Asombrosa fuga de niña yazidí revela el trato brutal de ISIS a las mujeres

Asombrosa fuga de niña yazidí revela el trato brutal de ISIS a las mujeres

Un golpe de suerte permitió a Adeba Shaker, de 14 años, convertirse en una de las pocas prisioneras en huir del grupo extremista Estado Islámico, que ha ocupado largas extensiones de Siria e Irak en los últimos meses.

Adeba llevaba 20 días secuestrada y había sido trasladada a un apartamento en Raabia, Irak, cuando los cinco hombres que la custodiaban recibieron una llamada telefónica y salieron a toda prisa, dejando la puerta sin cierre de seguridad.

Adeba se quedó sola junto a otra niña, vio una bolsa llena de teléfonos celulares y tomó uno, desde donde llamó a su hermano Samir, según relató a la Fundación Thompson Reuters.

Samir le dijo que fuera a una casa cercana a pedir ayuda e instrucciones para llegar a la frontera, donde los combatientes del Partido de los Trabajadores del Estado de Kurdistán (PKK) luchan contra militantes del Estado Islámico (ISIS).

"Era una apuesta pues yo no sabía quién era amigo y quién enemigo", recordó Shaker. Ella y su compañera se escabulleron de la casa y tocaron a una puerta vecina, donde una familia les mostró el camino a la frontera. “No podía caminar en línea recta, mis piernas temblaban y mi corazón latía rápido. Corrimos y huimos y nunca nos hemos arrepentido", relató.

Después de dos horas en la carretera escucharon disparos. Vieron a un grupo de combatientes del PKK y comenzaron a correr hacia ellos. "Yo lloraba y reía al mismo tiempo", dijo. "Éramos libres."

Adeba fue secuestrada de su aldea en la región de Sinjar, en el noreste de Irak, trasladada a la frontera con Siria y presentada como un "regalo" a los combatientes de ISIS. Se vio obligada a convertirse al Islam y a casarse con uno de ellos.

Los yazidíes profesan una religión antigua derivada de zoroastrismo y forman parte de la minoría kurda de Irak, la más afectada -junto a los cristianos-, por el avance de ISIS por el norte del país. Son considerados como adoradores del diablo que deben abrazar su versión radical del Islam o morir.

La amenaza a los yazidíes fue una de las razones citadas por el presidente estadounidense Barack Obama, cuando lanzó ataques aéreos estadounidenses contra este estado islámico en zonas de Irak a principios de este mes.

Muchas aldeas yazidíes fueron destruidas cuando las tropas de Saddam Hussein trataron de aplastar a los kurdos en la década de 1990.

Adeba vivía en un pequeño pueblo con 25 miembros de su familia. Le gustaba ir a la escuela y quería ser maestra. Cuando la familia se enteró de que los combatientes islámicos se acercaban, huyó a un pueblo cercano, pero esto no sirvió de nada, pues los extremistas los alcanzaron poco después.

"Nos prometieron que no iban a hacernos daño si nos rendíamos", dijo Shaker. "Separaron a las mujeres y los niños de los hombres. Luego se llevaron todas nuestras joyas, dinero, teléfonos y vehículos." Además de Adeba, los militantes secuestraron a por lo menos 73 mujeres y niños de su aldea y los trasladaron al norte de Irak.

La niña recordó que los militantes separaron a las ancianas del resto del grupo. Luego se llevaron a los niños. Algunas niñas fueron violadas por el comandante, quien tuvo el privilegio de su virginidad, antes de ser violadas en grupo por los otros soldados. Luego fueron probablemente vendidas al mejor postor por tan poco como 10 dólares. Otras niñas, como Adeba, fueron destinadas a casarse con militantes.

Todos los prisioneros de su aldea fueron cargados en camiones y trasladados a un lugar desconocido. Finalmente, Adeba y su familia llegaron a la ciudad iraquí de Badoosh, cerca de Mosul, donde se unieron a alrededor de 1.000 otras mujeres y niños yazidíes que habían sido capturados.

Adeba fue separada de su madre y el resto de su familia y más tarde enviada a la casa en Raabia de la que escapó.

La niña ahora está a salvo en un campamento de Irak para personas desplazadas, donde se reunió con dos de sus hermanos. Todavía no sabe el destino de otros 22 familiares que están en manos de ISIS.

"A veces no puedo dormir por la noche... Me preocupo mucho por ellos," dijo. "Esas horas son lo peor... Todo el mundo está dormido y sigo pensando en mi huida. Sé que tuve suerte, Dios me salvó."