Proponen una respuesta activa en caso de tiroteos en escuelas


En algunas escuelas primarias suenan los tambores de guerra. O, al menos, los de la legítima defensa. Nadie desea que se repita una tragedia como la de la escuela Sandy Hook, en Newtwon, Connecticut, en donde un joven fuertemente armado ingresó al plantel y mató a 26 personas, entre ellas 20 alumnos. Todos consideran que la preparación ante casos extremos como ese es una necesidad para prevenir que suceda otro estremecedor ataque. Pero los métodos para ello varían y de allí nace la polémica.

Algunas escuelas, relata Liz Goodwin para Yahoo! News, han rechazado la práctica tradicional de ‘encerrar’ la escuela cuando en ella entra un intruso armado. Ahora, las autoridades han comenzado a promover una estrategia distinta y activa: tratar de evacuar a los niños, bloquear las puertas e incluso atacar al posible agresor antes de que él pueda hacerlo.

En algunos casos, algunos padres de familia y maestros han rechazado métodos radicales, como los simulacros en los que se ensaya abiertamente la presencia de un intruso armado y malintencionado. Como en los casos de simulacro de incendio, se busca que la comunidad escolar entienda el riesgo y lo que debe hacer ante él.

Según Goodwin, en ocasiones esta práctica ha sido demasiado fuerte, como el simulacro no anunciado el pasado mes de abril en una escuela de Oregon en la que hombres enmascarados entraron al plantel disparando cartuchos de salva contra los presentes.

Las técnicas activas van desde que los niños traten de distraer al potencial agresor hasta que los profesores intenten neutralizarlo físicamente. Se cita incluso estudios que indican que en casi un tercio de incidentes analizados adultos pudieron contener a un tirador. Pero la teoría es una cosa y la práctica otra, sobre todo cuando se trata de un sujeto armado hasta los dientes y con convicción criminal contra profesores y niños desarmados y pacíficos.

El debate sobre si los profesores deben tener acceso a armas en los salones de clase para responder ante una eventualidad aflora en estos casos, aunque frecuentemente se recuerda que incrementar el poder de fuego dentro de los planteles puede no ser la solución y solamente podría aumentar el riesgo de tragedias.

Otros sostienen que la práctica de encerrarse en las escuelas funciona si se practica apropiadamente y no debería ser cambiada, aunque las autoridades educativas, relata Goodwin, recomiendan ahora una tercia de posibilidades en casos de agresión en escuelas: huir, esconderse o pelear. Esto iría en sincronía con otras recomendaciones oficiales, como las del Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus sigas en inglés), que destacan mediante panfletos y otros medios de difusión lo que se recomienda hacer si se enfrenta una situación en la que hay un tirador activo: evacuar, esconderse y tomar acción. Publicaciones al respecto están disponibles, incluso en español, en el sitio del DHS. Con todo, el recurso al contraataque sólo se recomienda si no hay otra posibilidad y si la vida está en peligro inminente.

Goodwin cita programas como el llamado ALICE, que va más allá de la simple encerrona escolar en caso de ataque y que ya se ha ensayado en escuelas de Ohio. En él se realizan simulacros donde los alumnos crean barricadas y se les indica que pueden huir o incluso contraatacar de ser necesario.

Otros esquemas, como el ‘Active Shooter Threat Training Program’ de DHS se han creado también con ese fin. En este caso, tiene 24 horas intensivas de duración que se enfoca en preparar respuestas individuales y colectivas en caso de peligro.

Con todo, ¿qué tan preparado puede estarse para un incidente como el de Sandy Hook o Columbine? Es difícil decirlo, pero muchos consideran que no debe escatimarse entrenamiento e información. La prevención de tragedias lo vale.