Una terapia contra el estigma que cubre las enfermedades mentales

Loretto Lacayo atesora más de 12 años de experiencia en el tratamiento a enfermedades mentales (Cortesía de Loretto Lacayo)
Loretto Lacayo atesora más de 12 años de experiencia en el tratamiento a enfermedades mentales (Cortesía de Loretto Lacayo)

"No piense que estoy loca". La frase vino a la memoria de Loretto Lacayo cuando recordó el tratamiento a una de sus pacientes latinas. La terapeuta conocía ese temor a sentirse rechazada por una supuesta pérdida de la razón. Ella misma había atravesado la angustia del trastorno bipolar a una temprana edad y conocía el estigma asociado a las enfermedades mentales.

Ahora, en la posición de una profesional de la salud mental, Lacayo educa a sus pacientes en una idea fundamental: "tener una condición mental no significa estar loco". Pero sus consejos chocan con una persistente realidad. La mayor parte de la comunidad hispana en Estados Unidos se resiste a buscar ayuda especializada cuando uno de los suyos sufre algún padecimiento psiquiátrico.

Cuando la razón se fatiga

El desconocimiento engendra temor y rechazo. Cuando la psiquis humana falla, la confusión de familiares y amigos confluye con un sentimiento de culpa que paraliza. La falta de información aleja a las personas afectadas del tratamiento médico. Muchos atribuyen los síntomas de la bipolaridad u otra enfermedad de este tipo al cansancio o a un dolor físico, explica Lacayo.

¿Por qué los latinos consideran los trastornos mentales como una marca vergonzosa? El no saber explica el miedo. También determinados rasgos culturales: los hispanos valoran sobremanera la autonomía, ninguno quiere convertirse en "una carga” para su familia; entre los hombres, el machismo dificulta la aceptación de una “debilidad”, en consecuencia las mujeres acuden a un profesional con más frecuencia, afirma la terapeuta.

La inmigración somete a las personas a un considerable estrés (AP/Eric Gay)
La inmigración somete a las personas a un considerable estrés (AP/Eric Gay)

Los difíciles caminos de la emigración

“La emigración es un proceso de acoplamiento difícil para los latinos, y toma tiempo”, señala Lacayo, quien ofrece consultas en Stamford, Connecticut. “Es un reto para los inmigrantes dejar a sus familias, convivir en una cultura nueva, no saber el idioma y buscar trabajo”, afirma.

Investigaciones sobre la salud mental entre los hispanos residentes en Estados Unidos han revelado que los adultos mayores y los jóvenes son los más vulnerables a las tensiones de la migración. Los primeros se pueden sentir abrumados por el choque con una nueva cultura, en algunos aspectos contraria a sus valores tradicionales. Mientras, las nuevas generaciones enfrentan la discriminación y los cuestionamientos sobre su identidad, sin contar con las referencias culturales de sus padres, según explica la American Psychiatric Association.

Nadie quiere ir a un “loquero”

“Los latinos tendemos a acudir a nuestros familiares, amigos, iglesias, u otras vías de cura para mejorar”, describe Lacayo, graduada en Consejería Psicológica en la Northwestern University, en Illinois. Se estima que solo el 10 por ciento de los hispanos en Estados Unidos consulta a un profesional de la psicología o la psiquiatría cuando sufre trastornos mentales.

Frente a trastornos mentales, los latinos prefieren apoyarse en sus amigos, familiares e iglesias. (AP/Bebeto Matthews)
Frente a trastornos mentales, los latinos prefieren apoyarse en sus amigos, familiares e iglesias. (AP/Bebeto Matthews)

La comunidad comparte cierto escepticismo hacia especialistas de la salud mental, aunque esa desconfianza varía según las condiciones de cada familia. Por otra parte, el déficit de personal hispanohablante –alrededor de 30 profesionales de esta rama por cada 100.000 latinos- obstaculiza el acceso a los servicios.

Sin embargo, Lacayo se pone como ejemplo de cómo el acceso a los profesionales, “la mente abierta de buscar ayuda”, sus estudios y “el apoyo de mi familia”, hicieron una diferencia en su vida. “Esto es lo que yo deseo para mis clientes y todos los que sufren emocionalmente; porque hay ayuda y no hay vergüenza en utilizarla”, sostiene.

Así ocurrió con la paciente de la anécdota. “Poco a poco fue entendiendo el poder de hablar y ser escuchada y comprendida”, relata Lacayo. “Ella aprendió hablar de sus sentimientos en terapia, cosa que no sabía hacer.  Hoy en día viene a terapia con su esposo y su hijo.”

Tras más de una década de trabajo, Lacayo espera publicar un libro sobre cómo su experiencia personal puede inspirar a otras personas con trastorno bipolar. “Vivir con bipolaridad no es fácil, es una lucha diaria”, reconoce. “Pero he aprendido que no lo puedo hacer sola. Necesito a mi sistema de apoyo y atención médica.” De la comprensión de esta simple enseñanza depende la salud mental de millones de latinos en Estados Unidos.