Batakis define su equipo salvo en Energía, donde Cristina Kirchner mantendrá a Martínez y Basualdo

Conferencia de la ministra de Economía, Silvina Batakis
Conferencia de la ministra de Economía, Silvina Batakis - Créditos: @Rodrigo Néspolo

Pese al pedido, no cederá. La disputa por Energía volvió a dejar en claro que hay ciertas áreas que la vicepresidenta Cristina Kirchner no negociará. La expresidenta desoyó el reclamo que Alberto Fernández le realizó en la cena que mantuvieron ayer para que acepte cambios en la cúpula del área. Según pudo saber LA NACION, Darío Martínez continuará como Secretario de Energía y Federico Basualdo se mantendrá como subsecretario de Energía Eléctrica.

El objetivo de los cambios era liberar a Silvina Batakis de los cortocircuitos por las tarifas, que comenzó desde que Martín Guzmán absorbió a Energía dentro del ministro de Economía. La guerra entre el extitular del Palacio de Hacienda y La Cámpora fue a cielo abierto y tuvo un claro ganador. Pero luego no hubo concesiones.

Es que si bien el jefe del Estado le dio libertad de acción para armar su organigrama, la flamante ministra sabe que se trata de un sector que Cristina Kirchner mantiene bajo sus dominios. Es por eso que se aguardaba la resolución de un cónclave convocado por la expresidenta con su tropa. En la reunión -que se llevó a cabo en su despacho en el Senado- estuvieron Máximo Kirchner; el ministro del Interior, Wado de Pedro y Basualdo, entre otras figuras del kirchnerismo.

Federico Basualdo en el panel sobre Transición energética del Institute of the Americas junto a Silvina Batakis y Leonardo Chullmir
Federico Basualdo en el panel sobre Transición energética del Institute of the Americas junto a Silvina Batakis y Leonardo Chullmir

Las diferencias entre Guzmán y los funcionarios camporistas en Energía fueron letales para los objetivos del exministro sobre dos puntos: la segmentación de tarifas y el reparto de subsidios. El último jueves, el exministro le había reclamado, una vez más, a Fernández que corriera a los funcionarios del área de Energía que venían desacatando sus órdenes. El pedido de recambio ofició como un ultimátum y el preludio de su renuncia, aunque nunca fue explícita su amenaza.

En esa instancia, el conflicto ya no abarcaba sólo a Basualdo -archirrival del exministro en el Palacio de Hacienda- sino que se había trasladado también al secretario de Energía. El funcionario hacía cierto equilibrio en la segunda línea del ministerio, pero la semana pasada se desentendió de la segmentación de tarifas de luz y gas y firmó una resolución que retrasó su implementación.

Con el portazo de Guzmán, el Presidente heredó el problema con los funcionarios de Energía, que no concuerdan con la línea de acción que marcó la Casa Rosada con las tarifas. De hecho, aunque se esperaba el viernes pasado, nunca salió a la calle el formulario que deberán completar los usuarios de electricidad y de gas para mantener los subsidios. Ya estaba lista una agresiva campaña de comunicación en medios para incentivar que todo el país, de punta a punta, completara la declaración jurada. El Presidente explotó de furia, cuestión que habló sin moderarse frente a Cristina Kirchner.

Alberto Fernández y Cristina Kirchner encabezan el acto por los 100 años de YPF
Alberto Fernández y Cristina Kirchner encabezan el acto por los 100 años de YPF - Créditos: @Presidencia

El desembarco de Batakis, así, planteó un dilema. Un colaborador que trata a diario con Fernández lo planteó así: “Alberto quisiera ordenar esa área, pero si le pide a Batakis que corra a La Cámpora de Energía la hace chocar de frente con el kirchnerismo el día uno”. Lo que ignora gran parte del equipo que rodea al jefe del Estado es que la economista ya habló de estos temas con su exjefe, De Pedro.

Según pudo saber LA NACION, la vicepresidenta habló con Batakis antes de que el canciller Santiago Cafiero, por pedido del Presidente, la sondeara para saber si estaba dispuesta a asumir en reemplazo de Guzmán. Esto ocurrió en la mañana del domingo.

Según señalaron fuentes de la Casa Rosada, la flamante ministra desembarcó con “carta blanca” para armar sus equipos. Esta tarde, de hecho, trabajaba en el diseño de su organigrama en las oficinas del Palacio de Hacienda. Se descuenta que nombrará con cargos a dos de sus colaboradores más cercanos: Martín Pollera y Karina Angeletti. Pero el área de Energía tiene una sensibilidad política especial.

Alberto Fernández y Silvina Batakis
Alberto Fernández y Silvina Batakis - Créditos: @Presidencia

Pero no todos se mueven con el mismo respaldo: Basualdo es uno de los niños mimados de La Cámpora y uno de los asesores en materia energética de la vicepresidenta. Mientras que Martínez no es reconocido como un kirchnerista puro.

Martínez generó una fuerte irritación en el Presidente con la resolución administrativa 467, que firmó la semana pasada. En teoría debía instrumentar y agilizar la puesta en marcha del decreto 332/2020 para aplicar la segmentación de tarifas, pero retrasó y complejizó el proceso. La Casa Rosada esperaba que esa resolución avanzara con la determinación del precio del gas y de la electricidad para el segmento de mayores ingresos. Pero nada de ello figuró en el texto. Además, el secretario de Energía agregó un artículo para declarar zona desfavorable a la Patagonia y eso obligó a readecuar una vez más la plantilla del formulario que deberán completar los usuarios.

Según pudo reconstruir LA NACION, Martínez no está en desacuerdo con la segmentación, pero advierte que la información de los formularios implicará una masa de datos que su secretaría no está en condiciones en procesar. Por eso pretende involucrar a la Anses y a la AFIP en el proceso. Además el secretario de Energía quiere avanzar por etapas, iniciando el proceso por el 10% de la población que, se estima, tiene “capacidad económica plena” para perder el subsidio completo. Son 500.000 medidores.

En desacuerdo con Guzmán, Martínez designó a la Subsecretaría de Planeamiento Energético como la “autoridad de aplicación” de la segmentación. La movida fue leída cerca del Presidente como un desacato. En la práctica, delegó sus atribuciones en Santiago López Osornio, un funcionario que era del riñón de Guzmán y que se fue con él.