El Biltmore Hotel de Coral Gables, una joya arquitectónica llena de historia

Muchas de las novias que se casan en la hermosa Iglesia de Little Flor (la Pequeña Flor) de Coral Gables se hospedan la noche antes en el icónico Biltmore Hotel. Siempre me pregunté por qué lo hacían. Primero pensé que era porque se había convertido en una tradición. Pero después pensé que quizás existían otras razones. Una de ellas, me dije, podría ser la conveniencia de la cercanía: la iglesia y el hotel están frente a frente, solo separadas por un corto camino bordeado de palmeras. Otra, por su belleza arquitectónica: una mezcla de influencias -españolas, árabes e italianas- entre las que se destaca una réplica de la Torre de la Giralda, en Sevilla. O tal vez, por la opulencia de sus interiores: columnas de mármol, frescos pintados a mano en los techos y elaborados muebles de caoba.

Biltmore Hotel en Coral Gables.
Biltmore Hotel en Coral Gables.

La historia del Biltmore está llena de fascinantes anécdotas, algunas sobre su época de esplendor y otras sobre fantasmas que rondan sus salones. Sin embargo, no creo que estas califiquen como razones para que las novias decidan hospedarse allí la noche antes de su boda. Después de todo, son jóvenes a punto de comenzar la maravillosa aventura de la vida. Así que cuando acompañadas por el padre se dirigen a la iglesia, lo hacen hacia el futuro. La historia del Biltmore, en cambio, es el pasado.

Una canoa en la piscina del hotel Biltmore de Coral Gables en 1926. La imagen es una captura de pantalla de un video filmado por Louis Normandin y donado a Rick Helin de The California Pioneers of Santa Clara County. Helin conserva imágenes en movimiento y convierte películas de 8 mm y 16 mm al formato digital para publicarlas en YouTube.
Una canoa en la piscina del hotel Biltmore de Coral Gables en 1926. La imagen es una captura de pantalla de un video filmado por Louis Normandin y donado a Rick Helin de The California Pioneers of Santa Clara County. Helin conserva imágenes en movimiento y convierte películas de 8 mm y 16 mm al formato digital para publicarlas en YouTube.

Un pasado no muy lejano que comenzó en 1924 cuando George Merrick, fundador de la ciudad de Coral Gables, se unió al magnate John McEntee Bowman para construir un hotel de 400 habitaciones con un country club, campos de golf, canchas de tenis y una gigantesca piscina. El proyecto fue encargado al renombrado arquitecto Leonard Schultze, quien ya había diseñado el edificio del Miami Daily News, hoy conocido como la Torre de la Libertad. Dos años después, el 15 de enero de 1926, el Miami Biltmore Country Club -que así se llamó el hotel- fue inaugurado con una fastuosa gala a la que asistieron los ricos y famosos de aquella época quienes –es fácil imaginar la escena- justo cuando la Torre de la Giralda era iluminada, comenzaron a bailar a los compases del foxtrot de moda, Weep No More, My Mammy, interpretado por la orquesta del famoso Paul Whiteman.

Fotos del lobby del Hotel Biltmore antes y después de una remodelación. Foto del 2018.
Fotos del lobby del Hotel Biltmore antes y después de una remodelación. Foto del 2018.

Eran los años de los “roaring twenties”, aquella década de crecimiento económico y prosperidad sin precedentes que se caracterizó por la construcción de carreteras y puentes, así como por el desarrollo de las industrias automovilística, cinematográfica, discográfica y deportiva. Pero eran también los años de la “ley seca”, lo que propició el crecimiento de los grupos gansteriles en las grandes ciudades. Fueron tiempos híbridos -glamorosos y tumultuosos a la misma vez- de los cuales el Biltmore Hotel fue un perfecto ejemplo.

Una prueba de ellos fueron no solo los desfiles de modas y bailes de gala que desde el día de su apertura siguieron celebrándose y a los cuales asistían celebridades como los Duques de Windsor, Judy Garland y Bing Crosby; políticos, como el presidente Franklin D. Roosevelt y deportistas como Baby Ruth, sino también las clandestinas salas de juegos que fueron instaladas en las habitaciones por notorios gánsteres como Al Capone.

Años después, con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno federal compró el Biltmore Hotel y lo convirtió en un hospital militar. Cuando la guerra terminó, siguió atendiendo a los veteranos hasta que, en 1973, a través del Acta sobre Monumentos Históricos, la Ciudad de Coral Gables adquirió la propiedad del hotel y sin saber qué hacer lo mantuvo desocupado durante 10 años. No fue hasta 1983 que al fin la ciudad decidió renovar el Biltmore, devolverle su antigua gloria y reabrirlo -a un costo de 55 millones- como un hotel de cuatro estrellas, solo para volver a cerrar en 1990 por problemas económicos.

Pero el Biltmore se negaba a desaparecer. En junio de 1992, la corporación Seaway Hotels se hizo cargo del inmueble y emprendió su restauración: modernizaron las habitaciones, construyeron un gimnasio con lo último de la tecnología, rediseñaron tanto el campo de golf como los jardines y le añadieron cabañas privadas y una cascada a la piscina. Y así ha permanecido hasta ahora.

Christopher Moore y Rachel MacGillis Moore de Hartford, Conn., se casaron en el Hotel Biltmore en Coral Gables como la pareja ganadora del Concurso de bodas de ensueño Marry Me in Miami de TheKnot.com el domingo 9 de octubre de 2011.
Christopher Moore y Rachel MacGillis Moore de Hartford, Conn., se casaron en el Hotel Biltmore en Coral Gables como la pareja ganadora del Concurso de bodas de ensueño Marry Me in Miami de TheKnot.com el domingo 9 de octubre de 2011.

Quizás ya nadie recuerde sus pasadas glorias. En el olvido han quedado los detalles de su inauguración en 1926: las decenas de trenes, bautizados como los Miami Biltmore Specials, que llegaban a Miami transportando a los mil quinientos famosos invitados que asistieron, las tres orquestas que amenizaron la fiesta hasta altas horas de la noche y la espectacular primera iluminación de su famosa torre. En el olvido también han quedado sus posteriores espectáculos acuáticos en los que participaba Esther Williams, así como el asesinato del gánster Thomas “Fatty” Walsh en una habitación del piso 13 y los cientos de soldados que murieron allí cuando el hotel se convirtió en un hospital militar, dos hechos que dieron lugar a las muchas historias que existen sobre aparecidos y que Linda Spitzer, contratada por la gerencia del hotel, solía contar todos los jueves a la hora del té en el lobby junto a una chimenea.

Los asiduos a esas sesiones ya conocían bien a los fantasmas en residencia y también sus historias que, como no eran muchas, la señora Spitzer se veía obligada a repetir. Como las del elevador que no para en el piso deseado por los huéspedes y sube hasta la embrujada suite del fatídico piso 13. O la de la mujer que vestida de blanco merodea por los pasillos del hotel como alma en pena. O la del fantasma que ha sido visto en las madrugadas tocando el piano del lobby.

En realidad, ninguna de esas historias ha sido comprobada. Son solo leyendas asociadas a lo sobrenatural que al pasar de boca en boca se asientan en el imaginario colectivo. En realidad, lo que realmente debería recordarse son las palabras que Frank Crane, famoso periodista de la época, pronunció aquella noche del 15 de enero de 1926 cuando el Miami Biltmore Country Club fue inaugurado: “Muchas personas vendrán y se irán, pero la belleza de este edificio permanecerá por siempre”.

Y, en efecto, así ha sido. En el corazón de Coral Gables, el Biltmore sigue siendo una joya arquitectónica de belleza inigualable y eterna.