La NASA planea darle una luna a la luna

La misión ARM podría culminar con una roca de asteroide orbitando a la luna en 2025

Representación artística con el ARV (vehículo de redireccionado de asteroide) barriendo la superficie del asteroide a una altura de 1 kilómetro en busca de una roca de tamaño adecuado. (Crédito: NASA).
Representación artística con el ARV (vehículo de redireccionado de asteroide) barriendo la superficie del asteroide a una altura de 1 kilómetro en busca de una roca de tamaño adecuado. (Crédito: NASA).

La luna podría dentro de unos años dejar de orbitar sola y ganar un pequeño compañero al que podríamos llamar "la luna de la luna". Se trataría de una roca de unos 4 metros de largo y lo más interesante es el modo en que se pondría en órbita. La NASA acaba de anunciar su plan para visitar un asteroide, recoger de su superficie una muestra y transportarla hasta la órbita lunar. Más tarde, una nave Orión tripulada acudiría al encuentro de la sonda recolectora y atracaría junto a ella para que los astronautas pudieran estudiar la roca en detalle. Si todo va según lo previsto, veríamos el lanzamiento de la sonda recolectora en 2020, y la roca terminaría en órbita lunar cinco años más tarde.

Representación artística del ARV capturando una roca de la superficie del asteroide. (Crédito NASA).
Representación artística del ARV capturando una roca de la superficie del asteroide. (Crédito NASA).

La misión, llamada ARM por sus siglas en inglés (Misión de Redireccionado de un Asteroide) es ciertamente ambiciosa (y también criticada según leo en Popular Science) consta de dos fases. La primera, llevada a cabo mediante sondas robóticas, haría llegar a una sonda "recolectora" hasta un gran asteroide aún por determinar. Una vez barrida su superficie, seleccionaría una roca de tamaño adecuado de entre las muchas que - según se tiene constancia - se encuentran habitualmente sobre estos cuerpos celestes.

Representación artística del ARV abandonando el asteroide tras caputar la roca con los cohetes ya activados. (Crédito NASA).
Representación artística del ARV abandonando el asteroide tras caputar la roca con los cohetes ya activados. (Crédito NASA).

Una vez elegida la roca adecuada, la sonda aterrizaría sobre ella, capturándola entre sus patas móviles (y digo bien "patas", al estilo de las de un saltamontes). Tras asegurar la roca, la sonda se despegaría inicialmente del asteroide de un salto, para de este modo evitar el levantamiento de polvo típico tras el encendido de los retrocohetes. Una vez la sonda y la roca "cazada" estuvieran a una distancia prudencial, se iniciaría el viaje de retorno con destino a una órbita de la luna, donde el conjunto formado por la nave captora y la roca se convertirían en la luna de la luna.

Decir que este es el plan de captura que finalmente se impuso en el estudio previo de la misión, al que han llamado simplemente "Opción B". La opción descartada, llamada "Opción A", consistía en seleccionar una roca de menor tamaño (de unos 10 metros de largo), viajar hasta ella y desviar su trayectoria mediante una tecnología llamada tractor gravitatorio.

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Representación artística de una nave Orión tripulada atracando junto al ARV. (Crédito NASA).
Representación artística de una nave Orión tripulada atracando junto al ARV. (Crédito NASA).

Las razones por las que la NASA se ha decidido por esta "Opción B" tienen que ver con la abundancia de asteroides de tamaño grande en primer lugar (los de pequeño tamaño son más escasos y difíciles de detectar), pero también con la intención que la agencia espacial norteamericana tenía de poner a prueba su tecnología de aterrizaje en un asteroide. Especialmente después de que la ESA se les adelantara cuando la misión Rosetta consiguió posar al módulo Philae sobre la superficie de un cometa hace escasos meses.

Representación artística de dos astronautas preparándose para estudiar el pedazo de asteroide capturado por el ARV. (Crédito NASA).
Representación artística de dos astronautas preparándose para estudiar el pedazo de asteroide capturado por el ARV. (Crédito NASA).

La segunda fase de la misión consistiría en el lanzamiento de una misión tripulada (probablemente dos hombres a bordo de una nave Orión) que se desplazase hasta la órbita lunar en la que se ubicase la sonda captora y su presa. Tras hacer atracar a la nave tripulada con la sonda ARM, los astronautas podrían moverse fácilmente (tras un corto paseo espacial) hasta la roca capturada. Allí podrían estudiarla en detalle, analizarla, fotografiarla e incluso tomar muestras que podrían traerse de vuelta a casa tras una misión que podría durar más de 20 días. Sin duda un entrenamiento estupendo de cara a la tan ansiada misión tripulada a Marte.

Bajo estas líneas podéis ver un vídeo elaborado por la NASA, en el que explican la misión de la nave Orión a investigar la roca capturada por la sonda recolectora de la misión ARM (Misión de Redireccionamiento de un Asteroide).

Por lo que puedo leer, habrá que esperar a 2019 para que la NASA seleccione el asteroide a visitar por la misión ARM. Tras eso, si todo va bien, la nave captora podría despegar en 2020 y finalizar su misión con la roca puesta en órbita lunar para el año 2025.

Más información en imágenes en la web de la NASA Asteroide Initiative.

Me enteré leyendo

Spacenews.com


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