Este vehículo monstruoso derribó el avión de Malaysia Airlines

Al ejército ruso no sólo le gusta ir por ahí haciendo el mal: en su ADN está también el dar mucho miedo. Y si atiendes a los vehículos que transportan al ya famoso equipo de misiles BUK que se llevó por delante un Boeing 777 que pasaba por Ucrania, comprenderás cómo se las puede gastar la madre Rusia.

Aunque de momento no se ha confirmado quién apretó el botón parece claro que quien lo hizo pertenecía a un comando adiestrado para utilizar el sistema de misiles de medio alcance BUK M2. Este juguete, desarrollado a principios de los años setenta en plena guerra fría y como un avance muy superior a lo que los Estados Unidos tenían en cartera, tiene la particularidad de poder moverse con libertad por el terreno hasta encontrar el mejor lugar para disparar sus misiles guiados por radar a 3.200 kilómetros por hora.

Precisamente el hecho de que se mueva y de que no sea precisamente escondible, es lo que ha permitido averiguar dónde y cuándo su módulo lanzador, envió un misil que es capaz de acertar siempre en un blanco fijado a 48 kilómetros de distancia. El lote, compuesto por un radar que encuentra el blanco, un sistema que lo identifica como enemigo y el soporte que dispara los cohetes, se mueve a una velocidad de hasta 70 kilómetros por hora animados por unos motores multicombustible (osea, que lo queman todo: diesel, gasolina, petroleo o vodka con tal de que arda). La potencia va en consonancia con el peso de cada monstruo, y así los 700 caballos largos que erogan sirven para desplazar las 40 toneladas que pesan en modo de combate.

¿Te parece grande y currado este transporte de misiles? Pues otro día hablamos de Topol, encargado de hacer lo mismo... ¡Pero con CABEZAS NUCLEARES!

Entre los países que reciben de Rusia estos despreciables cacharritos, están lo más granado del eje del mal, con Irán, Pakistán o Corea del Norte entre la lista de clientes. Mejor que no se enfaden.

Publicado originalmente en Yahoo España