Más de 1.100 muertos no sirven de nada: las condiciones infrahumanas de las fábricas textiles occidentales de Bangladés

Se cumple el segundo aniversario del colapso del edificio Rana Plaza y las condiciones laborales de los trabajadores no han mejorado nada

Familiares de las víctimas del Rana Plaza lloran delante de un monumento en su honor (AP)
Familiares de las víctimas del Rana Plaza lloran delante de un monumento en su honor (AP)

Más de 1.100 víctimas cuya muerte parece que de momento no ha servido para nada. Ni siquiera para que el Gobierno de Bangladés dé una respuesta adecuada y las grandes compañías textiles mejoren las condiciones laborales de sus trabajadores. Se cumple el segundo aniversario del desastre del Rana Plaza, el colapso de un edificio de ocho pisos en plena capital del país asiático el 24 de abril de 2013 en el que fallecieron 1.127 personas y otras 2.437 resultaron heridas.

Esta tragedia mostró la forma vergonzosa en la que las textiles de Norteamérica, Europa y Australia tenían a sus trabajadores: hacinados, explotados y sin ningún tipo de derechos. Hubo lágrimas, protestas y muchas promesas de cambio. 2 años después las cosas siguen casi exactamente igual, tal y como denuncia Humans Right Watch.

Los trabajadores informan de violaciones, incluyendo asalto físico, abuso verbal e incluso en ocasiones sexual,  horas extra obligatorias, sin licencia de maternidad y sin pagar los salarios a tiempo. Tampoco pueden formar sindicatos, ya que sufren persecuciones y se pone en riesgo su empleo. Una situación insostenible que muestra claramente que no ha habido ningún tipo de reacción efectiva tras el desastre, dejando abierta la puerta a que vuelva a producirse lo mismo en el futuro.

Y hablamos de reacción efectiva porque reacción a secas sí que ha habido. Bangladés ha hecho varias reformas en su legislación, aunque los resultados no han llegado. Se siguen produciendo las mismas prácticas y las poderosísimas empresas textiles siguen explotando a los empleados de la manera en la que quieren.

“Si Bangladés quiere evitar otro desastre como el del Rana Plaza necesita la aplicación efectiva de su legislación laboral y asegurar a los trabajadores de la confección que gozan del derecho a exponer sus preocupaciones sobre las condiciones de seguridad en el trabajo sin miedo a represalias o despido”, asegura el director para Asia de HRW, Phil Robertson.

Y es que sigue flotando en el ambiente la sensación de que esta masacre se podía haber evitado. Ya el día antes al colapso del edificio aparecieron grietas que hacían intuir que el accidente podía ocurrir, sin embargo los responsables obligaron a los trabajadores a continuar con su labor y fue cuando se produjo el derrumbe. Solo la acción coordinada del gobierno de Bangladés con las empresas extranjeras acabará con una situación en la que pierden los más vulnerables. Ojalá tengan voluntad de ello.

Twitter: @javiertaeno