Biden dijo que se distanciaría de Trump en materia migratoria, pero la realidad es más complicada

Migrantes que cruzaron a Estados Unidos desde México hacen fila cerca del muro fronterizo para entregarse a la Patrulla Fronteriza en El Paso, Texas, el lunes 8 de mayo de 2023. (Todd Heisler/The New York Times)
Migrantes que cruzaron a Estados Unidos desde México hacen fila cerca del muro fronterizo para entregarse a la Patrulla Fronteriza en El Paso, Texas, el lunes 8 de mayo de 2023. (Todd Heisler/The New York Times)

WASHINGTON — En su debate final con Donald Trump el 22 de octubre de 2020, Joe Biden, entonces candidato a la presidencia, condenó a su rival por debilitar de manera radical las décadas de tradición estadounidense de acoger a las personas que buscan asilo en las fronteras del país.

“Este es el primer presidente en la historia de Estados Unidos de América con el que cualquiera que busque asilo tiene que hacerlo en otro país”, dijo Biden, refiriéndose a una de los cientos de políticas migratorias de la era de Trump destinadas a cerrar la frontera.

Sin embargo, se espera que el jueves el gobierno de Biden imponga una restricción muy similar a los solicitantes de asilo al rechazar con celeridad las solicitudes de la mayoría de las personas que cruzan la frontera sin buscar primero refugio en México. Al igual que la política de Trump, es probable que la nueva estrategia ocasione que muchos migrantes sean deportados en un proceso rápido que, según los críticos, los priva del debido proceso.

Tras casi dos años y medio en el cargo, a Biden le ha costado encontrar una estrategia migratoria que satisfaga a sus críticos de derecha o de izquierda. En algunos casos, ha adoptado las medidas agresivas de su predecesor para mantener a raya a los migrantes en la frontera sur.

Sin embargo, los republicanos han criticado las políticas de este gobierno que facilitan la inmigración a Estados Unidos, mientras que grupos de defensa de los derechos humanos y activistas proinmigrantes critican su adopción de medidas más duras para impedirles ingresar al país.

El anuncio de la nueva política de asilo (que los activistas que protegen a los migrantes han prometido impugnar en los tribunales) se produce en un momento en el cual el gobierno de Biden se prepara para poner fin a otra política de la era de Trump conocida como Título 42, que, en la práctica, mantiene la frontera cerrada a los solicitantes de asilo desde el comienzo de la pandemia de coronavirus hace tres años.

Migrantes que acaban de cruzar el río Bravo suben la orilla del río para entregarse a la Patrulla Fronteriza en Brownsville, visto desde Matamoros, México, el 6 de mayo de 2023. (Verónica G. Cárdenas/The New York Times)
Migrantes que acaban de cruzar el río Bravo suben la orilla del río para entregarse a la Patrulla Fronteriza en Brownsville, visto desde Matamoros, México, el 6 de mayo de 2023. (Verónica G. Cárdenas/The New York Times)

El presidente implementó algunas medidas destinadas a dar la bienvenida a los migrantes y poner fin a lo que una vez llamó la “vergüenza moral y nacional” de las políticas migratorias de Trump. Se comprometió a no separar nunca a las familias en la frontera, como lo hizo Trump en el verano de 2018. Y su gobierno ha tomado medidas para dejar entrar a más migrantes de lugares como Ucrania, Afganistán y varios países centroamericanos.

En el primer día de su gobierno, Biden presentó una legislación que proporcionaría una vía hacia la ciudadanía a los 11 millones de inmigrantes que carecen de un estatus legal permanente, protegería a los llamados dreamers y ampliaría las visas para trabajadores, familias y visitantes. Los republicanos se opusieron de manera unánime a la propuesta, la cual se quedó estancada. Los jueces conservadores, alentados por gobernadores y legisladores republicanos, también bloquearon otros esfuerzos de este gobierno en materia migratoria.

Pero oleadas de migrantes desplazados por turbulencias políticas y económicas —y el uso de esas imágenes por parte del Partido Republicano para fomentar la idea de que la frontera está fuera de control— han determinado las políticas migratorias de Biden de un modo que pocos de sus aliados imaginaban cuando se postuló a la presidencia.

Heidi Altman, directora de políticas del Centro Nacional de Justicia para los Inmigrantes, una organización liberal, dijo que el gobierno de Biden ha dado algunos “pasos importantes” hacia políticas más dignas para los inmigrantes. Pero criticó lo que llamó una “red de políticas” similares a las de Trump.

“Son políticas diseñadas para dificultar o imposibilitar que las personas que necesitan seguridad la obtengan e incluso castigarlas por intentarlo”, señaló.

La administración no escatima las medidas de mano dura, con el argumento de que la mejor manera de disuadir a los migrantes de hacer el peligroso viaje a la frontera es asegurarse de que haya consecuencias ingresar al país de manera ilegal. En un comunicado distribuido a los periodistas la semana pasada, la Casa Blanca resumía con orgullo su postura ante este delicado tema.

“El plan del gobierno de Biden-Harris se basa en la aplicación de la ley”, decía la nota y añadía que el esfuerzo también implica “disuasión” y “diplomacia” con otros países.

Los funcionarios migratorios se apresuran a señalar que combinan la aplicación estricta de la ley con nuevas oportunidades, que incluyen programas que permiten a migrantes de Venezuela, Cuba, Nicaragua o Haití solicitar su incorporación a un programa especial de ingreso en dos años en lugar de probar su suerte cruzando la frontera.

Después de que los tribunales bloquearan su aplicación, el gobierno dio por terminada al fin una política del gobierno de Trump llamada “Quédate en México”, que obligaba a los solicitantes de asilo a esperar en México en condiciones peligrosas mientras sus casos se procesaban en Estados Unidos.

Funcionarios de la Casa Blanca rechazan de manera rotunda la idea de que la agenda migratoria de Biden sea similar a la de Trump. Señalaron que el lunes, Biden amenazó con vetar la legislación republicana de la Cámara de Representantes que restablecería algunas de las ideas más duras del expresidente, incluida la construcción de un muro fronterizo.

“Donald Trump exigió más dinero para un muro fronterizo ineficaz que ni siquiera podría resistir fuertes vientos y mucho menos sofisticadas redes criminales de contrabando”, dijo Abdullah Hasan, vocero de la Casa Blanca. “El presidente Biden exhorta al Congreso a proporcionar más funcionarios de asilo, jueces de inmigración y tecnología de seguridad fronteriza”, agregó.

A pesar de ello, los defensores de los migrantes y algunos demócratas afirman que el presidente y su equipo han avanzado demasiado lento para desmantelar las duras políticas de Trump. Señalan, entre otras cosas, una decisión del expresidente de exigir que los migrantes a los que se les permitió solicitar asilo fueran entrevistados inmediatamente después de ser capturados, mientras aún estaban bajo custodia de la Patrulla Fronteriza.

En aquel momento, los activistas dijeron que esa decisión evitó qué muchos migrantes tuvieran tiempo para preparar su caso y conseguir un abogado. La cantidad de migrantes a los que se aprobó el asilo disminuyó de manera considerable, que era justo lo que querían los funcionarios del gobierno de Trump.

Ahora, el gobierno de Biden adoptó un enfoque similar para acelerar la deportación de migrantes en la frontera. Las personas que solicitan asilo son entrevistadas por teléfono a las pocas horas de estar bajo custodia de la Patrulla Fronteriza. Si se les niega el asilo, muchos son deportados a México o a sus países de origen en cuestión de horas, según los abogados especializados en inmigración.

Funcionarios gubernamentales señalan que han añadido muchas cabinas telefónicas a las instalaciones de la Patrulla Fronteriza y ahora proporcionan listas de abogados pro bono a los migrantes. A diferencia de lo que ocurría con las políticas de Trump, los agentes de la Patrulla Fronteriza no llevan a cabo las entrevistas de asilo.

c.2023 The New York Times Company