‘Bienvenidas al país de los sueños’. Cómo tres alumnas del Miami Dade College llegaron a MIT

Ana Camba Gomes, Fabiana González Zambrano y Romina Cano Velásquez pasaban 14 horas al día yendo a clase, a los laboratorios y estudiando juntas, a menudo problemas de álgebra lineal en las primeras horas de la mañana. Se levantaban a las 5 a.m. para llegar al campus a las 5:40, y se apresuraban a repasar los apuntes antes que la clase de Física comenzara a las 6.

Las tres alumnas —una de de Ingeniería Aeroespacial y las otras dos de Programación Informática— cursaban el doble de créditos que el estudiante promedio del Miami Dade College. Lucharon con un objeto de quinta dimensión en álgebra lineal, y Velásquez protestaba: “¡Los humanos solo pueden ver en tres dimensiones!”

La ardua carga de trabajo dio sus frutos para las tres, dos de ellas originarias de Venezuela y la tercera de Perú. Todas llegaron al sur de la Florida hace menos de cinco años y se graduaron en mayo del Honors College del Miami Dade College con los máximos honores y distinciones.

La dura tasa de aceptación del MIT

Esta semana llegaron a Cambridge, Massachusetts, donde asistirán al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), clasificado como la universidad No.2 del país, empatada con la Universidad de Harvard, según la clasificación de U.S. News & World Report de 2022.

Las estudiantes son tres de los 20 estudiantes de todo el mundo que se trasladarán este otoño a MIT, cuya tasa de aceptación es de poco más del 4%, y la admisión de traslados es incluso más competitiva que la de primer año.

No es raro que uno o dos estudiantes del Honors College sean aceptados en el MIT. Pero que tres estudiantes que estudiaron juntas sean aceptadas es una hazaña poco común.

“Tuvimos mucha suerte de que nos aceptaran juntas en MIT”, dice Gomes, de 20 años.

“Estas tres chicas llegaron con hambre; estaban listas para ir”, dijo Magda Castineyra, la directora del Programa de Lenguaje Dual del Honors College en el Campus Eduardo J. Padrón en La Pequeña Habana.

Llegadas de Venezuela

En el Honors College, los estudiantes reciben clases tanto en inglés como en español, un modelo poco común en la educación superior, y que anima a los estudiantes hispanohablantes a continuar su educación. En el MIT, sus clases serán en inglés.

Gomes y Zambrano, de 20 años, llegaron a Estados Unidos desde Venezuela cuando tenían 16 años. Los padres de ambas tenían buenos trabajos en Venezuela: Los padres de Gomes eran ingenieros; los de Zambrano trabajaban en un banco y tenían su propio negocio. Pero sus padres querían que sus hijos recibieran una mejor educación.

Tanto Zambrano como Gomes asistieron a preparatorias en Miami, Gomes a la Ronald W. Reagan Doral, y Zambrano a la Doral Academy Preparatory School. Las dos fueron presentadas por mensajes de texto mientras estaban en el MDC porque ambas estudiaban Programación Informática y eran originarias de Venezuela. Se hicieron amigas de inmediato.

Las estudiantes asistieron al Honors College porque sabían que les proporcionaría la carga de cursos académicos y el asesoramiento necesario para entrar en una universidad de alto nivel.

Castineyra explicó que en el Honors College de idioma dual, casi todos los estudiantes son de países latinoamericanos. Son brillantes y trabajadores, pero no siempre saben cómo desenvolverse en el sistema educativo estadounidense.

Raíces peruanas

Velásquez, de 24 años, llegó a Miami desde Perú justo antes de empezar las clases en el Honors College. Su abuela, que ya estaba en Estados Unidos, había solicitado la residencia para los padres y las dos hermanas de Velásquez. Cuando la obtuvieron, su familia decidió dejarlo todo en Perú y venir a Estados Unidos. (Velásquez tiene ahora la tarjeta de residente).

Dijo que la idea que subyace en su familia es aprovechar todas las oportunidades y llegar lo más lejos posible.

El verano pasado hizo una pasantía en el programa Student Airborne Science Activation (SaSa) de la NASA, con sede en Baltimore, Maryland. En MIT, quiere centrarse en la Ingeniería Aeroespacial con el plan de ir algún día al espacio, un sueño que ha mantenido cerca de su corazón desde que su abuelo le regaló un telescopio cuando era niña. Una foto enmarcada del sistema solar con todos los satélites de las misiones de los distintos países cuelga junto a su cama en Miami.

‘Bienvenidas al país de los sueños’

Gomes es el caballo de batalla del grupo, mientras que la personalidad despreocupada de Zambrano sirve de alivio a la implacable ética de trabajo de su amiga. Velásquez es una sana mezcla de las personalidades de las dos chicas.

Gomes, Zambrano y Velásquez no esperaban ser aceptadas en MIT. De hecho, al principio estaban nerviosas por compartir su aceptación en su chat grupal, porque no querían hacer sentir mal a las demás. Velásquez ni siquiera había dicho a sus amigos que había presentado su solicitud por si no lograba entrar.

“Bienvenidas al país de los sueños”, dijo Velásquez, pocos días antes de subirse a un avión y partir hacia MIT.

Gomes y Zambrano planean hacer una doble licenciatura en Computación e Ingeniería Mecánica, dos campos dominados por hombres. En el curso escolar 2018-2019, solo 19% de los títulos de licenciatura en Ciencias de la Computación en todo el país fueron otorgados a mujeres, y solo el 15% de los títulos de Ingeniería Mecánica fueron para mujeres, según el cálculo del Herald con base en los datos del Centro Nacional de Estadísticas de Educación.

En el caso de la Ingeniería Eléctrica, que Velásquez tiene previsto estudiar, poco más del 14% de los títulos de todo el país se concedieron a mujeres durante este período, según las estadísticas del centro.

“Estoy muy orgulloso de su fuerza y dedicación”, dijo en español el padre de Gomes, Nemecio. Su madre, Ana, también está orgullosa, pero con el corazón dividido, ya que le entristece ver a su hija alejarse de casa.

Gomes también ha recibido la beca Jack Kent Cooke, de $55,000 anuales, que se concede a los estudiantes de alto rendimiento que se trasladan. Los padres de Gomes eran ingenieros en Venezuela. Ahora, su madre es supervisora de almacén y su padre trabaja en una empresa de distribución de equipos industriales.

Planes a futuro

Cuando se gradúe, Gomes quiere crear tecnología de asistencia para personas con discapacidad.es Cuando trabajaba en un restaurante de comida rápida, llegó un cliente ciego. Al observar al cliente, se dio cuenta de que debería haber más tecnología para ayudar a las personas con discapacidad.

Zambrano quiere trabajar para el Departamento de Innovación Tecnológica de Estados Unidos y llevar las tecnologías a Venezuela y otros países latinoamericanos. Velásquez tiene planes para la industria aeroespacial.

Un viernes reciente en el campus de Doral del Miami Dade College, se celebró una fiesta para estudiantes de preparatoria. Las tres llevaban puestas sus camisetas de MIT cuando dos estudiantes se acercaron a la mesa y les preguntaron si iban a estudiar en esa universidad MIT. Les explicaron que se trasladarían ahí desde el Honors College del MDC.

“Hay que ser superinteligente”, dijo Azim Jafer, de 17 años, estudiante de la School for Advanced Studies, una escuela pública de Miami-Dade en la que los alumnos toman clases tanto de preparatoria como de universidad.

Zambrano lo corrigió: “No tienes que ser inteligente; tienes que ponerte a trabajar”.

“Ustedes son como modelos a seguir”, dijo Jafer. “Ese es el sueño americano: ir al MIT”, dijo, tímidamente. “¡Es una locura!”

De izquierda a derecha: Romina Cano Velásquez, Fabiana González Zambrano y Ana Camba Gomes, tres recién graduadas del Honors College del Miami Dade College, en el campus del MIT para su orientación. Las tres graduadas del MDC se encuentran entre los 20 estudiantes de todo el mundo que fueron aceptados como estudiantes de transferencia en la prestigiosa universidad de Cambridge, Massachusetts.