Infidelidad 2.0

Ya no son necesarias las escapadas after-office bajo el pretexto de una reunión de trabajo o las cenas de "chicas solas" para conocer amores prohibidos. Para ser infiel basta un dispositivo con conexión a Internet… y un rato para buscar, encontrar y concretar la cita. El único requisito para formar parte de este club: ser casada/o.

Infidelidad 2.0 / iStockphoto
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Si bien acaba de llegar a la Argentina y a México hace unos meses, desde hace 10 años el portal Ashley Madison es el principal lugar de encuentro de los infieles en la web (de hecho ya es la segunda red social con mayor crecimiento después de Facebook). En 2002, Noel Biderman, su CEO, se desempeñaba como representante deportivo para una de las empresas más importantes en Estados Unidos y Europa, cuando descubrió que gran parte de su trabajo consistía en cubrir a sus jugadores cuando cometían infidelidades y no querían que sus mujeres se enteraran.

También notó que en los sitios de citas para solteros había alrededor de un 30% de personas casadas buscando un affaire y teniendo que mentir sobre su estado civil. Hoy su negocio ya funciona en 19 países alrededor del mundo, con más de 13,5 millones de usuarios registrados.

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A juzgar por ciertas encuestas, el mercado es más que tentador. En promedio, las estadísticas de infidelidad aseguran que el 60% de los hombres son infieles, y que el 40% de las mujeres, les siguen los pasos. Para Sexole, el primer estudio sobre conductas y preferencias sexuales de usuarios de internet en España, las mujeres son más infieles que los varones (50% frente a 44%). Según el Journal of Couple and Relationship Therapy, entre un 45 y un 55% de las mujeres casadas son infieles.

La infidelidad 2.0 ha llegado para quedarse. Todo parece listo para que los infieles no corran riesgo alguno al salir en plan de conquista. Para que el affaire sea 100% ideal. ¿Pero tiene sentido embarcarse en una aventura en la que todo parece estar previsto? ¿Y el factor sorpresa? ¿Y la adrenalina que genera el salir a conquistar o a dejarse seducir? ¿No será esta la carta de defunción del romance aún prohibido?

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