¿Una comunidad neonazi en EEUU?

Los manifestantres rechazaron la presencia neonazi en Leith (lastrealindians - Twitter)
Los manifestantres rechazaron la presencia neonazi en Leith (lastrealindians - Twitter)

Más de medio siglo después de la derrota del fascismo, sus herederos intentan revivir esa ideología extremista. El sueño de fundar la primera comunidad totalmente blanca en Estados Unidos, conformada básicamente por activistas neonazis, amenaza con materializarse en el pueblo de Leith, en Dakota del Norte.

Entre el domingo y el lunes pasado, la localidad fue escenario del enfrentamiento entre miembros del Movimiento Nacional Socialista (NSM) y vecinos opuestos al proyecto de los supremacistas. Aunque el incidente transcurrió de manera pacífica, la veintena de habitantes de Leith presenció el despliegue de fuerzas de seguridad y medios de prensa, algo inusual en este diminuto asentamiento, 120 kilómetros al sudoeste de la capital estatal Bismarck.

Una pequeña batalla en Leith

Uno de los residentes de Leith, el reconocido militante racista Craig Cobb, había invitado al comandante del NSM, Jeff Schoep para ofrecer detalles sobre el plan de establecer una comunidad blanca en la zona. Pero los neonazis encontraron resistencia de algunos lugareños y representantes de una reserva indígena cercana.

Alrededor de 300 manifestantes se congregaron frente a la casa de Cobb, enarbolando pancartas contra el movimiento neonazi y la ideología racista de grupos como el Ku Klux Klan. “Si piensan que pueden venir a nuestro territorio y amenazar a nuestros niños, entonces les daremos su merecido”, advirtió Chase Iron Eyes, vocero de la tribu sioux Standing Rock.

Ante la posibilidad de que Cobb reúna un creciente número de simpatizantes de sus ideas políticas, algunos residentes han comenzado a preparar soluciones de urgencia. En el peor de los casos el pueblo desaparecería, al menos en papeles. Tras disolver el gobierno local, el consejo traspasaría sus poderes al condado de Grant.

Otra alternativa sería expulsar a Cobb por incumplir con las normas sanitarias. El servicio de salud del condado envió al activista una citación porque su casa no está conectada al acueducto ni al alcantarillado, lo cual la convierte en una amenaza a la sanidad pública. Si Cobb no respondiese a la queja con un plan concreto, una corte del distrito podría emitir una orden de desalojo.

El NSM cuenta con unos 400 integrantes en Estados Unidos (Dbking - Flickr)
El NSM cuenta con unos 400 integrantes en Estados Unidos (Dbking - Flickr)

El nacimiento de un pueblo neonazi

“Tenemos que comenzar en alguna parte”, dijo Schoep a la prensa. El líder del NSM, la mayor organización neonazi de Estados Unidos, aspira a ganar terreno a partir de pueblos como Leith, que servirían como campo de pruebas para una futura expansión. En esa estrategia el apoyo de Cobb podría ser determinante.

Cobb, prófugo de la justicia canadiense, llegó a Leith en mayo del 2012. Desde entonces ha comprado una docena de propiedades abandonadas, algunas de las cuales ha cedido a líderes de grupos neonazis como Schoep. En declaraciones a la National Public Radio, el militante detalló su proyecto de construir parques, monumentos y una piscina municipal, todos dedicados a miembros del movimiento supremacista blanco.

Al margen de la ideología, los planes de Cobb cambiarían radicalmente el aspecto de Leith. Fundado en 1909, el poblado disfrutó de cierta prosperidad hacia mediados del siglo pasado, pero el cierre de la línea de ferrocarril hace unos 30 años lo condenó a una larga decadencia, según reporta The New York Times. Hoy apenas queda un bar abierto en la calle principal y la mayoría de los terrenos languidecen conquistados por la maleza.

La próxima localidad en la mira de Cobb sería Alkabo, otro pueblo diminuto en Dakota del Norte, a pocos kilómetros de la frontera con Canadá.

Los neonazis son protegidos por la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos (David Axe - Flickr)
Los neonazis son protegidos por la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos (David Axe - Flickr)

Tras las huellas de Hitler

Un veterano de la Segunda Guerra Mundial, George Lincoln Rockwell, creó el primer partido neonazis estadounidense en 1959. Aunque esa iniciativa pro fascista no movilizó un número considerable de militantes, las ideas de su fundador cimentaron el actual movimiento de extrema derecha en el país norteamericano.

De acuerdo con el ensayo El Movimiento Neonazi, publicado por la organización no gubernamental Southern Poverty Law Center, Rockwell comprendió que debía ampliar el concepto de pureza racial más allá del ideal ario germánico, con el objetivo de incorporar a todos los blancos estadounidenses, sin importar si provenían del este o el sur de Europa.

Además, alentó la negación del holocausto judío para reducir la antipatía de sectores que no se consideraban antisemitas y cuestionaban el exterminio de este pueblo a manos de la Alemania de Adolfo Hitler. Finalmente, Rockwell entendió la importancia de la religión para los estadounidenses y penetró una secta conocida como Identidad Cristiana. Los pastores de esa congregación, muchos de ellos militantes del Partido Nazi Americano, propagaron el odio contra los judíos, a quienes acusaban de representar al diablo y asesinar a Jesucristo.

Según cifras del Southern Poverty Law Center, al cierre del 2012 en Estados Unidos funcionaban más de 1.000 grupos que instigaban al odio –contra inmigrantes, negros, minorías étnicas, homosexuales... A esas organizaciones se suman otras del llamado “movimiento patriota”, donde confluyen enemigos del gobierno federal, ultraconservadores y soberanistas entre otras tendencias de extrema derecha. A partir de la primera elección del presidente Barack Obama las “milicias” de este tipo han crecido de medio centenar en 2009 a 1360 el año pasado.

Los expertos afirman que este auge se debe a factores como la prolongada crisis económica y la incertidumbre social. El debate en torno a la reforma migratoria y el inevitable cambio demográfico en la población estadounidense –los blancos dejarán de ser mayoría para mediados de este siglo—han radicalizado el mensaje de los supremacistas blancos.