En bicicleta, miles de peregrinos viajan a la Basílica de Guadalupe

CIUDAD DE MÉXICO, febrero 15 (EL UNIVERSAL).- Con 61 años y una enfermedad en el riñón, Lucino tomó su bicicleta y como cada año, viajó desde Toluca a la Basílica de Guadalupe para visitar a la virgen.

Lucino es uno de los 80 mil peregrinos que, como cada 15 de febrero, emprenden su camino desde cada rincón de la república, principalmente Toluca, para llegar a ver el manto de la madre de Jesús. De estos, mil 200 peregrinos viajaron hasta la Ciudad de México en bicicleta, según datos de la basílica.

Después de seis horas de trayecto, Lucino finalmente se acercó al atrio para rezarle a la virgen, o como él la llama, "mi morenita". Esto para darle las gracias por la salud de él y su familia. "Primero Dios, voy a seguir viniendo hasta el día en que tenga fuerzas para estar aquí" comentó.

También aprovechó la oportunidad para pedir que Dios le dé fuerza para seguir viviendo en bicicleta, como lleva haciendo 32 años, y exhortó a sus compañeros peregrinos para que la tradición de viajar hasta la basílica no se pierda.

"Ojalá que esta tradición no se pierda, porque varios de los que me acompañaban antes, dejaron de hacerlo y este año me tocó venir solo pero aquí seguimos".

Desde los ocho años empezó su peregrinar

Uno de quienes se esfuerzan en mantener la tradición viva es Eduardo, de 12 años. Él empezó a acompañar a su familia a los ocho, quienes llevan más de 40 años peregrinando en bicicleta desde el pueblo de San Agustín Citlalli, a 7 horas de la Ciudad de México.

Apenas llegó a la explanada, Eduardo y su familia cayeron derrotados junto con cientos de ciclistas quienes buscaban un pedazo de sombra y algo de agua para recuperarse del largo trayecto. "Me la pasé muy bien, aunque estuvo cabrón. Pero me encanta venir con mi familia" comentó.

Dentro de los rezos más recurrentes de los peregrinos, una petición de salud y la gratitud por haber sobrellevado la pandemia del Covid-19 fueron de las más frecuentes. Uno de los feligreses que oró por la salud de su familia fue Rosa Petra, que caminó a los 61 años desde Puebla. "Nadie como mi médica, la Virgen de Guadalupe", dijo.

Rosa caminó, paso a paso, 6 días acompañada de su nieta para ver rezar por su esposo, a quien le acaban de diagnosticar diabetes y su pie tuvo que ser amputado. "Estoy bien agradecida con ella y lo estaré hasta la muerte. Tengo fuerza por ella" expresó.

Rosa aprovechó la oportunidad para rezar por su país. "Le pido por todo mi México querido y por todos los pueblos indígenas. Que nos de unión, fuerza y nos muestre el camino como siempre" concluyó.