Alan Sorrell, el pintor británico que engañó a los nazis

El dibujante y pintor británico Alan Sorrell (1904-1974) nunca obtuvo el éxito como artista durante su vida. De hecho, aún hoy son pocos quienes conocen su obra y sus numerosas creaciones, más allá de un puñado de estudiantes y amantes de la arqueología, acostumbrados a encontrar sus dibujos de antiguos yacimientos en los libros de texto.

Pero a pesar de esta vida artística en la “sombra”, de la que está saliendo poco a poco –gracias, entre otras cosas, a exposiciones como la que exhibe en estos momentos el Museo Sir John Soane de Londres–, Sorrell fue un pintor prolífico y dotado de un extraordinario talento, aunque tuvo la mala suerte de desarrollar un estilo alejado del gusto de su tiempo.

Sorrell nació en Tooting (al sur de Londres), en 1904, pero pronto se trasladó con su familia a Southend, en Essex. Allí pasó sus primeros años, en una infancia marcada por delicada salud, lo que hizo de él un muchacho débil y acomplejado por su tartamudez.

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Otro de los hechos que marcaron irremediablemente al futuro artista fue la breve relación con su padre, relojero y artista frustrado, quien solía llevarlo a pasear y le animaba a pintar paisajes a pesar de su corta edad. El padre de Sorrell falleció cuando el niño tenía sólo seis años, y la pérdida dejó una honda huella en el pequeño artista.

Debido a su mala salud –al parecer sufría problemas de corazón–, Alan no comenzó sus estudios en la escuela hasta que cumplió los diez años. Pero a pesar de este retraso, y de su notable timidez, el niño no tardó en mostrar su notable talento para el dibujo y la pintura.

De hecho, a los veinticuatro años su evidente destreza para el dibujo le permitió obtener una codiciada beca de tres años para estudiar en la prestigiosa Escuela Británica de Roma, otro hecho que acabaría marcando su carrera, aunque en este caso de forma negativa.

Sus estudios en la capital italiana le hicieron empaparse de arte clásico, una influencia que lo apartó de las corrientes más vanguardistas, e hizo que sus obras fueran vistas por la crítica como desfasadas y poco interesantes.

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En la década de los treinta, Sorrell consiguió un puesto como profesor en el Royal College of Art, y poco después comenzó a trabajar en la que sería una de sus principales facetas artísticas: la creación de dibujos arqueológicos, en especial de yacimientos romanos en suelo británico.

Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Sorrell quiso conseguir un puesto como artista oficial de guerra, pero no lo logró. En su lugar, fue destinado a la Real Fuerza Aérea (RAF), al Ministerio del Aire, y más tarde –cuando se descubrió su notable talento artístico–, se le encomendó la tarea de diseñar el camuflaje que debía ocultar los aeródromos a ojos de la aviación nazi.

Durante esos años, Sorrell acabó trabajando en la unidad de inteligencia de alta seguridad de la RAF, formando parte de un equipo en el que se diseñaban modelos a escala de buques de guerra y aeronaves. Pero al mismo tiempo que ayudaba a su país a ganar la contienda contra Alemania, Sorrell creó también unas impactantes pinturas –caracterizadas por sus tonos oscuros y sombríos–, en los que reflejaba la vida en los campos y aeródromos militares.

A pesar de su contribución a la victoria aliada, tras la guerra el artista perdió su trabajo como profesor en el Royal College, y se volcó por completo en su tarea de creación de dibujos y diseños de yacimientos arqueológicos. Una labor en la que, a diferencia de otros profesionales más técnicos, Sorrell supo plasmar su vena más artística.

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Al mismo tiempo, y de forma paralela, Sorrell siguió creando obras figurativas de gran calidad, aunque tampoco entonces consiguió atraer el interés de la crítica y el pública. Fue años después de su muerte –como suele suceder en tantas ocasiones–, ocurrida en 1974, cuando historiadores del arte y críticos comenzaron a revalorizar su obra, hoy repartida en museos como la Tate Gallery, el British Museum y muchos otros.

[Nota: La exposición ‘Alan Sorrell – Una vida reconstruida’ puede visitarse en el Museo Sir John Soane de Londres hasta el 25 de enero de 2014]

Fuente: Yahoo! España
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