Fotos de soldado ruso revelan mucho más de lo que pretenden

No es una, sino varias; y el sentido jocoso e incluso perturbador que originalmente los más jóvenes le imprimen a sus fotos en Instagram, esta vez puede tornarse dramático.

Un joven soldado ruso de nombre Alexander Sotkin, especialista en telecomunicaciones, no ha tenido reparos a la hora de publicar una secuencia de imágenes aparentemente anodinas, pero que delatan la presencia de tropas rusas en territorio ucraniano.

Después del derribo del avión comercial de Malaysia Airlines el pasado 17 de julio, donde perecieron 298 personas, no son pocos los países que han denunciado el apoyo logístico que el gobierno de Vladimir Putin ofrece en secreto a las milicias separatistas ucranianas, de corte proruso.

Desde Moscú, todos los factores se han empeñado en desmentir por diferentes vías esta teoría que implicaría al gigante país del oriente europeo en la muerte de civiles holandeses, australianos, británicos y de otras siete nacionalidades.

Pero ahora estas ingenuas y desenfadadas imágenes del recluta Sotkin podrían darle un vuelco a las investigaciones y por lo tanto a la historia.

De acuerdo con un reporte publicado por el periodista Max Seddon en el portal BuzzFeed, la geolocalización automática y casi siempre fidedigna de los selfies del militar ruso revelan su emplazamiento al este de Krasna Talycha, una región ucraniana controlada completamente por los grupos armados separatistas.

Al pie de una de estas imágenes, puede leerse: "Aquí, sentado, trabajando en un Buk, escuchando música, básicamente un buen domingo".

Según Seddon, quien ha rastreado los movimientos virtuales de las comunicaciones –ya sea por teléfono o por tableta- de este ruso de 24 años, hay otra foto que lo delata el pasado 5 de julio en Krasny Derkul, otro territorio de Ucrania.

Si bien la señal del GPS se puede falsear, sería incongruente que el militar lo haya hecho a propósito, habida cuenta de la gravedad de la implicación. De ahí que este descuido festinado sí podría traer malas consecuencias para su situación dentro del ejército, además de las consecuencias políticas y diplomáticas que ya varios medios occidentales barajan para el Kremlin.

Un SA-11 Buk, el lanzamisiles de rango medio, con un alcance superior a los 20 kilómetros. REUTERS/Alexander Natruskin/Files
Un SA-11 Buk, el lanzamisiles de rango medio, con un alcance superior a los 20 kilómetros. REUTERS/Alexander Natruskin/Files

Tal vez el elemento agravante estaría en la confesión del recluta de que opera alguno de los controles de un SA-11 Buk, un lanzamisiles de rango medio, con un alcance superior a los 20 kilómetros, desde donde supuestamente salió el misil que derribó la nave de Malaysia Airlines que unas horas antes había despegado desde Amsterdam con destino a Kuala Lumpur.

En las dos semanas posteriores a este suceso, todos los analistas militares han considerado que solo existen dos posibilidades para el derribo de un avión de esta envergadura: ya sea tras un disparo de un avión caza o mediante un misil tierra-aire, tipo Buk.

De acuerdo con un reporte de la BBC, durante los días previos al derribo de la aeronave comercial, los separatistas prorusos ya habían derribado otros aviones de guerra ucranianos, siempre a través de armas Buk.

Mientras Moscú insiste en que no alienta ni asiste a los separatistas prorusos dentro de territorio ucraniano, son muchos los criterios que aseguran que estos grupos no tendrían el impacto que tienen si no estuvieran apertrechados con armamento ruso.

De hecho, el gobierno ucraniano asegura que el uso de una rampa Buk sería imposible sin la ayuda de una estación de radar y de especialistas capacitados en comunicaciones; curiosamente la función que dice desempeñar el ingenuo y desenfadado recluta Alexander Sotkin.

Según Max Seddon, un legislador ruso anunció el 29 de julio un proyecto de ley para prohibir que los soldados accedan a las redes sociales durante el servicio activo.