Bardella se presenta a los empresarios como "la alternancia razonable y responsable"

París, 20 jun (EFE).- Jordan Bardella, candidato de la extrema derecha francesa a primer ministro en las elecciones legislativas, se presentó este jueves como la "alternancia razonable y responsable" ante la patronal francesa, que muestra su preocupación ante lo que considera un programa "peligroso" para la economía.

Bardella, que como otros responsables de los grandes bloques políticos presentó su programa económico ante decenas de empresarios en una céntrica sala de espectáculos del centro de París, insistió en que si llegan al Gobierno tras los comicios del 30 de junio y del 7 de julio "tendremos en cuenta la realidad económica del país".

De hecho, indicó que solicitará una auditoría de las cuentas públicas porque cree que el actual Ejecutivo del presidente francés, Emmanuel Macron, ha ocultado una parte de la realidad, y dio por hecho que la situación es "catastrófica".

Afirmó que Francia se encuentra en un estado de "casi quiebra" financiera después de que Macron en los siete años que lleva en el Elíseo haya aumentado la deuda a tres billones de euros, casi 900.000 millones más que cuando llegó al poder en 2017.

Para hacer frente al "muro de la deuda", dijo que quería "poner orden en el país, en las calles y en el presupuesto" y "crear riqueza".

Sobre todo, el joven presidente de la Agrupación Nacional (RN) de 28 años se esforzó en tranquilizar sobre los aspectos más controvertidos de su programa económico para aumentar el gasto o desequilibrar aún más el déficit con la anulación de la reforma de las pensiones de Macron que retrasa de 62 a 64 años la edad mínima de jubilación.

La prioridad, rebajar el IVA de la energía

Insistió en que su "prioridad" es el poder adquisitivo, y que para eso bajará el IVA de los combustibles, del gas y de la electricidad del 20 % actual a un tipo reducido del 5,5 %, algo cuyo coste cifró en 12.000 millones de euros. A partir de ahí -añadió- "tendremos en cuenta la realidad económica del país".

Una forma de reconocer que otras promesas pasadas, como la nacionalización de las autopistas (que algunos han valorado en 50.000 millones) o la anulación total de la reforma de las pensiones, quedarían aplazadas.

Negó el cálculo que ha hecho el Gobierno del coste de su programa, 100.000 millones de euros de gasto público adicional, y dijo que tiene intención de "volver a una política presupuestaria razonable" que atienda al margen del que dispondrán que "nos van a obligar a elegir y a fijar un calendario".

Volvió a repetir que no gobernará si no tiene mayoría absoluta en la Asamblea Nacional porque no quiere "hacer creer que con una mayoría relativa se pueden cambiar las cosas".

Sobre las pensiones lo único que aclaró es que no retrasará todavía más la edad de jubilación y que restablecerá la jubilación a los 60 años, pero únicamente a los que empezaron a trabajar antes de los 20 y que han cotizado al menos 40 años.

Sobre la remuneración del trabajo, señaló que como muchos empresarios no podrían asumir un incremento del salario mínimo (la izquierda promete subirlo de 1.400 a 1.600 euros mensuales netos), su solución es que quedarán exonerados de cotizaciones los aumentos de un 10 % que decidan las empresas.

Inmigrantes sólo para necesidades "puntuales"

Preguntado sobre qué hacer para cubrir las decenas de miles de ofertas de trabajo que están vacantes en sectores en los que las empresas sólo encuentran candidatos inmigrantes, el líder de la extrema derecha replicó que "es muy reductor decir que los trabajadores no quieren trabajar" y que esa cuestión "no se puede reducir al problema de la inmigración".

Dijo que estaría dispuesto a recurrir a inmigrantes "si hay una necesidad puntual", en particular en el sector sanitario, pero advirtió de que si llega al poder no habrá regularizaciones de sin papeles y que cuando un inmigrante finalice su contrato, tendrá que volver a su país.

El presidente de la principal patronal Medef, Patrick Martin, en una entrevista al diario Le Figaro, señaló este mismo jueves que "el programa de la RN es peligroso para la economía francesa, para el crecimiento y el empleo. El del nuevo Frente Popular lo es tanto o más". EFE

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