La historia de Koko, el gorila que 'habla' (y miente)
Pamela Meyer, autora de un conocido libro sobre técnicas para detectar la mentira titulado "Liespotters" (no te pierdas su TED talk) estima que el común de los humanos miente entre 10 y 200 veces cada día. Curiosamene Koko, una famosa gorila hembra estudiada durante décadas por la psicóloga estadounidense Francine "Penny" Patterson en las instalaciones de The Gorilla Foundation, ha pasado a la historia (entre otras cosas muy interesantes, como por haber aprendido a usar 1000 signos del lenguaje de los sordomudos) por una única mentira. Lo cual viene a decir bastante poco a favor de nosotros, la verdad.
La historia de Koko, con quien siempre he simpatizado por haber nacido como yo en 1971, comenzó cuando Penny Patterson, una estudiante graduada en psicología por la Universidad de Stanford se hizo cargo de sus cuidados durante 6 meses, a causa de una grave enfermedad que hizo que trasladaran al bebé hembra gorila a un camión de cuidados intensivos en el zoo de San Francisco. Tras recuperarse la pequeña primate, Penny solicitó permiso al zoo para seguir trabajando con ella como parte de su investigación en psicología. Cosa que consiguió, inicialmente, durante cuatro años.
En 1974 Koko y su camión se mudaron a la Universidad de Stanford, donde Penny y otros investigadores prosiguieron trabajando durante unos años con Koko y otros gorilas que se sumaron al proyecto, hasta su última y definitiva mudanza a Woodside, California, donde aún permanece. Durante el proceso, Koko ha aprendido a usar 1000 signos en en el lenguaje de los sordos, así como a comprender 2000 palabras del inglés. Si queréis estar al tanto de su actividad podéis suscribiros a su página en Facebook.
Koko ha crecido rodeada de expectación mediática, entre otras cosas gracias a los varios documentales que Patterson ha hecho públicos sobre el proceso de educación de la gorila, después de todo Koko es lo más parecido que hemos tenido a Zira, de la saga "El planeta de los simios". Pero es que además, a comienzos de la década de los 80, un libro y un documental sobre la historia de Koko y su mascota, un gatito llamado "All Ball", hizo que literalmente la hembra "parlante" de gorila se metiera al público en el bolsillo.
Y es en ese marco, con Koko adorando a su gatito mascota, cuando llego a la historia de la famosa mentira. Según se recoge en varios medios, como el blog Naturalnews de Mike Bundrant, Koko tuvo un día ciertos problemas de comportamiento (un mal día lo tiene cualquiera) y terminó pagando su frustración empleando su enorme fuerza en arrancar un lavabo de la pared. Podemos imaginar la escena - chorros de agua incluídos - cuando Penny llegó al "lugar del crimen". Al preguntarle la psicóloga a Koko quién era el responsable de semejante estropicio Koko respondió: "el gato". Imagino que el interrogatorio debió ser realmente gracioso, aunque a raíz de la anécdota a mi se me ocurren múltiples e interesantes preguntas. ¿Es inherente a los grandes primates la capacidad de mentir? ¿Es necesario aprender a comunicarse mediante algún tipo de lenguaje para poder mentir?
Lo que si sabemos es que a All Ball, el gatito, no le dio tiempo a servir de chivo expiatorio durante un largo plazo. A los pocos meses de ser adoptado por Koko se escapó, y un coche le pasó por encima. El vídeo de Penny explicandole a Koko que el gatito había pasado "a formar parte del asfalto", y que no volvería a verlo se convirió en un clásico previo a los virales, que de tanto en tanto retorna cosechando nuevos éxitos. A pesar de la baja calidad de imagen, podéis aprender más sobre la breve pero intensa relación entre Koko y el gatito "All Ball" (en alguno sitios lo traducen como "Bolita") en este extracto de un documental de Patterson emitido por la 2 de TVE, en el que también aparece por cierto la propia Penny.
El hecho de comenzar hablando de la mentira en el primer párrafo no ha sido una mera casualidad y es que llegado a este punto he de decir que, a día de hoy, los primatólogos tienen muy baja consideración sobre el trabajo científico realizado por la psicóloga Patterson. La acusan entre otras cosas, de desechar durante el montaje de sus documentales, muchas tomas en las que a la gorila simplemente no se la entendía, y de quedarse solo con las más efectivas (sin duda un "artefacto" que parece indicar mala ciencia). Además, según he podido leer, en muchas ocasiones se acusó a Patterson de crear marcos creíbles para cada escena añadiendo narraciones en sus documentales que no siempre se correspondían con la realidad.
Del mismo modo, también hay quien la ha acusado de indicarle a Koko fuera de cámara, los signos que la gorila debía usar en cada momento. ¿Qué tanto por ciento de las habilidades comunicativas de Koko son reales y qué otro tanto es montaje? Me temo que la duda siempre rodeará al personaje, pero lo que es innegable es que Koko amaba a ese gatito, y que internet ama a cualquier cosa que tenga que ver con gatitos. (Por cierto, que la mismísima Jane Goodall ha sido también acusada de antropomorfizar en exceso a los chimpancés que estudió en Tanzania para "empatizar" más con el público).
Sea como sea, lo que es incuestionable es que el personaje de Koko, y la foto de portada junto a su gato en la edición de enero de 1985 de la revista National Geographic, la convirtieron en un icono mundial que hizo que muchos cambiaran la imagen que tenían de los gorilas, más próxima hasta entonces a la de King Kong.
De hecho, según he podido descubrir, la historia de cómo Koko aprendió a pedir un gatito en lenguaje de signos (previamente le regalaron un peluche muy realista que le aburrió enseguida), de cómo adoptó a All Ball y de cómo lo cuidó con amor hasta finalmente llorar su muerte cuando su mascota fue atropellada, es una lectura común en las escuelas de primaria en los Estados Unidos.
Publicado originalmente en Cuaderno de Ciencias