Las nuevas princesas de Disney

Aunque transcurren tiempos duros para la realeza —el escándalo por las fotos de Harry y Kate, el safari de Juan Carlos…-- el deseo de convertirse en príncipes y princesas no decae en la imaginación de niños y niñas alrededor del mundo. La educación sentimental de generaciones ha sido sembrada con las imágenes de películas y cuentos donde sus majestades viven felices para siempre, tras vencer maleficios y monstruos horrendos.

Disney ha querido renovar el significado de "ser una princesa", un símbolo caro a la célebre compañía de entretenimiento cuyos filmes han marcado la infancia de cientos de millones de personas. En un nuevo video titulado "Yo soy una princesa", Disney destaca valores humanos que enaltecen el alma de las pequeñas, en lugar de considerarlas por la siempre fugaz belleza física.

La nobleza de estas niñas emerge de su valentía, aun cuando sientan miedo. "Creo en la lealtad y en la confianza. Creo que la lealtad se construye sobre la confianza", afirma la voz en el video, que destaca la amabilidad y la generosidad como dos virtudes necesarias, si bien no siempre recibamos a cambio un trato gentil. "Pienso que es fundamental levantarme por mí misma y defender a otros, pero lo más importante es colaborar con los demás", sostiene el texto del anuncio. La compasión, la bondad y el amor a la familia completan el retrato de estas nuevas princesas.

Rodeados como vivimos de tantas "beldades" construidas con programas de edición de fotos y cirugías estéticas, la invitación de Disney a observar el brillo interior de las niñas y también, ¿por qué no? de varones y adultos de cualquier sexo, surge como un oasis de razón. No aspiremos a que los ilustradores de La Sirenita, Aladino y Pocahontas renuncien de la noche a la mañana a los cánones de belleza aceptados durante décadas en la industria. Sabemos, en cambio, que la dignidad propia de las princesas no reside en su aspecto exterior, sino en la limpidez de su espíritu.