Historias de emisiones: Mi proveedor tiene la culpa

El culebrón de las emisiones falseadas ha tomado una nueva deriva: la de el proveedor de tecnología que se quita de en medio. Y dado que estos son compartidos por distintas marcas, la tormenta no va hacer sino volverse más violenta en las próximas semanas. Bosch, excusatio non petita

Cuando sin haberla mentado nadie, la multinacional Bosch se apersona en el asunto de VW con una carta cuidadosamente dinfundida entre los medios de comunicación europeos, es que no solo la marca alemana va a estar embarrada. Hasta ahora, solo se había puesto en el foco el motor de tipo EA189. Un grupo propulsor que Volkswagen había declinado en tres cilindradas, 1.2, 1.6 y 2.0, y que inocentemente y por sí sólo, no había hecho daño a nadie. Resultado de las necesidades de realizar motores modulares, este inteligente proyecto permitía hacer funcionar bloques de tres y cuatro cilindros con gasóleo, sastisfaciendo todas las necesidades de compacidad, durabilidad y rendimiento que se esperaba de un motor desarrollado por el gigante alemán. Pero, ¿Y dónde aparece Bosch?

Justo en todo lo alto: en el sistema de inyección. Los fabricantes de automóviles hace muchos que no se meten en el fregado de desarrollar todos los accesorios de un automóvil. De hecho, se quedan en el bloque porque en él es donde se deposita todo el knowhow de la compañía, de igual forma que el perfil del ala de un avión, se guarda bajo siete llaves en las compañías aeronáuticas. De todo lo demás, se encarga al mejor postor. Y aquí es donde paradójicamente, la competencia entre suministradores, crea la trampa. Con el tiempo, el postor ha ido quitándose o absorbiendo a la competencia, hasta llegar a este increíble punto.

Bosch es el responsable del sistema de inyección de ese motor. Y del resto de los motores del grupo VAG. Y de los de BMW y Mercedes. Y de los franceses. Y todos los italianos, y, y, y… Del listado de proveedores de una fuente bien documentada como Automotive News, Robert Bosch es el único fabricante de diesel systems completos para los fabricantes de automóviles. ¡El único!

Se deduce pues, que si VW es el diablo, Bosch es como poco, el dueño del infierno. Y si sus sistemas tenían la posibilidad de ser configurados de forma nada ética, habría sido él el responsable de consentir semejante vulnerabilidad. Al fin y al cabo, ellos mismos dieron el aviso: ojo que el modo “ecofake”, sólo ha de usarse en pruebas de homologación”.

Claro, claro: el perro agarró el cuaderno y se llevó mis deberes. Yo no sé nada.