Un seductor de tres años

En el amor no siempre la insistencia resulta la mejor arma. Mujeres y hombres se pueden sentir acosados cuando el cortejo se torna demasiado persistente. Claro, eso lo sabemos nosotros, los adultos, que hemos pasado por varias escaramuzas amorosas en la vida y conocemos, según nuestra experiencia, cuáles son las "técnicas" más efectivas cuando queremos conquistar el favor de la persona amada. Pero un nene de tres años es un neófito en el asunto.

Un video que nos muestra los torpes escarceos de un pequeño ha ganado una vertiginosa popularidad en los últimos días en Youtube. El diminuto Donjuán, al parecer brasileño, intenta abrazar, besar, tomar de la mano a una niña, negada firmemente a reciprocar los gestos amorosos. El chicuelo, incluso, improvisa una extraña danza "gateada" después de caer al suelo repetidas veces, pero tampoco consigue seducir a la nena.

La escena captada por un lente aficionado acumula cerca de un millón de visitas y más de 500 comentarios, desde el típico "It's so cute!" -¡Qué lindo!— hasta ciertos señalamientos menos indulgentes sobre el asedio del precoz seductor. ¿Hay razones para preocuparse por la conducta de este infante? ¿O su actitud refleja simplemente el desarrollo normal de la sexualidad infantil?

Sin entrar en un análisis sesudo sobre el tema de la sexualidad en la infancia, es importante recordar que los niños no crecen ajenos a las relaciones entre los sexos. Desde su nacimiento empiezan a aprender cómo se comportan hombres y mujeres, según la cultura del país donde nacieron. El polémico psicólogo alemán Sigmund Freud concedía una relevancia fundamental a esta etapa de la vida, que determinaba, según sus teorías psicoanalíticas, la formación posterior de nuestra personalidad.

Freud murió en 1939, mucho antes del surgimiento de la televisión, Internet, las redes sociales y toda la oleada de información que nos ahoga en estas primeras décadas del siglo XXI. Los niños de su época no vivían expuestos a todos los mensajes audiovisuales de esta, buena parte de los cuales reproducen escenas de fuerte erotismo.

Entonces, si sumamos el natural desenvolvimiento de la sexualidad en la infancia y un entorno donde el sexo es casi omnipresente, el gracioso coqueteo del chico no debería inquietarnos… o sí. ¿Ustedes qué opinan?