El éxodo de cubanos que no se detendrá

El éxodo de cubanos que no se detendrá

La actual crisis en la frontera entre Nicaragua y Costa Rica reflota una vieja pregunta: ¿por qué decenas de miles de cubanos abandonan cada año la isla? La interrogante resucita cada cierto tiempo bajo una nueva luz. Esta vez el repunte migratorio emerge tras siete años de reformas económicas y 11 meses después de la reanudación de las relaciones con Estados Unidos.

La respuesta podría encontrarse en la declaración que la Cancillería cubana publicó este 17 de noviembre. La Habana tardó tres días en reaccionar a los incidentes entre el ejército sandinista y cerca de un millar de cubanos en el paso fronterizo de Peñas Blancas. Pero lo hizo. No dice una palabra sobre el maltrato a los ciudadanos del país caribeño. Managua es una fiel aliada. Sin embargo, las razones del éxodo están allí, explícitas o entre líneas.

Víctimas de la política

Según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (Minrex), los más de 2,000 cubanos varados en Costa Rica y todos los demás que deciden emigrar a Estados Unidos son víctimas de la "Ley de Ajuste Cubano y, en particular, de la aplicación de la llamada política de 'pies secos-pies mojados’”. Esa legislación permite a los cubanos, entre otros beneficios, establecerse legalmente en territorio estadounidense aunque hayan ingresado por vía irregular.

La reconciliación pactada entre Raúl Castro y Barack Obama en 2014 ha hecho creer a muchos, en el exilio y la isla, que ese privilegio desaparecerá pronto. Reconocidos políticos anticastristas como la representante Ileana Ros-Lehtinen, han sugerido que solo los verdaderos refugiados deberían disfrutar de los beneficios. ¿Por qué otorgar prestaciones a personas que esperan obtener la residencia norteamericana para viajar normalmente a Cuba? ¿Por qué favorecer a aquellos que no huyen del régimen comunista?

El aumento espectacular del flujo migratorio hacia Estados Unidos en el último año podría explicarse en parte por ese temor. Durante el año fiscal que concluyó el pasado 30 de septiembre, 43,159 cubanos llegaron a Estados Unidos, sobre todo a través de la frontera mexicana. Esa cifra representa un salto de 77 por ciento con respecto al año anterior. La Casa Blanca ha asegurado que no habrá cambios en el tratamiento preferencial a los emigrantes cubanos.

REUTERS/Oswaldo Rivas
REUTERS/Oswaldo Rivas



La declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de la isla (MINREX) acusa a Washigton de politizar el tema migratorio. El texto olvida cómo las autoridades cubanas utilizaron la emigración durante décadas para apuntalar la fidelidad al régimen. En los vecindarios, los revolucionarios acosaban a la “escoria” que se iba del país. Las familias debían romper, al menos en apariencia, con los “gusanos”.

Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba, entre 1965 y 2012 el balance migratorio externo se elevó a más 1.2 millones de personas. En la isla aún viven 11 millones. El éxodo no se ha detenido nunca. Desde inicios de este siglo el número de emigrantes se mantiene por encima de los 30.000 cada año.

Víctimas del desencanto

El texto del MINREX no dedica una línea a las causas internas de la reciente explosión migratoria. Nada dice que nos permita entender por qué miles de cubanos prefieren arriesgar sus vidas para emigrar.

¿Por qué atraviesan siete países –Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, Honduras y México— dos de ellos de los más violentos del mundo, en ruta a Estados Unidos? ¿Por qué pagan miles de dólares a las redes de tráfico humano? ¿Por qué se lanzan al mar para alcanzar las costas de la Florida?

(AP Foto/Guardia Costera de Estados Unidos)
(AP Foto/Guardia Costera de Estados Unidos)

Las reformas emprendidas por Raúl Castro en 2008 han estimulado el crecimiento de una pequeña clase media empresarial. El sucesor de Fidel Castro eliminó también restricciones que solo generaban descontento. La nueva ley migratoria, por ejemplo, autorizó a todos los cubanos –salvo a profesionales y funcionarios en posiciones claves—a solicitar un pasaporte y viajar libremente. Pero al mismo tiempo la tímida apertura interna ha acentuado las desigualdades y la desesperanza. La mayoría de la población no encuentra espacio en la economía emergente.

Los cambios tampoco han contrarrestado la frustración entre los jóvenes de la isla. Miles de ellos poseen una formación técnica y universitaria que los hace soñar con un modo de vida más confortable. Y esos anhelos terminan por empujarlos a la emigración. El futuro está allá afuera.

Si en lo económico Castro ha introducido transformaciones, el régimen apenas se ha movido en lo político. Los cubanos padecen en esencia la misma falta de libertades fundamentales que oprimía a los países comunistas de Europa del Este y la Unión Soviética. En Cuba se vive sin el rigor de Corea del Norte, pero el Partido Comunista no ha cedido un milímetro de su poder.

El drama de los emigrantes cubanos en Costa Rica sucede justo cuando el planeta se conmueve por la crisis de los refugiados sirios. Quienes abandonan Cuba no escapan de una guerra. Ningún grupo extremista los amenaza de muerte. El ejército no bombardea las ciudades. Huyen, en cambio, de un régimen que prometió el paraíso proletario. En seis décadas pocos han gozado la ambrosía. El resto ha tenido que conformarse con pobres migajas.