El malicioso doctor que les hizo creer a cientos de personas sanas que tenían cáncer

El doctor Farid Fata les diagnosticó cáncer a cientos de personas sanas y destruyó sus vidas por medio de tratamientos excesivos y errores intencionales para cobrar millones de dólares a las aseguradoras, en lo que ha sido calificado por la fiscalía de Michigan como el caso de fraude "más flagrante" de atención médica en la historia de Estados Unidos.

Al menos 553 de sus pacientes recibieron tratamientos innecesarios en forma de unas 9,000 inyecciones o infusiones que costaron millones de dólares a las compañías de seguros y los enfermos.

Entre las personas que vivieron un verdadero infierno a causa del diagnóstico malicioso de Fata se encuentra Robert Sobieray, un exempleado de la industria automotriz. En 2010, Fata diagnosticó a Sobieray con un raro tipo de cáncer de la sangre y lo sometió a sueros mensuales de quimioterapia y tres semanas de radiación, tratamientos costosos que le hicieron perder sus dientes e hicieron que su cuerpo convulsionara incontrolablemente.

Después del arresto del médico Sobieray fue a un oncólogo diferente y supo que nunca había tenido cáncer. "Siento tanto odio hacia Fata. Su nombre me provoca un dolor de cabeza al instante", confesó Sobieray, de 62 años, a NBC News. "Espero que sea condenado a cadena perpetua."

Víctimas de Fata y sus familias salen de corte. David Guralnick/Detroit News via AP.
Víctimas de Fata y sus familias salen de corte. David Guralnick/Detroit News via AP.

Patty Hester vivió una pesadilla similar. En 2010 Fata le diagnosticó síndrome mielodisplástico, un tipo agresivo de cáncer, pero en vez de prescribirle el tratamiento indicado para la enfermedad le ordenó otros medicamentos que le causaron hipertensión y pérdida de cabello. Su esposo cayó en una depresión y adquirió adicciones al alcohol y el cigarrillo.

Laura Stedtfeld culpa a Fata por la muerte de su padre. "Farid Fata, te odio", declaró en una audiencia convocada por el juez para escuchar el testimonio de las víctimas. "Eres repugnante. Eres un monstruo... Evidentemente, eres un cobarde ya que ni puedes mirarme. Envenenaste, torturaste y mataste a mi papá".

Maggie Dorsey, quien no puede peinar a su hija debido al dolor de las articulaciones, contó que "aunque no estoy muerta, soy una sombra de lo que era... Hay días en que no puedo pararme". "Confié en él. Y él confió en mi seguro y mis copagos".

Los delitos de Fata quedaron al descubierto en 2013 cuando su gerente de negocios, George Karadsheh, lo denunció ante el FBI. Su clínica, Michigan Hematology Oncology, tenía siete oficinas en el este de Michigan y un negocio adjunto en el que se realizaban pruebas para detectar el cáncer.

Fata no solo dijo a decenas de pacientes sanos que estaban enfermos de cáncer, sino también les dio falsas esperanzas a los enfermos terminales para que continuaran pagando costosos tratamientos que no extenderían sus vidas.

"Algunos de estos pacientes terminales no sabían que estaban muriendo a causa de las mentiras de Fata", escribieron los fiscales en un memorando previo a la sentencia.

Ese fue el caso de la madre de Cheryl Blades. Cuando Nancy LaFrance sufrió una recurrencia de cáncer de pulmón, el cirujano le dijo que la quimioterapia no ayudaría, pero Fata insistió en que sí.

"Le dijo a mi madre que iba a curarla. Dijo que vería graduarse a su nieta más joven de la escuela secundaria. Y nada de eso pasó", contó Blades a NBC News.

Ahora los fiscales federales buscan una condena de 175 años para Fata, quien se declaró culpable de fraude en septiembre, tras admitir que obtuvo millones de dólares de las compañías de seguros para tratamientos innecesarios en sus clínicas.