Cómo Kim Jong Un retomó la relación con el chef de su infancia que lo traicionó

Kenji Fujimoto lloró de alegría al encontrarse frente al líder norcoreano Kim Jong Un. "Salté a sus brazos y rompí a llorar", describiría el japonés al finalizar la visita. "Él me devolvió el abrazo, nuestro primer abrazo en once años. Le dije: 'Fujimoto el traidor ha regresado' y le pedí perdón por todo lo que había hecho y dicho sobre él. Me dijo, 'Está bien, no te preocupes más".

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El crimen en cuestión había sido perpetrado en los once años que hacía que no se veían. Fujimoto había dejado de ser cocinero de sushi oficial de Kim Jong Il, el entonces dirigente del país , para huir a su Japón natal por motivos de seguridad, convencido como estaba de que su vida estaba en peligro. En cuanto estuvo fuera del alcance del duro régimen, publicó varios libros con detalles sobre la familia del dictador, una de las más coloridas y extravagantes del mundo.

Quizá en tiempos de Kim Jong Il, Fujimoto no hubiera ni soñado con volver a pisar Corea del Norte. Pero el dirigente murió el año pasado y desde entonces el país está en manos de su hijo, que muestra, voluntariamente o no, un talante mucho más benevolente y una personalidad mucho más infantil. Y Fujimoto está directamente relacionado con su infancia, ese motivo recurrente en su imagen pública. Solían jugar juntos cuando él era pequeño: montaban a caballo y en moto acuática juntos, jugaban al tenis, al baloncesto y paseaban en patines...

Todo este asunto abre la incógnita de qué ha cambiado en la mente de estas dos personas. Por qué Kim Jong Un le invitó a volver tras desvelar los secretos de su familia, y, sobre todo, por qué Fujimoto habla ahora como si fuera el agente de prensa del régimen después de haberlo traicionado. Se quedó durante dos semanas en Pyongyang, la capital de uno de los países más desarrollados donde más parte de la población pasa hambre y sufre escasez de todo tipo de productos. Y sin embargo, al describir su estancia no podía haber sido más apologético: "El tercer día empecé a mirar escaparates. Hay todo tipo de bienes en las tiendas, cuando hace diez años no había nada. Parece que todo ha cambiado drásticamente desde que Kim Jong Un está en el poder".

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No es que Fujimoto haya mentido -Pyongyan ha mejorado mucho en la última década- pero hablaba solamente de una ciudad en la que residen las élites del país. En el resto de la nación, donde apenas se permite el acceso de visitantes, se sufre malnutrición y falta de comida según varias ONGs.

Esa contradicción no impidió al cocinero continuar con sus alabanzas sobre la mujer de Kim, de cuya existencia solo se supo hace pocos meses ("es una mujer encantadora", dijo, "Tiene una voz tan suave que no puedo describirla. Cuando me vio, me dijo: 'Bienvenido a la república. Nuestro camarada el Comandante Supremo te ha echado mucho de menos").

Al final, Fujimoto dio una pista que puede iluminar algo las intenciones de Kim detrás de esta inusual explicación (más allá de que de verdad echara de menos al chef y, como Comandante Supremo, sintiera que no tiene por qué echar de menos a nadie): ha recibido una invitación para ir y volver a Corea del Norte cuando le plazca para ver a su familia, que se quedó allí hace once años. Y añadió: "Le dije claramente que si podía ir y volver de Japón con seguridad, la reputación del Comandante Supremo y Camarada General se vería enormemente mejorada".


Fuente: Yahoo! España
Cómo Kim Jong Un retomó la relación con el chef de su infancia que le “traicionó”