El floreciente mercado de tumbas de segunda mano

La falta de espacio y el pragmatismo de los herederos impulsan el mercado de tumbas usadas (Sonja Stark - Flickr)
La falta de espacio y el pragmatismo de los herederos impulsan el mercado de tumbas usadas (Sonja Stark - Flickr)

Aún después de muertos las sempiternas leyes del mercado rigen nuestro devenir. Si bien la entrada en el “más allá” nos borra de la lista de consumidores, el espacio que ocupa el cuerpo bajo tierra tiene un valor. Y no se trata aquí de la memoria de quienes nos sobreviven, sino del precio real de los sepulcros en el comercio de bienes raíces.

La revista The Atlantic ha publicado recientemente un reportaje sobre el auge de las ventas de lotes de cementerio en New York. Por extravagante que parezca este negocio, los camposantos de otros países también se han lanzado a la comercialización de sus terrenos, lo cual obliga a mudar a los antiguos “residentes” para acomodar a los nuevos. Secas las lágrimas del luto, el pragmatismo encuentra cada vez menos resistencia.

Negocios en la ciudad de los muertos

De acuerdo con The Atlantic, los cementerios neoyorquinos subsisten al borde una crisis de espacio. Esa escasez de lugares para el descanso eterno ha disparado el valor de tumbas y mausoleos a niveles que, en ocasiones, triplican el precio pagado por sus actuales dueños una o dos décadas atrás. Encontrar una morada asequible en una necrópolis resulta tan difícil como hallar un alquiler moderado en la Gran Manzana.

En el cementerio Gree-Wood, en Brooklyn, descansan 560.000 personas (David Shankbone - Wikimedia Commons)
En el cementerio Gree-Wood, en Brooklyn, descansan 560.000 personas (David Shankbone - Wikimedia Commons)

En 2010 el diario The New York Times anunció la inminente escasez de sepulcros. Entonces el Trinity Church Cemetery, el cementerio judío de Brooklyn y el cementerio católico Calvary, en Queens, habían cesado la venta de lotes, tras haber ocupado todo el espacio disponible en los caminos y otros sitios vacantes. La urbe estadounidense no ha construido grandes camposantos en medio siglo, mientras sus habitantes siguen muriendo a un ritmo de alrededor de 60.000 al año.

Pero a mal tiempo, buenos negocios. El aumento del precio de los lotes ha despertado la avidez de algunos propietarios, que venden ahora sus tumbas en el famoso sitio web Craiglist. De acuerdo con la investigación realizada por The Atlantic, el valor de una tumba se mueve entre 1.500 y 11.000 dólares. Un mausoleo puede alcanzar hasta 14.000 dólares.

Esos montos compiten favorablemente con los del mercado regular. Una tumba para tres personas en el Cementerio Green-Wood en Brooklyn alcanza 14.000 dólares, mientras un mausoleo privado se eleva hasta 320.000 dólares. Los precios varían entre las necrópolis, en dependencia de su localización. La diferencia es notable, por ejemplo, entre los 35.000 dólares por un panteón en Pinelawn Memorial Park, en Long Island, y 4,5 millones de dólares por una construcción similar con capacidad para nueve criptas en Woodlawn, en el Bronx.

Aunque la discreción todavía envuelve la venta de los sepulcros familiares, las razones para deshacerse de estos bienes terrenales derrumban los tabúes con un golpe de pragmatismo: problemas financieros, el deseo de alejarse de ciertos parientes, la mudanza a otros estados o simplemente el deseo de aprovechar la bonanza de tan lúgubre mercado.

Ante el hacinamiento, el Cementerio de la Ciudad de Londres acepta también los enterramientos verticales (JHvW - Wikimedia Commons)
Ante el hacinamiento, el Cementerio de la Ciudad de Londres acepta también los enterramientos verticales (JHvW - Wikimedia Commons)

Tumbas recicladas y marketing para los vivos

El incipiente negocio de los sepulcros de segunda mano en Estados Unidos palidece ante el desarrollo de verdaderas campañas de compraventa en Europa. En junio pasado The Wall Street Journal reportó que la ciudad de Amberes, en Bélgica, había iniciado la venta de 5.000 tumbas de segunda mano con el objetivo de conservarlas por su valor patrimonial.

Los panteones de arquitectura inspirada en la Grecia antigua o el moderno Art Déco pueden adquirirse por un mínimo de 1.000 euros. El precio varía según la riqueza escultural del mausoleo. Los nuevos propietarios deben pagar un alquiler de 500 euros para mantener el derecho a permanecer en el inmueble hasta 25 años, renovables por otro cuarto de siglo. La iniciativa belga fue lanzada con el macabro slogan: “Ya escogí mi tumba, ¿y tú?”.

El Cementerio de la ciudad de Londres, el mayor camposanto municipal de Europa, también comenzó un programa de reciclaje de sepulcros desde 2007. Por un alquiler de 3.000 libras esterlinas, los inquilinos pueden usar el terreno durante 50 años. Los restos de pasados propietarios, fallecidos hace más de 75 años, quedan en el lugar pero sus nombres se borran. Esa convivencia con almas extrañas ha desanimado a no pocos compradores.

Para los cementerios estadounidenses la estrechez es una buena noticia por el momento. Solo en New York la proporción de cremaciones ha pasado a 25 por ciento en pocos años. A ese ritmo en un futuro no muy distante nadie necesitará un pedazo de tierra donde descansar a la vieja usanza. Entonces los camposantos se convertirán, literalmente, en un paraje muerto.

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