El Ballet Nacional de Ucrania se presentó en Miami con un hermoso llamado a la solidaridad

El Ballet Nacional de Ucrania (NBU por sus siglas en inglés), en una de las últimas paradas de su gira por Norteamérica que abarcó 16 ciudades, se presentó la noche del sábado 26 de octubre en el Arsht Center de Miami con un espectáculo titulado “Nadiya Ukraine” (“Esperanza para Ucrania”) y acompañado por el grupo canadiense de danza ucraniana SHUMKA.

Un total de 40 bailarines ofrecieron una muestra de la cultura dancística del bello país de Europa Oriental, en guerra desde el 24 de febrero de 2022, con un programa que incluyó un documental introductorio, catorce coreografías breves y la utilización de una enorme pantalla 3D que le permitió a los espectadores participar en una espléndida experiencia inmersiva, por momentos sobrecogedora.

Según la nota de prensa que antecedió a la llegada de “Nadiya Ukraine”, parte de las ganancias de la gira, generadas a través de la compra de entradas, mercadería y donaciones individuales, serán destinadas al apoyo de dos organizaciones sin fines de lucro: HUMANITE y Ukraine House. La primera, trabaja para enfrentar los desafíos provocados por la invasión de Rusia al territorio ucranianio, restaurando y mejorando las condiciones de vida de las familias afectadas. La segunda, con sede en Washington DC, recauda fondos para ayudar a los ucranianos víctimas de la agresión.

El arte del ballet tiene una larga historia en Ucrania. NBU fue creado en 1867 como parte de la Ópera Nacional de Ucrania, para participar como cuerpo de baile en sus montajes, interpretando danzas folklóricas. Rápidamente se transformó en una compañía capaz de montar obras de ballet de manera independiente. En 1931 estrenó el primer ballet original ucraniano importante y en la década de los años 1950 comenzó a llevar a cabo giras internacionales que se hicieron más frecuentes después del restablecimiento de su independencia de la Unión Soviética en 1991, poco antes de la disolución de esta en 15 países diferentes.

Los artistas del Ballet Nacional de Ucrania. Foto cortesía/Oleksandra Zlunitsyna
Los artistas del Ballet Nacional de Ucrania. Foto cortesía/Oleksandra Zlunitsyna

Esta es su primera gira por Norteamérica en treinta años y la visita a Miami de “Nadya Ukraine” despertó enormes expectativas.

Este encuentro con la grandeza de la cultura y el arte de Ucrania, su historia y la cruda realidad del conflicto bélico actual, abrió con la proyección del documental “Prayer for Ukraine” (“Oración por Ucrania”), con imágenes que muestran al país en todo su esplendor. A continuación, se sucedieron las piezas coreográficas seleccionadas por NBU y SHUMKA para integrar este programa.

En las piezas interpretadas por NBU no aparece obra alguna con música de un compositor ruso, por razones obvias. Escuchamos las melodías de dos austriacos (Ludwig Minkus y Wolfgang Amadeus Mozart), dos franceses (Adolphe Adam y Camille Saint-Saëns) y un italiano (Riccardo Drigo), junto a las de compositores ucranianos como Myroslav Skoryk, Yurii Shevchenko y Mykhailo Skorulsky.

Algo similar ocurre con los créditos coreográficos de las seis escenas de ballets clásicos presentes en el programa, todas extraídas de trabajos originales o versiones del francés Marius Petipa, con la excepción del “Dying Swan” de su compatriota Michel Fokine.

El resto de los coreógrafos son ucranianos o han estado íntimamente ligados al ballet de Ucrania: Mykyta Sukhorukov, Vadim Fedotov, Victor Lytvynov y Vakhtang Vronskyi (1905-1988).

La primera pieza presentada por el NBU fue “Melody in A Minor” (Skoryk /Sukhorukov), interpretada por Olga Golytsia y Mykyta Sukhorukov, que fue seguida por “Bukovynian”, una danza foklórica bailada por SHUMKA, estableciendo una de las características que definieron el programa como una muestra con expresiones diferentes que se complementan.

SHUMKA acabaría interviniendo en cuatro ocasiones, ofreciendo creaciones llenas de energía, color y un poco de candor, hasta cerrar la función con un “Hopak” atlético y teatralizado que, literalmente, levantó de sus asientos a los espectadores.

Por su parte, los bailarines de NBU mostraron sobriedad interpretativa y exactitud impresionante en los cierres de las frases coreográficas durante la primera parte del programa, al ejecutar varios pas de deux archiconocidos pero siempre bienvenidos: “La Bayadere” (Minkus/Petipa, Kovtun) que bailaron Anastasia Shevchenko e Ivan Avdijevski; “Harlequinade” (Drigo/ Petipa, Lopukhov) con Tetiana Lozova y Yaroslav Tkachuk; y “Le Talisman” (Drigo/Petipa) que estuvo a cargo de Kateryna Kurchenko y Daniil Silkin.

A continuación, Anastasia Shevchenko -una bailarina de extremidades infinitas- ofreció un “Dying Swan” (Sint-Saëns/Fokin) que, lamentablemente, se vio obligado a competir con las proyecciones que le acompañaron y limitaron su eficacia comunicativa.

Anastasiia Shevchenko e Ivan Avdijevsky en “La Bayadere”. Foto cortesía/ Oleksandra Zlunitsyna
Anastasiia Shevchenko e Ivan Avdijevsky en “La Bayadere”. Foto cortesía/ Oleksandra Zlunitsyna

Antes del intermedio, se presentó el impactante “Prayer for the Fallen” (“Oración por los caídos”). Sin duda alguna, el momento inolvidable de la noche y una obra que transporta al público a una Ucrania desolada por la guerra, donde los bailarines parecen estar rodeados de edificios bombardeados y calles en llamas. Las proyecciones en 3D transforman la propuesta artística en una experiencia sobrecogedora, a lo que se adiciona que la música utilizada es la siempre conmovedora “Lacrimosa” de Mozart.

La coreografía de Vadim Fedotov es simple, directa y efectiva, y contó con tres intérpretes (Natalia Matsak, Sergii Kryvokon y Volodymyr Kutuzov) entregados en cuerpo y alma a proyectar la inmediatez de la tragedia.

Después del intermedio, el Grand Pas del ballet “Don Quijote”, protagonizado con soltura por Olga Golytsia y Mykyta Sukhorukov, levantó el ánimo de los presentes. En contraste, el exquisito pas de deuxdel segundo acto de “Giselle” se establece sin dificultad como un ejercicio de serenidad absoluta gracias al desempeño delicado de Natalia Matsak y Sergii Kryvokon.

Las dos últimas piezas presentadas por el Ballet Nacional de Ucrania fueron la encantadora “Chasing After Two Hares” (Shevchenko/Lytvynov), un jovial ballet contemporáneo y el adagio de “The Forest Song” (Skorulskly/Vronskyi, Lytvynov), un título legendario en la historia del ballet ucraniano.

La primera fue interpretada por los carismáticos Olena Karandieieva, Yevhen Lohvynenko, Ivan Avdijevsky y Ernest Kyrsenko, provocando la risa de los espectadores en más de una ocasión.

Mykhailo Skorulsky (1887-1950) compuso en 1936 la música de “The Forest Song”, como un ballet en tres actos basado en el drama homónimo de la poetisa Lesya Ukrainka (1871-1913). El ballet tuvo su primera puesta en escena en 1946 y ha sido repuesto numerosas veces.

“The Forest Song” narra una historia fantástica de amor donde interactúan humanos y seres mitológicos y donde cada estación del año ilustra momentos definitorios de la relación amorosa entre Lukash y Mavka, sus protagonistas. Los fragmentos presentados en la función fueron Primavera (interpretado por Tetiana Lozova y Yaroslav Tkachuk), Fuego (un solo a cargo de Daniil Silkin) e Invierno (que bailan Iryna Borusova y Volodymyr Kutuzov).

Definitivamente, hay que agradecerle a los organizadores de la gala, esta inesperada introducción a una obra importante que deja al espectador con deseos de verla en su totalidad.

Así las cosas, al finalizar el “Hopak” de SHUMKA antes mencionado, la merecida ovación de despedida tiene algo de euforia patriótica absolutamente comprensible y “Nadiya Ukraine” queda en la memoria como una entrega artística hermosa y un llamado a la solidaridad imposible de ignorar.

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