El drama oculto tras las desaparición de miles de ancianos

El envejecimiento de la población obligará a los países a reconsiderar cómo trata a sus ancianos (E.N.K - Flickr)
El envejecimiento de la población obligará a los países a reconsiderar cómo trata a sus ancianos (E.N.K - Flickr)

Cada día 12 adultos mayores desaparecen en México, D.F. Cuando concluye el año, la suma de desapariciones ronda las 4,380. Salen de casa y luego olvidan el camino de regreso, o no quieren volver, o mueren en el anonimato, o caen en las redes criminales de trata de personas. El problema dista de ser una exclusividad mexicana. El planeta envejece.

Antes de que los ancianos se extravíen, algo más esencial se ha perdido. La ciencia nos ha regalado años, pero las sociedades que han abandonado modos de vida tradicionales, en el fragor de las metrópolis, no saben cómo tratar a sus viejos.

Desaparecer, escapar, sufrir

El envejecimiento de la población, un fenómeno que se ha extendido a los países en desarrollo, multiplica enfermedades poco conocidas décadas atrás. El Alzhéimer es una de ellas. En México uno de cada 10 adultos mayores la padece. También proliferan las demencias. En América Latina alrededor del 60 por ciento de los ancianos serán afectados por algún tipo de degeneración psíquica durante la próxima década.

Más del 80 por ciento de los adultos mayores mexicanos viven en la pobreza (Dana Lovallo1 - Flickr)
Más del 80 por ciento de los adultos mayores mexicanos viven en la pobreza (Dana Lovallo1 - Flickr)

Si quisiéramos vislumbrar el futuro, nos bastaría con mirar a Japón. En 2013 se perdieron más 10.000 personas mayores de 65 años en ese país asiático. Todas tenían demencia senil.

El deterioro psíquico de la senectud no justifica todas las desapariciones. Muchos abuelos huyen del maltrato en el hogar. El abuso afecta a cerca de dos millones de mexicanos de la tercera edad, es decir, casi uno de cada cinco. Con frecuencia la violencia física abre las puertas a la psicológica y las presiones económicas. A los viejos los ignoran, los discriminan, los ofenden, se apropian de sus bienes, les roban sus pensiones y malgastan sus ahorros… Entonces huyen de la humillación, no desvarían.

Las autoridades mexicanas han descubierto también a bandas criminales que secuestran a ancianos y los obligan a pedir limosnas. Se aprovechan en particular de aquellos con enfermedades mentales. El negocio puede ser muy lucrativo para los delincuentes. En Colombia la policía ha capturado a personas mayores de 60 años que transportaban drogas. Los capos no entienden de edades si la oportunidad se presenta.

Para mediados de este siglo uno de cada cinco mexicanos tendrá más de 65 años (Emilio Labrador - Flickr)
Para mediados de este siglo uno de cada cinco mexicanos tendrá más de 65 años (Emilio Labrador - Flickr)

Pobres viejos

¿Qué sucederá cuando se triplique el número de adultos mayores en México? ¿Qué ocurrirá cuando en 2050 haya más ancianos que niños? La misma pregunta podría repetirse en otros países de América Latina, donde el envejecimiento poblacional avanza inexorablemente. Si los gobiernos apenas disponen de recursos para atenderlos ahora, ¿los encontrarán mañana cuando la carga fiscal aumente, insostenible?

La desaparición temporal o definitiva de los adultos mayores transciende el drama personal, la noticia pasajera en un diario o la alerta plateada en las redes sociales. Incluso cuestiona a la sociedad más allá de la organización de los cuidados de salud, la gestión de las pensiones y el ordenamiento urbano para facilitar la vida a quienes superan los 60.

Esos que hoy parecen un problema –un estorbo para muchos hijos sin memoria—construyeron el presente. Su tragedia anuncia la nuestra. Una civilización incapaz de ofrecer una vejez digna a sus ancianos condena su futuro.