De análisis universales para todo tipo de virus y de disgustos para los antivacunas

El pequeño Ubaid Diad, de dos años, llora junto a su madre mientras lo vacuna la enfermera Susanne Eipper (izda) contra enfermedades como el sarampión y las paperas en la oficina de Salud y Asuntos Sociales en Berlín ayer. EFE
El pequeño Ubaid Diad, de dos años, llora junto a su madre mientras lo vacuna la enfermera Susanne Eipper (izda) contra enfermedades como el sarampión y las paperas en la oficina de Salud y Asuntos Sociales en Berlín ayer. EFE

Esta semana en el mundo de la ciencia viene marcada por los fallos de los jurados de los Premios Nobel, cuyos rostros cubren durante una semana las secciones dedicadas a investigación en la mayoría de los periódicos. Sin embargo, al margen de estos magnos sucesos, la semana nos trajo otras noticias interesantes y en algunos casos irónicas. Entre las primeras, las noticias interesantes, cabe destacar lo cerca que están los científicos de desarrollar un único análisis de muestras que determine todos los virus que se encuentran presentes. Y entre las segundas (las noticias irónicas) cabe destacar la historia del estudio pagado por los antivacunas para conseguir encontrar lazos entre el autismo y la vacunación, cuyos resultados han terminado por no encontrar relación alguna, dejando atribulados a sus financiadores.

Los servicios médicos estatales y privados de todo el mundo estarían encantados de contar con una herramienta única capaz de analizar muestras clínicas en busca de todo tipo de enfermedades o infecciones, cosa que por el momento queda bastante lejos. Por ejemplo pensemos en los virus, existe todo un amplio abanico de virus ahí fuera capaz de provocar mil y una enfermedades, muchos de los cuales pueden presentar síntomas similares, o lo que es peor, ningún síntoma en absoluto. No es de extrañar que los doctores pierdan mucho tiempo (costoso) intentando realizar las distintas pruebas ideadas para cada virus, en busca de un culpable.

Bien, pues esto podría estar a punto de pasar a la historia si como acaban de anunciar científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad Washington en St. Louis dirigidos por Gregory Storch, estamos muy cerca de contar con un test universal (al que llaman ViroCap) que podría rastrear la presencia de cualquier virus conocido en una sola muestra. Según puedo leer sobre este nuevo método analítico, lo que maravilla no es solo el amplio espectro en el que busca, sino su "sensibilidad". Al parecer es capaz de detectar sub-tipos de virus recientemente mutados y que por tanto han variado su material genético ligeramente con respecto al del patrón empleado en la búsqueda. El trabajo acaba de publicarse en Genome Research y como podéis imaginar, es realmente esperanzador.

De esta maravillosa y prometedora noticia me enteré leyendo Ifl Science.

Imagen de un virus HIV-1 sobre la superficie de una célula. (Cynthia Goldsmith/Centers for Disease Control and Prevention via AP)
Imagen de un virus HIV-1 sobre la superficie de una célula. (Cynthia Goldsmith/Centers for Disease Control and Prevention via AP)

Y ahora vamos con la parte trágico cómica que les anunciaba. No existen dudas en el entorno científico sobre el supuesto vínculo entre la vacunación y la aparición del autismo. Estudio tras estudio, el sistema de doble ciego ha mostrado que no hay relación entre ambas, e incluso las conclusiones de la investigación original que dio lugar al mito, han sido falseadas. A pesar de todo, los antivacunas no han detenido la maquinaria del infundio, llegando incluso a "crear" datos que diesen apoyo a sus creencias, y financiando estudios en los que el resultado final aparecía marcado de antemano... ya se sabe que quien paga exige.

Pero incluso así les ha salido el tiro por la culata. Después de haber financiado parcialmente un estudio de seis años sobre la efectividad de las vacunas y sus efectos en el desarrollo neurológico y del comportamiento social, para el cual se trabajó con macacos, finalmente los resultados han concluido que no hay relación entre vacunas y autismo. Obviamente el grupo, llamado SafeMinds, ha puesto en duda el trabajo que ellos mismos encargaron puesto que las conclusiones no han sido las esperadas, por lo que en su web han publicado una nota victimista en la que muestran su preocupación "sobre los cambios efectuados en el diseño del protocolo del estudio, que podría haber conducido a estos resultados contradictorios". En fin, ya se sabe, cuando el trabajo no me da la razón, lo que está mal es el trabajo.

De este "zas en toda la boca" para los antivacunas, me enteré leyendo Ifl Science.