Resuelto el misterio de las muñecas de porcelana en Los Ángeles

ABC News
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“Es realmente espeluznante e inquietante” –relataba una madre sin siquiera mostrar su rostro ante las cámaras de televisión de NBC Los Angeles.

Sucedió durante más de un largo mes de dudas y temores, desde que el pasado 16 de junio apareció la primera muñeca en el porche de una casa del vecindario de Talega, en San Clemente, al sur de Los Ángeles. Para asombro de la familia, la muñeca se parecía mucho a la niña de la casa.

El caso empezó a coger cuerpo cuando esta misma escena matutina se produjo en otras ocho familias de la zona: una muñeca dejada al pie de la puerta de la casa y un parecido enorme con la niña que allí vivía, todas alrededor de los diez años de edad.

"Esto me tomó por sorpresa", declaraba a ABC News el teniente Jeff Hallock, del Departamento del Sheriff del Condado de Orange. "Estamos tratando de conectar a las familias y a las niñas", agregó. "Estamos tratando de averiguar si existe una correlación".

De acuerdo con el oficial, cada familia pensó que el suyo era un caso único y que se trataba de la broma de algún amigo. Nadie imaginó que podría tratarse de algo mucho más grave, hasta que por diferentes vías supieron que no estaban solos en esta rara situación: otros vecinos, otras familias de los alrededores habían también recibido “su” muñeca ataviada por un camisón o un vestido de encaje.

Otra de las tareas de los investigadores fue averiguar de dónde provenían estas muñecas, todas vestidas con trajes antiguos, si eran producidas por algún artesano o frutos de una producción seriada…

Tampoco había vínculos de amistad entre las familias implicadas, más allá de que algunas de las menores asistían a la misma escuela, aunque no todas.

Ninguna nota amable o amenazadora acompañaba al regalo dejado ante las puertas de estas casas en el tranquilo barrio angelino de Talega.

Hasta que esta semana, tras el incremento de la investigación y un llamado de alerta a la población local, la policía pudo saber que se trataba de una anciana inofensiva, asidua de la iglesia a la que estas niñas asistían cada domingo.

De manera a deshacerse de una buena parte de su antigua colección de muñecas de porcelana, la buena señora, cuyo nombre no ha trascendido, había decidido regalar algunas, aunque, imaginamos que por timidez, por no perturbar la paz sagrada de las moradas, prefirió no tocar a la puerta.

“Los investigadores han llegado a la conclusión de que [la señora] estaba motivada por la buena voluntad y que su intención era tan solo tener un gesto amable”, puede leerse en el comunicado emitido por el Departamento del Sheriff del Condado de Orange.