Ser astronauta no es bueno para el cerebro
A los muchos males que pueden afectar a un astronauta en una misión de larga duración (atrofia muscular, descalcificación de los huesos, etc.) hay que sumar ahora los efectos que la radiación cósmica puede provocar en su cerebro. Aunque ya sabíamos que los astronautas ven chiribitas cuando una de estas partículas viajeras impacta contra su retina ("yo he venido aquí a hablar de mi libro", que diría aquél), un nuevo estudio de la Universidad Johns Hopskins apunta a los posibles daños que producirían los impactos de estas partículas de alta energía en el ADN del encéfalo de los viajeros espaciales.
El trabajo, publicado en la revista Radiation Research, no se ha hecho con astronautas- que son tipos muy sacrificados, pero no tanto - sino con ratas de laboratorio y consistió en someter a los roedores a dosis de radiación similares a las que recibiría un astronauta en un viaje espacial lejos de la protección de nuestra atmósfera. Durante varias semanas, las ratas recibieron dosis de radiación variables en la cabeza (el grupo de control recibió radiación placebo) y al finalizar la exposición se les sometió a pruebas de atención inspiradas en las que realizan los astronautas en la Estación Espacial Internacional.
Durante estas pruebas, los astronautas miran a una pantalla en blanco y activan un pulsador cada vez que ven una luz LED. La idea es medir sus tiempos de reacción y ver que todo está correcto para las duras tareas que llevarán a cabo en el espacio. La reacción normal debe ser de menos de 300 milisegundos. Las ratas fueron sometidas a tests parecidos durante 250 días para observar su evolución. Los efectos comenzaron a presentarse al cabo de 50 días y consistían en saltos de atención, respuestas impulsivas y un mayor tiempo de reacción. Los análisis post-morten mostraron que los daños consistían en cambios en la codificación de las proteínas y en el sistema de transporte de la dopamina.
Uno de los aspectos más interesantes del estudio es que no todas las ratas presentaron daños significativos en el cerebro tras la radiación, lo que apunta a que podría haber diferencias genéticas que hacen a unos individuos más propensos que otros a la hora de desarrollar estos daños. Los investigadores especulan con la posibilidad de desarrollar un biomarcador genético que les permita distinguir esta propiedad en humanos y seleccionar en un futuro a aquellos que pueden viajar al espacio con menos riesgos. El trabajo, financiado por el Instituto Nacional de Investigación Biomédica Espacial, tiene como objetivo desarrollar mejores medidas de protección para los astronautas en activo y minimizar la posibilidad de que los rayos cósmicos estén causando un daño cognitivo a largo plazo.
Referencia: Some Astronauts at Risk for Cognitive Impairment, Animal Studies Suggest (Johns Hopskins) | Vía: The Atlantic | Foto: NASA
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Fuente: Yahoo España
Ser astronauta no es bueno para el cerebro