presos y para ello viajó en los siguientes meses 

hasta Cuba en unas cuantas ocasiones. Allí se reunió con altos funcionarios del gobierno cubano hasta que llegó el turno de entrevistarse con Fidel Castro, con quien, a base de verse en repetidas ocasiones, entabló una cordial amistad.

El propio Castro le haría en más de una ocasión de anfitrión en algunas excursiones que aprovecharía para hacer el mediador por la isla e incluso juntarían a sus respectivos hijos, ya que ambos rondaban la misma edad.

Según consta en documentación desclasificada y también aparece en un libro publicado en el año 2001 por Pablo Pérez-Cisneros y el hijo del mediador, en uno de los viajes de Donovan el líder cubano le encargó que en su próxima visita le llevase un equipo completo de buceo.

El encargo fue aceptado por Donovan y al comentarlo a su vuelta a Nueva York la CIA aprovechó para trazar un plan con el que acabar con la vida de Fidel Castro: contaminar el traje de neopreno con un hongo altamente dañino para la piel y con tuberculosis en el dispositivo para respirar bajo el agua.

El mediador no debía enterarse del plan de la agencia de inteligencia norteamericana pero una indiscreción de uno de los agentes hizo que Donovan fuese conocedor del propósito de asesinar al presidente cubano, algo a lo que se negó y motivo por el que no le llevó el equipo preparado por la CIA sino uno comprado en una tienda de Times Square.

El abogado quería llevar a buen término las negociaciones para liberar a los 1.113 presos y sabía que de ese modo todo se iría al traste, además de correr el riesgo de ser apresado y ejecutado por el gobierno castrista.

En diciembre de 1962 Fidel Castro admitió la liberación de los presos a cambio de canjearlos por alimentos, medicamentos y productos de primera necesidad. El gobierno estadounidense estuvo de acuerdo en los términos y el día de Nochebuena todos los prisioneros cubanos ya habían sido puestos en libertad y volaron rumbo a Miami.

James B. Donovan recibió varias condecoraciones y menciones por parte del gobierno estadounidense así como de diversas instituciones, escribió un par de libros (uno sobre el intercambio en el puente Glienicke y otro sobre abogacía). Murió prematuramente en 1970 a los 53 años de edad a causa de un ataque al corazón.

Fuentes de consulta: nytimes / dailymail / thenation / cia.gov / Reflexiones de Fidel Castro (tomo 5) / Cubadebate