Descubren un escarabajo en la cueva más profunda de la Tierra

Imagen que muestra la nueva especie de escarabajo descubierta en una cueva, así como el lugar en el que apareció. Crédito: Sinc - José Antonio Peñas
Imagen que muestra la nueva especie de escarabajo descubierta en una cueva, así como el lugar en el que apareció. Crédito: Sinc - José Antonio Peñas

Las cuevas son lugares oscuros, generalmente húmedos, y carentes de vida. O al menos esa es la impresión que dan a primera vista. Las dos primeras características son ciertas, pero no lo que se refiere a la vida, ya que en los sistemas de cuevas existe una cantidad importante de fauna. Como demuestra el hecho de que hayan descubierto una nueva especie de escarabajo, denominada Duvalius abyssimus, en la cueva más profunda del planeta.

Quizá decir que hay una “cantidad importante” suene raro. El número de especies, y el tamaño de las poblaciones – es decir, la cantidad de animales de cada especie – no es especialmente elevado. Pero sí son importantes, aunque sólo sea porque demuestra que la vida se desarrolla en casi cualquier parte.

Las cuevas son ecosistemas curiosos que imponen una serie de características a los seres vivos que viven en ellas. Para empezar, como no llega luz – o llega muy poca – la producción es muy baja. Es decir, que no existe mucho alimento. Además, gran parte del ecosistema depende o bien de lo que proviene de fuera, o de bacterias que producen alimento aprovechando fuentes de energía menos comunes, los llamados quimiolitotrofos.

¿Qué características son estas? Una muy evidente es el color de estos animales. En realidad, la falta de color. Si no llega la luz, no compensa gastar energía en colores que sirvan ni para llamar la atención, ni para pasar desapercibidos.

En realidad, lo que no compensa es tener ojos. Las estructuras visuales son “caras”, hace falta dedicar mucha energía – esto es, alimento – tanto en generarlas como en mantenerlas. La solución a la que llegan casi todas las especies es la de prescindir de los ojos.

Y en ese camino está el escarabajo recién descubierto. De hecho, como todavía tiene ojos, aunque estén comenzando a atrofiarse y en camino de desaparecer, los investigadores saben que es una especie que llegó a las cuevas hace no tanto tiempo. En términos evolutivos, que se miden en cientos, miles o incluso millones de años.

También es cierto que a este insecto no se le ha encontrado en las zonas más profundas de este sistema de cuevas. La Cueva de Voronia, donde habita Duvalius abyssimus, llega a más de 2.000 metros de profundidad. Pero el escarabajo no parece que baje de los mil metros, aunque no se puede saber con seguridad. Hasta ahora sólo se han encontrado dos ejemplares, un macho y una hembra.

Lo que sí queda claro, gracias a este trabajo, es que la espeleobiología – la rama de la biología que estudia la fauna, flora y ecología de cuevas – aún puede dar muchas sorpresas.

Publicado originalmente en Cuaderno de Ciencias.