Los riesgos del smartphone

Por: Luza Alvarado

Llamar, tomar fotos, jugar, escuchar música, enviar datos, navegar en la red, localizar amigos, identificar canciones desconocidas, obtener consejos para maridar vinos y comida, llevar registro de los latidos del corazón mientras nos ejercitamos... El smartphone ha superado cualquier idea imaginable de teléfono; los diseños son atractivos, los sistemas resultan fáciles de usar, hay cientos de aplicaciones disponibles. Son tantas las ventajas prácticas que nos dan, que pocas veces pensamos en su lado menos smart.

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No soy ninguna experta en tecnología, pero cuando pienso en la cantidad de información personal y laboral que llevamos en un smartphone, me da por imaginar lo que alguien con malas intenciones (empresa, persona o institución) podría hacer con ello. Independientemente de mi paranoia, me parece importante mostrar cuatro de los principales riesgos que implica el uso de un smartphone, así como algunas recomendaciones para evitar malos ratos.

1. Robo
Usualmente, los carteristas no se toman la molestia de extraer la información del smartphone, simplemente venden el teléfono en el mercado negro y se desentienden. Pero en ciudades donde existen redes criminales más complejas, la información de estos aparatos da un valor agregado, ya que puede ser utilizada para hacer extorsión telefónica.

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Las recomendaciones:

  • Prácticamente todos los aparatos cuentan con bloqueo por contraseña. Aunque sea engorroso, más vale usarlo.

  • Averigua si el aparato tiene la opción de eliminar datos desde la computadora.

  • Consigue el código IMEI del aparato. Con ese número se puede dejar inutilizable al notificar el robo a la compañía telefónica.

  • No olvides levantar una denuncia. Quizás no recuperes el aparato, pero te protege en caso de que alguien haga mal uso de tu información.

  • Evita utilizar tu smartphone para hacer operaciones bancarias o consultar sitios en los que guardas información importante.

2. Robo vía aplicación
Pongamos un ejemplo sencillo: quiero descargar la aplicación de moda. Como no soy muy ducha en el tema, voy con mi amigo computín de confianza (todos tenemos uno). Le pregunto qué tal funciona la aplicación, si hay una versión más nueva, si presenta problemas, etc. Después de su maravilloso consejo, bajo la aplicación. Como estoy entusiasmada, no leo las condiciones de uso. Pienso: si mi amigo computín y diez millones de usuarios la tienen, no debe haber nada turbio. "Acepto". Sin darme cuenta, he autorizado a la empresa que produce la aplicación a extraer información personal, contactos, rutas de búsqueda en web, etc.

Para ser honestos, pocas personas se toman la molestia de leer todas esas letras pequeñitas. Y eso lo saben tanto individuos como empresas que hacen negocios con nuestra información. En el mejor de los casos, incorporan nuestras coordenadas a una base de datos que después venden a una agencia de investigación de mercado. Cuando sus analistas hayan terminado, la venderán a su vez a otra empresa, y a otra y finalmente a otra, que en poco tiempo se pondrá en contacto nosotros (y con todos los contactos de nuestra agenda), para regalarnos un viaje en crucero "totalmente gratis", excepto por un par de servicios para los cuales uno tiene que dar el número de tarjeta de crédito. Imagine usted el resto de la historia.

Las recomendaciones:

  • Aunque te dé una pereza infinita, lee las condiciones de uso e infórmate antes de descargar una aplicación. En internet puedes encontrar foros y páginas especializadas sobre el asunto.

  • No prestes tu teléfono y evita dejarlo sin vigilancia; hay personas mal intencionadas que podrían descargar aplicaciones de dudosa procedencia.

  • Mantente al día con las actualizaciones de programas y aplicaciones, se supone que con cada versión se mejora la seguridad. Y no olvides leer las condiciones de uso antes de decir "acepto".

3. Visualización sin candados
Pongamos como ejemplo el uso de Foursquare. Foursquare es un microblog que permite ubicar personas y servicios en un mapa. Por ejemplo, si tienes la aplicación en tu teléfono y vas a ir al concierto más esperado del año, haces check in desde la aplicación y el sistema publica tu ubicación: "Fulanito está en el Auditorio Nacional". Un usuario promedio de Foursquare enlaza los check ins y éstos se publican en su facebook o twitter. Así, todos los "amigos" saben que Fulanito está en concierto del año o que permanecerá en el cine las próximas dos horas. Suena de lo más "cool", pero si no ponemos candado alguno, nos volvemos blanco fácil; publicar la ubicación es como decirle a una banda de delincuentes: "Roben mi casa ahora que no estoy".

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4. Geolocalización permanente
El GPS que traen los smartphones no sólo nos ayuda a encontrar el camino cuando estamos perdidos, también puede mostrarnos la ubicación de otras personas o del teléfono mismo en caso de robo o pérdida. Por ejemplo, uno puede enlazarse con sus amigos y familiares a través de programas como Latitude o Fire eagle, y saber dónde están, si llegaron bien a casa o si están atorados en el tráfico del viernes por la tarde. Esta maravilla de sistema pierde su encanto cuando uno piensa lo que ocurriría si el teléfono cae en manos de alguien con malas intenciones.

Las recomendaciones:

  • Activa el sistema de localización del aparato e instala el programa correspondiente. Cada compañía (Android, Blackberry, iPhone, etc.) tiene uno distinto. En caso de robo, el sistema de localización permite ubicar al aparato y, con suerte, también al malhechor que se lo llevó.

  • Si vas a estar en un lugar donde no temas perder tu smartphone o ser asaltado, desactiva la función de geolocalización, eso le devolverá a tu vida un poco de privacidad.

En general...
Gracias a la geolocalización via smartphone, internet se ha vuelto un gran ojo virtual capaz de trazar y memorizar todas nuestras rutas, tanto físicas como virtuales. Con suficiente malicia, alguien puede construir un perfil de comportamiento a partir de lo que buscamos en la red, las páginas que visitamos, la gente con que nos conectamos, nuestra apariencia y ubicación física, los sitios que frecuentamos, y con las aplicaciones para los que hacen ejercicio, se puede saber incluso el ritmo de nuestro corazón. No sé a ustedes, pero a mí todo eso me hace sentir vulnerable.

La advertencia final: utilizar un smartphone tiene muchísimas ventajas pero también implica riesgos. Es prácticamente imposible esconderse o borrar las huellas que dejamos cuando estamos conectados a Internet. Mientras no existan legislaciones adecuadas y respetuosas, el usuario del smartphone sigue siendo el único responsable de la información que guarda y comparte.

¿Qué otro riesgo ves en el uso del smartphone? ¿Propones alguna estrategia para prevenirlo?

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