Batakis frenó el dólar con tres gritos

Silvina Batakis, ministra de Economía
Silvina Batakis, ministra de Economía

Con Flowers Batakis haciendo turismo de aventura en Washington, porque ahí tiene que vérselas con gente del Tesoro y con la jefa del Fondo Monetario, el dólar red hoy sorprendió a todos: retrocedió 20 pesos, en un intento desesperado para que lo vuelvan a llamar blue.

Es la noticia política más trascendente de los últimos meses, aunque, claro, imposible saber con qué color se autopercibirá mañana. Hay al menos cinco interpretaciones de esta tremenda novedad.

1) Si el dólar sube con Batakis en Buenos Aires y baja cuando se va a Washington, parece evidente que los mercados tienen más fe en lo que pueda aprender allá que en la línea que acá le baja Kicillof. O, snif, que la quieren lejos.

2) Después de las frenéticas reuniones de viernes y sábado en Olivos entre Albertito, Flowers y Pesce (presidente del Banco Central residual), la decisión de no anunciar ninguna medida fue una excelente decisión. Eso es lo que el país espera de ellos: que no empeoren más la cosas. Las deliberaciones habían suscitado una lógica preocupación, porque cada vez que se juntan y cada vez que presentan un paquete o paquetito de medidas todo irremediablemente se complica. Da igual si se abstuvieron de hacer anuncios porque no se les había ocurrido nada, o porque Cristina no había expedido su nihil obstat, o porque en realidad se juntaron en la quinta presidencial para una sesión con un experto en trastornos de depresión, ansiedad y despiste. Lo importante es que el pueblo, reunido en asambleas barriales, vivió esas horas con verdadera angustia, hasta que finalmente se supo que no había nada que temer: por suerte, del cónclave no había salido nada.

3) El sábado, Olivos fue escenario también de otro sigiloso encuentro del Presi y la vice, esta vez sin Massita, que al enterarse de que lo habían dejado afuera estuvo a punto de dar un comunicado para informar que pasaba a la clandestinidad. La pura verdad es que no hubo ninguna o casi ninguna filtración sobre lo hablado en esa cumbre, con lo cual para saber algo deberemos esperar la siempre esclarecedora conferencia de prensa semanal de Gaby Cerruti en la Casa Rosada. Mientras tanto, cabe pensar que el hecho de que Cristina se involucrara personalmente en la tentativa de calmar la plaza cambiaria fue recibido como una advertencia por los especuladores: si alguien conoce la dinámica de los ahorristas en moneda extranjera es ella.

4) Otra interpretación que corrió hoy en la City porteña es que el hallazgo de dólares en el basural de Las Parejas fue, de algún modo, esperanzador. ¿Por qué no imaginar que muchos más basurales encierran tesoros como ese? Rápido de reflejos, el Banco Central estaría por disponer un nuevo cepo: el cepo a la basura. Ahora, para operar entre los desperdicios se necesitará una autorización especial, y habrá límites: 100 kilos de residuos por persona. Yo pensaba que lo llamaban BCRA residual porque se había quedado sin reservas; no, era por esto.

5) Para algunos, lo que frenó la loca trepada del red fue la iniciativa, no menos loca, de la senadora oficialista Juliana Di Tulio, que propuso mandar a la policía a las cuevas de la City. Guillermo Moreno ya lo hizo cuando era secretario de Comercio y en el escritorio de su despacho se veían una Virgen de Luján y un revólver calibre 38. Persuasión por el lado del cielo o del infierno. La ingeniosa Juliana es psicóloga social: urgente, hay que investigar si aprobó todas las materias. Prima facie, si quiere tranquilizar los mercados a punta de pistola es porque se hizo del título con las mismas artes que Fabiola Yañez, primera dama y primera en el ranking de páginas plagiadas de Wikipedia en la tesis con la que se recibió de periodista en la Universidad de Palermo. La UP acaba de perdonarla, porque gracias a esa tesis conoció a Alberto, y de esa feliz unión resultó la fiestita de Olivos.

¿Es posible que Flowers sea secuestrada por el FBI en Washington y pidan como rescate que el Gobierno deje de emitir?

Si fuera así, qué lástima. Justo ahora que le había pegado tres gritos al dólar.