Encontraron vida en la Liga Mexicana de Beisbol

Roberto Espinoza
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TIJUANA.- Mucho se ha hablado de la incursión a la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) de un grueso grupo de peloteros nacidos en Estados Unidos pero de padres mexicanos. Sin embargo, poco se ha mencionado lo que ellos han tenido que vivir para poder incursionar en ella.

Desde versiones que indican que esos peloteros llegaron a quitarle lugares a los jugadores nacidos en México, pues a partir de este año están jugando con como nacionales, hasta declaraciones de directivos que aseguran afectan la economía del país pues se llevan sus ganancias de vuelta a Estados Unidos.

Es ahora que la final de la LMB se está disputando y en la que los Pericos de Puebla se coronaron frente a los Toros de Tijuana, que una parte de dicho grupo de jugadores habla sobre lo que ha significado jugar en un país en el que no les tocó nacer pero que quieren y aman gracias a que sus padres o abuelos tienen sangre azteca.

"En general creo que ha sido muy fácil, el grupo me ha aceptado perfectamente, mis compañeros han sido muy amigables conmigo y la liga es muy divertida", señaló Jason Urquídez, cerrador de los Toros de Tijuana.

Urquídez habla muy poco español, lo entiende perfectamente, pues sus abuelo es nacido en Guaymas, Sonora. A él le ha tocado saber de México por su abuelo, pero ya conoce gran parte de la República gracias a su incursión con los Toros y al trabajo que ha tenido en los últimos años con los Naranjeros de Hermosillo, donde por cierto ha jugado en calidad de extranjero porque dominan otros criterios diferentes al que este año impuso la LMB.

Por su parte, el infielder Óscar Sanay vive su historia con los Pericos de Puebla. Con apenas 24 años de edad estaba resignado a comenzar una carrera como scout de los Rays de Tampa, luego de que la misma organización lo dio de baja tras dos años en sus ligas menores.

"Tampa me dejó libre en octubre pasado y me ofrecieron trabajo de scout pero yo quería jugar al menos un año más, y entonces una persona me contactó y me preguntó si tenía sangre mexicana, y para decirme que Puebla tenía un lugar para un infielder. Entonces me recomendó y ahora estoy emocionado de estar aquí y ya no quiero jugar nada más un año, quiero seguir aquí", reveló Sanay.

Urquídez, que en 2015 ya jugó en LMB pero como extranjero, en este 2016 se ubicó en el tercer lugar de juegos salvados de la liga con 26, y señala que los Toros son la mejor organización en la que le ha tocado jugar, a pesar de que en Estados Unidos ha pertenecido a equipos como los Diamondbacks de Arizona, Medias Rojas de Boston y Angelinos de Los Ángeles.

"Me siento como en casa, me tratan muy bien y el ambiente es algo que me encanta. Mis compañeros son muy amigables y los directivos nos dan un trato muy profesional", explicó el relevista de los Toros.

Sanay, quien lo mismo habla perfectamente inglés que español, coincide con Urquídez en que en México el trato de los directivos y el ambiente con los jugadores supera el que se vive en las ligas menores en Estados Unidos. El infielder de los Pericos pasó dos años en las sucursales de Tampa Bay.

"Yo hablo los idiomas, pero dentro del campo todos hablamos el mismo idioma, todos hablamos beisbol. Me he sentido mejor aquí que cuando estuve en Estados Unidos con los Rays, aquí todo esto es un ambiente familiar, y allá todo es negocio", apuntó.

Contar para este año con un número ilimitado de jugadores nacidos en Estados Unidos pero de sangre mexicana jugando como locales y además la incursión de seis extranjeros por equipo, causó revuelo en un grupo de directivos de la LMB que se opusieron a dicha fórmula, pero que al ser aprobada por votación mayoritaria en la asamblea de dueños, se aplicó para este 2016.

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