‘La batalla de Chile’: recordando el otro 11 de septiembre

NUEVA YORK— “La batalla de Chile: La lucha de un pueblo sin armas”, el relato de 264 minutos de Patricio Guzmán sobre el torbellino social que hundió al gobierno socialista de Salvador Allende a principios de la década de 1970, es un documental épico, un análisis abiertamente marxista y un sorprendente ejercicio de “verité” presencial, sin mencionar un notable ejemplo de cine de contrabando, pues fue compuesto por metraje sacado clandestinamente del Chile fascista y editado en la Cuba comunista para estrenarse en el ala radical del Festival de Cine de Cannes de 1975 (junto con “Jeanne Dielman” de Chantal Akerman).

Recién restaurada, la película completa (las primeras dos partes se vieron por primera vez en Estados Unidos en 1978, y la tercera parte en 1980) se estrenó el viernes 8 de septiembre en los Rose Cinemas de la Academia de Música de Brooklyn y se exhibirá durante una semana.

El reestreno coincide con el 50.° aniversario del otro 11 de septiembre, el día del golpe militar liderado por Augusto Pinochet, una tragedia que ha seguido siendo la preocupación de Guzmán durante toda su carrera y que atormenta a la izquierda latinoamericana hasta el día de hoy. La película llega en un momento de renovado interés por el periodo que ha incluido una nueva novela, “Allende y el museo del suicidio”, de Ariel Dorfman, y la revitalizada búsqueda de los restos de aquellos que fueron “desaparecidos” durante la dictadura.

“La batalla de Chile” tiene tres partes. “La insurrección de la burguesía” se centra en las elecciones de 1973, en las que la derecha no logró obtener suficientes votos para destituir a Allende y, alentada por Estados Unidos, comienza a buscar otros medios para revertir sus nacionalizaciones. “El golpe de Estado” comienza con un golpe de “práctica” en junio de 1973 y describe el descenso de Chile a una guerra de clases abierta, que culmina con el verdadero golpe del 11 de septiembre. “El poder popular” examina los acontecimientos del año previo hasta el derrocamiento de Allende con énfasis en el espíritu revolucionario de los trabajadores chilenos.

Filmada en gran parte con cámaras portátiles por un equipo de cinco personas, “La batalla de Chile” está repleta de acción y de conversaciones ininterrumpidas. Las manifestaciones masivas chocan con las entrevistas de gente en la calle y los discursos políticos. En una protesta violenta, uno de los realizadores recibe un disparo y documenta su propia muerte. Es imposible no dejarse llevar.

La película se estrenó en Estados Unidos en el Film Forum de Manhattan, uno de los pocos lugares comerciales equipados para proyectar películas de 16 milímetros. Según la programadora Karen Cooper, fue el primer gran revuelo de su pequeño teatro, pues obtuvo mucha cobertura. “Las películas grandiosas rara vez llegan de manera tan desapercibida como ‘La batalla de Chile’”, escribió en ese momento la crítica Pauline Kael en The New Yorker.

Para el crítico del New York Times, Vincent Canby, la película es “deprimente” por sus simplificaciones, aunque “innegablemente es una epopeya”. Otros críticos quedaron abrumados: en The Village Voice, Tom Allen (que no era para nada de izquierda) la calificó como “un logro magnífico” y “la película política más importante de nuestros tiempos”. Aunque rara vez es exhibida, “La batalla de Chile” tiene estatus de clásico, y ocupó el puesto 18 en una encuesta reciente de New Republic sobre las 100 películas políticas más importantes.

Además de mantener un punto de vista inconfundible, el documental transmite una sensación de urgencia única. Guzmán regresó de España en 1971, donde había estudiado cine, para experimentar de primera mano la euforia que siguió a la elección de Allende. Esa estimulante sensación de participar en una sociedad que se está rehaciendo alimenta a la película. De hecho, el inevitable desenlace hace que la situación que se desarrolla parezca aún más urgente.

“La batalla de Chile”, que comienza con el ataque aéreo al palacio presidencial durante el cual murió Allende y muestra en retrospectiva los acontecimientos que precedieron al golpe, termina con un momento que desafía la cronología. Un organizador condenado se despide del cineasta: “Nos vemos, compañero”. El efecto es como ver el río de la historia fluir y dispersarse en el mar del tiempo.

’La batalla de Chile’ se exhibe del 8 al 14 de septiembre en The Brooklyn Academy of Music; bam.org.

c.2023 The New York Times Company