Rojo, el color de la pasión también en los monos

(Bruce Colin Photography/Yahoo News)
(Bruce Colin Photography/Yahoo News)

El rojo es el color de la pasión en todas las culturas. Y cuando decimos “de la pasión” nos referimos a que despierta respuestas más agresivas o vehementes. En el contexto de un enfrentamiento, el contrincante que vista el rojo parece más peligroso, y en el cortejo quien lleva el color resulta más atractivo. En un artículo reciente han demostrado que esto también ocurre en monos, que no se trata de algo cultural.

Porque la pregunta original del estudio era precisamente si nuestra reacción a este color es algo innato o aprendido. Los propios autores del trabajo lo explican con un ejemplo muy sencillo y elegante. El color “oficial” de San Valentín – y de todas las fiestas comparables – es el rojo. Pero ¿se eligió el rojo por la reacción que provoca, o provoca la reacción porque lo asociamos a la fiesta?

La única manera de encontrar la respuesta era dar con un grupo de humanos que no estuviesen influidos por esta práctica cultural. Lo que resulta muy difícil... hasta que pensamos en monos. Que, a efectos prácticos, los podemos considerar “humanos sin cultura”.

El rojo es el color de la pasión en todas las culturas. (Thinkstock)
El rojo es el color de la pasión en todas las culturas. (Thinkstock)

Así que los investigadores decidieron centrar su estudio en macacos rhesus (Macaca mulatta). Emplearon a 100 individuos, la mitad machos y la otra hembras, para llevar a cabo el experimento. El diseño era sencillo: se les enseñaba a cada individuo fotografías de los “cuartos traseros” de otros monos, rodeados o bien por un marco de color rojo o de color azul.

Lo que se medía era la atención que prestaban. En concreto, la cantidad de tiempo que pasaban observando la imagen. Pero claro, faltaba el contexto. Si todas las imágenes eran de traseros – que si son de un individuo del mismo sexo provocan rechazo, y si son de distinto atracción sexual – no se sabía si era el color, o la calidad de la imagen o atractivo del individuo. Así que introdujeron una imagen no relacionada, una concha de un molusco, también rodeada por un marco.

La primera parte del experimento enfrentó a todos los individuos a traseros de machos, con marcos de color rojo o azul en orden aleatorio. Lo que pudieron ver es que las imágenes rodeadas de rojo provocaban mayor atención en las hembras. Los machos no parecían verse afectados por el marco. Y ninguno de los sexos por las conchas, confirmando que era la suma de ambos factores, y no sólo el atractivo.

Tras esto, pasaron a las imágenes contrarias, las de hembras. En este caso, como era de esperar, las hembras no mostraron diferencia. Pero lo que resulta más curioso, los machos tampoco. La cantidad de tiempo dedicado a cada imagen no se relacionaba con el color del marco.

Después de darle muchas vueltas, los científicos llegaron a una conclusión. Estaba claro que en hembras sí existe un “efecto rojo” - nombre que le han dado los investigadores – cuando se les presentaban machos. Porque el atractivo de un macaco reside en sus cuartos traseros. En cambio, en las hembras se localiza más en el rostro, por lo que no puede despertar reacción un cuarto trasero.

El siguiente paso, en el que ya están trabajando, es el de realizar el mismo experimento empleando imágenes del rostro de hembras. Pero no sólo eso: también extenderlo a otros simios, para demostrar que es una cuestión general.


Historia original: Yahoo España